Hoy no fue un gran día. No voy a entrar en detalles. Solo quiero que, si está leyendo esto, mantengas en mente que me sometí en un sueño, porque no soportar la idea de seguir en la realidad y Dios sabe cuánto me cuesta dormir. No quería experimentar.
Estar en el vacío se sentía tan gratificante. Es como limpiar un escritorio lleno de libros y lápices, sin mover un solo dedo. No sentía nada, no oía nada, no olía nada; eventualmente era abrumador, pero en el primer momento solo degustaba la paz.
Percibir es importante cuando quieres crear un mundo desde cero. Cuando entré en mi tercer sueño, comprendí que era capaz de construir mi realidad en escala. Era como la maqueta que hice con Lucas en quinto grado, en la que replicamos el hábitat de unos rinocerontes blancos. Y en ese momento, obtuvimos la mejor nota (¡debieron ver las caras de Dustin y Mike!), así que no me preocupé al agregarle una cantidad exacta de cosas. Conocía mis límites.
Aprendí a percibir sin miedo. Soñar no solo era un acto catártico, sino también un impulso para escuchar más, oler más, tocar más, observar más. En el sueño, podía añadir lo que quisiera y, a la medida que lo necesitara. Los rayos de sol, colándose por las cortinas del cuarto que El y yo compartimos; la voz de Jonathan, murmurando la melodía de alguna canción; el olor de las galletas que sacaba del horno. Los detalles se volvían cada vez más importantes, me hacían sentir más como en casa. Y hoy necesitaba estar en casa.
El vacío, de todas formas, no era suficiente. Mis pies exigían estar aferrados por la Tierra y mis manos anhelaban tocar, en un intento desesperado de probar que existían; yo les daría, por supuesto, lo que querían.
Mi mente me llevó a un lugar familiar. Un lugar cálido. En el suelo, las almohadas se acomodaban en un fuerte, en el que apenas cabía si me agachaba. Podía escuchar el crujido de las hojas incrementar a medida que se acercaban a mí, por lo que concluí que alguien quería acercarse a mí.
Monica abrió bastante sus ojos cuando me encontró, me llamó la atención el tamaño que llegaron a tener (detalle raro, esto consciente de eso). Se sentó a mi lado y me preguntó qué me pasaba, por qué estaba tan raro.
Me dio pena verla. Saber que no era, en realidad, una persona, sino un experimento que utilizaba para investigar. ¿Ella lo sabía, si quiera? Porque su sonrisa me dice todo lo contrario, es como si su existencia fuera superficial, pero, al fin y al cabo, estuviese.
El castillo Byers estaba quedando pequeño para nosotros, así que la llevé a mi casa. Actualmente, la adorable pareja de Marcie y Jordan vivían en ésta; en mi imaginación, nadie tenía por qué enterarse de eso. Era inofensivo, no es como si no hubiera soñado con mi antigua casa el primer año que estuve aquí.
No sé por qué lo hice, me pareció buena idea en el momento.Le eché un ojo a Monica, esperando su reacción. Ella estaba en el marco de la puerta, quieta como una estatua. Le ofrecí mi mano, para que entráramos juntos, a lo que respondió con una sonrisa.
―Es acogedora ―susurró.
Estaba viendo los dibujos en el refrigerador, concentrada. Me pregunté qué estaría pensando, sobre mí, sobre la casa, si es que realmente podía pensar. Internamente, le pedí perdón por encerrarla en mi imaginación, nadie merecía estar allí.
―Gracias por acompañarme ―le dije. Aunque no tuviera opción, si somos realistas―. No sé qué habría hecho sin ti.
―Will, ¿puedo decirte algo?
Volteé hacia ella, con el ceño fruncido. Ella tenía los labios entreabiertos y una arruga en el entrecejo, suspiré, con resignación.
―Nunca había querido besar a alguien tanto como a ti en este momento ―confesó, bajando la mirada.
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sueños | byler
FanfictionQuiero, para iniciar, darle las gracias a Dustin. Esta invensión ayudará a muchos algún día, lo prometo. "Sueños" es un aparato que replica información de tu mente y crea una realidad virtual a partir de esta. Cuenta con un par de auriculares, un pa...