Capítulo 28

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«Se que hay millones de razones por las cuales no debemos estar juntos. Pero estoy harto de todas ellas.»

***
Captor
***

Hace 4 años...


Edén


Forcejeé pero no pude librarme de esas manos que me aprisionaban, era alta pero él me superaba, ¿qué hará conmigo?, ¿me matará?

De repente sentí que ponía un pañuelo en mi nariz con un olor extraño, deje de sentir mis extremidades poco a poco y después nada.

Todo se volvió oscuro.

Comenzaba a despertarme lentamente, sintiendo un intenso ardor en mis piernas y brazos, ¿a qué se debía?

Abrí mis ojos y los cerré a causa de la luz, repetí lo primero y me di cuenta que estaba en un lugar con mucha tierra, un lugar con tumbas.

¡Maldición!, ¡estoy en un panteón!

-¡AYUDA!-. Rogaba porque alguien me escuchará, no puede pasarme esto a mí.

-Cállate-. Siseo una voz conocida, pero no lograba identificar de dónde, estaba tan desorientada tratando de saber porque me hacían eso, que no presté la suficiente atención a lo verdaderamente importante.

Quién era mi captor.

Patalee para que soltara mis piernas me hacía daño el estar siendo arrastrada por todo el lugar. ¿Estaba asustada?, demasiado. ¿Dejaré que me mate?, ni pensarlo, haré hasta lo imposible por sobrevivir.

Me quejaba, el dolor en piernas y brazos es insoportable, si salgo de esto que ya no estoy tan segura, seguro tendría una infección horrible a causa de la suciedad del cementerio.

Empezó a disminuir sus pasos, yo solo rogaba porque alguien llegara a salvarme. Aunque en el fondo sabía que era prácticamente imposible.

«Papá, mamá, los amo.», era mi pensamiento, empezaba a rendirme, me sentía mareada, cansada y adolorida, pero quería vivir.

-¡Auxilio!, ¡Ayuda!, ¡quieren matarme!

-¡Joder, pero que fastidiosa eres!-. Me golpeó con la pala que tomo de suelo.

¡¿Pala?!, necesito un milagro, Dios, ayúdame, no dejes que me mate.
Mi captor aprovecho mi momento de distracción y comenzó a amarrarme las piernas, luego las manos. ¿Cómo podré quitarme la cinta?, necesito muchísima ayuda.

-Voy a morir-. Sollocé.- ¿Qué te hice para merecer esto?

-Gustarme.

-¡Pero yo no tengo la culpa!

-Mm, no. Pero alguien tiene que ser el culpable, ¿verdad?

Este tipo estaba loco, no podré salvarme, moriré.

Adiós, mundo cruel.

Estaba tan ocupada llorando y suplicando por mi vida que no me di cuenta que se acercó a mí, hasta que dijo algo que me dejó congelada.

-Es hora de dormir, gatita.

-¡NO!, ¡POR FAVOR!, ¡DÉJAME IR!-. Grité desgarradoramente.

-Shh. Nadie te escuchará.

Me cargo hasta colocarme en un ataúd de madera, me encerró, golpeé la madera y no pude romperla, comenzaron a moverme suplicaba que alguien escuchara mis gritos, y que me salvara. De repente caí y escuchaba como echaba tierra encima del ataúd.

-Si quieres vivir, date prisa. Tic, toc. El tiempo corre.

Me dejo sola, a punto de morir y sin nadie que me ayudará, solo deseaba abrazar a mis papás y que nunca hubiera salido de casa.

Segundos, minutos u horas, no tenía noción del tiempo, pero parecía una eternidad. Estaba aterrada. No quería morir, era muy joven.

Escuche pasos, muy cerca de dónde estaba.

-¡Ayuda!-. Grite sin parar, no iba a darle el gusto de morir aquí.

-¿Puedes gritar de nuevo?-. Pregunto, era un chico, con una voz que parecía un poco más mayor que yo, una muy linda voz. Solo espero que no sea su cómplice.

-¡AQUÍ!

-Vale, ya te encontré, ahora cálmate, voy a sacarte de ahí.

Sentía cómo caía la tierra en algún lado y como poco a poco, estaba más liviana la tapa del ataúd.

-Tiene candado, romperé la madera no te asustes-. Empezó a golpearla sin parar, haciendo un hoyo, luego con sus dos manos empezó a arrancar pedazos para que pudiera salir, me extendió su mano, -llena de sangre a causa del daño que se hizo por ayudarme-, y me dijo.-Ven.

Por fin salí, el chico cuyo nombre desconozco me atrajo a sus brazos, mientras yo temblaba sin parar, comenzó a acariciar mi cabello, susurrándome palabras tranquilizadoras, separo mi cara de su pecho y limpio las lágrimas que no sabía adornaban toda mi cara.

-Recuerdas, ¿qué pasó?

-Cre-creo que sí.

-¿Te llevo a casa o prefieres llamar a tus padres?

-Llévame, por favor. Ya no quiero estar aquí.

-¿Dónde es?

Le di la dirección a mi casa y me dirigió a su auto, ¿tiene un auto?, noto mi mirada en el auto y explico:

-Es de mi mamá, digamos que tengo un persona muy importante aquí-. Señalo el lugar que no quisiera volver a visitar.- Y me escapé para venir.

-Oh, lo siento mucho.

-No te preocupes, vamos.

¿ACOSADO O ACOSADA?     [COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora