Capítulo 24

17 2 0
                                    

«Quién ama,
cree en lo imposible.»

***
Cita Aleked (1/2)
**


Aleksandro abrió la puerta del coche para Edén, cerrándola tras ella, trotando hasta la puerta del piloto, se metió al auto ofreciéndole un pañuelo de seda roja y le pidió ponérselo.

-¿Para qué necesitas que me lo ponga?—. Curioseó Edén.

Sonrió, haciendo que se le formarán unos adorables hoyuelos.— Es una sorpresa cariño.

-Vale—. Acepto, colocándose el pañuelo.

Veinte minutos después habían llegado. Aleksandro sentía que le sudaban las manos, estaba el triple de ansioso que cuando la recogió.

-Espérame aquí, iré a ver si todo está listo.

Bajo del auto para comprobar que todo estaba espectacular, el sonido del mar de fondo, un camino de pétalos de rosas guiándolos a la mesa, esta última con un mantel tinto, en medio una velas y los platillos que cenarían.

Volvió al auto y ayudó a Edén para que saliera del auto sin dañarse, caminaron unos cuantos pasos y la detuvo.

-Quédate aquí, yo te diré cuando te destapes los ojos.

Asintió con la cabeza.

Se dirigió a su puesto y gritó:

-¡Es hora, cariño!

Lentamente se retiró el pañuelo, acostumbrándose a la poca luz que brindaban las velas, se emocionó, ¡era increíble todo!

¡Él es increíble!

Se tapo la boca con su mano y empezó a lagrimear.

-Oh Alek, no te hubieras tomado tantas molestias—. Lentamente se fue acercando al chico, que tenía una rosa en su mano y su deslumbrante sonrisa.

-La princesa se merece todo—. Le ofreció la rosa que fue aceptada de manera gustosa.

Invito a Edén a sentarse, acomodando su silla cuando se sentó.

-Me esforcé muchísimo, me alegro que te haya gustado—. Admitió.

-No tienes idea de lo feliz que me haces, sé qué no llevamos mucho tiempo de conocernos pero no necesito más, para conocer tu corazón y tu alma. Eres bueno Aleksandro. Y eso me encanta—. Confesó demasiado avergonzada, por admitir sus sentimientos en voz alta, pero al final, la vida es solo una, ¿no?

-A mí me gustas desde que te ví, eres hermosa, por dentro y por fuera, quiero pasar mucho tiempo a tu lado, sé que es apresurado pero en el corazón no se manda y créeme, tú te lo ganaste.

Ninguno dijo más y degustaron los platillos, un mesero trajo el postre pero en medio había una cajita de terciopelo negra.

-Gracias—. Agradecieron ambos, a cambio recibieron una sonrisa.

De nuevo solos, Aleksandro suspiró y dijo:

-Esta noche a la luz de la Luna quiero entregarte este anillo de promesa—. Abriendo la cajita y dejando a la vista el bellísimo anillo plateado de diamantes.

¿ACOSADO O ACOSADA?     [COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora