La casa.

40 4 0
                                    

Había sido de las más aterradoras imágenes que habían quedado grabadas en mi cabeza. Volví a sentir pasos tras de mi.

—No puedes hacer nada.

Le odiaba, en aquel momento el chico atractivo del campamento se había vuelto un imbécil, o quizás siempre lo había sido.

—¿A dónde los llevan? —Pregunté sin ni siquiera mirarle.

—Estamos en el mismo barco, yo no sabía que se los llevaban y tampoco sé a dónde se los llevan.

—Se supone que el malo aquí eres tú. —Dije girando me con tono ofendido.

—No es mi culpa que dejarás tu atención a una trampilla antes que a tus amigos.

Hubo otro silencio.

—Me voy, tengo que salvarlos.

—¿Y cómo piensas hacerlo? ¿Con trucos de magia relacionados con hilos y cartas? Me necesitas.

—¡No necesito a nadie! —Me encaminé a la cabaña para coger lo necesario, parecía seguirme. —Quédate aquí. —Dije antes de entrar.

Al llegar a la litera podía observar la cama vacía de Amber, me puse unos cómodos vaqueros, coloqué en los bolsillos hilos y cartas, me puse unos zapatos de deporte, no sabía cuánto caminaría y salí de allí.

Le miré fijamente.

—Vete, no te necesito.

Stinson comenzó a caminar hacia donde se había marchado el autobús, quizá el también lo había visto marchar. Seguí sus pasos en silencios hasta llegar al lugar del secuestro.

—Mira esto. —Dijo con las rodillas colocadas en el suelo.

—¿Qué? —Añadí imitando su movimiento.

En la tierra, con finos trazos, se podía leer "Help".

—Oye.. —Comencé a decir— Antes dijiste que era.. ¿especial?

—Jamás he dicho eso, debiste entenderlo mal.

Borré con la palma de mi mano las letras con cuidado.

Llamó a un taxi desde su móvil de última generación, a los diez minutos apareció y marchamos sin que el resto de monitores nos viera.

—Mi madre me matará si sabe de esto..

No contestó, el paisaje era prácticamente desierto.

—¿A dónde se supone que vamos? —Pregunté sin mirarle.

—A casa de mis padres. —Respondió con la vista pegada al cristal.

—¿Y de qué nos servirá eso?

—Mi padre es dueño del campamento.

—Entonces estás dentro enchufado.

—No, estoy dentro por mi talento.

—Enchufado.

—Aprendí de mi padre.

—A ser un enchufado.

Me miró por un momento.

—A hacer magia.

—Claro..

Llegamos, era sin duda una casa nueva y de diseño. Pagó al taxista y caminó hasta la puerta, giró su muñeca y la puerta se abrió, como por arte de magia.

Hacía mucho frío dentro del lugar.

Comenzó a rebuscar en cajones.

—Mi padre despidió a dos hombres la semana pasada. ¿Crees que pueden ser ellos? —Dijo intercambiando la mirada.

—Es posible.

La casa era verdaderamente grande.

—Tengo miedo a que les ocurra algo.. horrible. P-pero no entiendo por qué razón les iba a ocurrir. Ellos no han hecho nada, yo tampoco, pero..

Me volvió a mirar.

—Cállate, me estás poniendo nervioso.

El sonido de la llave en la puerta se convirtió en el principal protagonista.

—No, no, no.. mi madre. ¡Escóndete!

— ¡¿Dónde?!

—¡Y yo que sé!

Me agarró del brazo y me llevó junto a él tras el sofá.

—Shh..


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 30, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El campamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora