El tiempo pasó volando, cuando acabamos, observé a mis lados, Eddy y Amber se habían marchado con el monitor, guardé mis cartas en el bolsillo del pantalón y abrí la trampilla cuando todos se habían marchado. Se podían observar unas escaleras de color oxidado pegadas a una especie de túnel sin final, y si lo tenía, estaba demasiado oscuro para verlo. Volví a mirar a mis lados, nadie, me senté con cuidado, dejando mis pies colgando y cogiendo aire, di media vuelta para comenzar a bajar.
No se veía nada.
—¿Hola?
Se escuchó un ruido bastante fuerte, y bastante cerca, no había avanzado demasiado pero juraría que estaba justo detrás de mi
— ¿Alexandra West?
Era Logan Stinson, comenzaba a aburrirme su poca ausencia.
— ¿Qué haces tú aquí?
— No, qué haces tú aquí.
Aquella respuesta me desconcertó.
— ¿Conoces tú este túnel?
— Nací aquí.
Hubo un silencio.
— Vámonos. —Parecía apresurado.
— ¿Qué? No voy a marcharme de aquí, tú has sido el último en entrar.
Stinson giró su muñeca y sin esperarlo, seis antorchas se encendieron a nuestros lados. Me agarró del brazo con brusquedad, comenzando a caminar. A medida que avanzábamos se oían agujas de reloj, pequeños mecanismos. Llegamos a una puerta cubierta por un manto de cobre, la abrió sin apenas mirar. Una habitación con sus paredes decoradas con cartas sin ordenar, un sofá de cuero rojo y una mesa de té que un té parecía esperar.
— ¿Ésta es tu.. —No sabía cómo llamarlo. — ..habitación?
—No seas estúpida.
Caminó hasta una de las paredes y dio un seco golpe en la misma, la pared se abrió en dos, sin casi ruido, el silencio también era agotador, a pesar de que los pequeños mecanismos podían oírse. Observé el interior cuando con mis pasos temerosos me acercaron al lugar.
—Debería irme.. —Murmuré.
Miles de fotos mías ocupaban lo que esperaba que fuese un espacio vacío. Yo en el supermercado, yo estudiando, yo en el instituto, yo con mi familia, yo con mis amigos, yo practicando nuevos trucos del campamento.
—¡¿QUIÉN ERES?! —Le grité mientras volvía a la puerta.
—Tienes algo especial, Alexandra West.
—M-me da igual. —Corrí por los mismos pasillos, subí las mismas escaleras que anteriormente había bajado y cerré la trampilla con fuerza. Al levantar la vista pude observar a Amber y Eddy agarrados de los brazos por dos de los monitores, mientras los encerraban en uno de los autobuses.
— ¡EDDY! ¡AMBER!
Todo había sido una trampa. Corrí hacia ellos pero ya era demasiado tarde, se alejaron sin mi, aterrados tras los cristales.

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El campamento
Novela JuvenilTus mejores amigos pueden ser una batalla, incluso el chico más atractivo de todo un campamento puede serlo, pero los retos serán el nuevo miedo que componga esta pequeña melodía, se te viene encima sin ni siquiera tener notas que leer.. No tienes l...