Capítulo 23

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«No presumas haber sido el primero en mi corazón, cuando no fuiste inteligente para ser el último.»

***
Lucifer está aquí
***


Edén estaba feliz, o más que eso.

Aleksandro Kozlov, es perfecto. Todos sus defectos fácilmente lo convertían en el chico que cualquiera desearía.

Estaba mal, no desear, ¿solo una noche con él?, le atraía, como ningún chico logró antes hacerlo.

Ni siquiera Bastian.

Parecía como si, por arte de magia, haya dejado de pensar en él.

¿Realmente fue una obsesión, o solo un simple capricho?

Quizá, ¿por qué no podía tenerlo?

En fin... en estos momentos no le interesaba Bastian. Era un completo extraño, con el que nunca tendría algo. Pero,  había alguien afuera dispuesto a impedir cualquier amorío entre Edén y Aleksandro.

Nada es fácil, y ellos, lo descubrirían muy pronto.

-Es increíble, ¿cómo puede gustarme tanto?—. Se cuestionó, pensando en todas las atenciones recibidas por parte de su príncipe.— ¡Joder!, realmente me gusta, haré las cosas bien, basándome en sexo principalmente—. Soltó una serie de carcajadas, divertida por lo dicho.

Estaba reflexionando acerca de lo que había sucedido la noche anterior, y no podía evitar sentirse mal. La humillaron, la usaron, la insultaron.

Perdió a sus dos "amigos", quienes se comportaron como verdaderos idiotas, pero los quería.

Lamentablemente no era mutuo.

Negó con su cabeza, y decidió buscar qué ponerse  para su cita.

🔗

Aleksandro no tardaba en llegar por Edén. Ambos estaban nerviosos, por esta cita tan esperada, solo deseaban que todo fuera tan mágico, como hasta ahora.

Pero... no todo es perfecto en ninguna historia, ¿verdad?

Tras ellos venía alguien tan maligno, como él mismísimo Lucifer, o incluso peor.

Aleksandro llego a casa de Edén, había preparado una increíble sorpresa, con todo su cariño para su krasivyy, Edén.

Estaba ansioso, sumamente nervioso porque todo saliera tal y como había planeado. Se esmeró tanto, mental como monetariamente, que rezaba él no se apareciera.

«Estoy aquí, printsessa.»

Una sonrisa de enamorada, adorno el bello rostro de Edén. Ni siquiera Bastian, la hizo sonreír así.

Porque había una gran diferencia...

Esto es y será real, por el tiempo que duré.

Llevaba un vestido color lavanda, pegado hasta la cintura, con un pequeño cinto con brillantes plateados y suelto hasta unos cuatro dedos arriba de la rodilla, de la parte de enfrente era sin escotes, amarrado al cuello, con su espalda completamente descubierta, unas zapatillas bajitas color negro, con su cabello en ondas, y un maquillaje sencillo, pero los labios en un tinto, muy bonito, ¡le encantaba ese color!
Después de darse una última mirada en el espejo, le respondió.

«Ya voy, príncipe.»

Tomo su bolso, celular y dinero, bajo las escaleras con cuidado de no tropezar con las zapatillas, suspiro y dándose ánimos, abrió la puerta. La imagen que recibió fue de un chico extremadamente sexy, sonriéndole desde el increíble auto blanco, estaba recargado como un modelo lo haría.

Elegante, sensual y perfecto.

Con su cabello rojizo, resplandeciendo gracias a los rayos del sol, con sus ojos azules, su nariz respingona y esos labios, que a pesar de no haberlos probado, sentía que si, era sin duda el hombre perfecto, y era ella quien estaría con él. Llevaba una camisa de vestir blanca, arremangada hasta los codos, un pantalón negro y unos mocasines del mismo color. Era precioso no había duda de ello.

Camino hasta él, sonriendo como solía hacer cuando que estaban cerca.

-Hola bonita, ¿sabes? Siempre estás perfecta pero en estos momentos me siento el hombre más jodidamente suertudo del mundo—. Halago de una manera que hizo que Edén, no pudiera evitar soltar un suspiro de chica enamorada.

-Gracias Alek—. Ruborizada a más no poder se acercó a besar su mejilla, quedándose más tiempo del necesario, con el corazón a mil. Le gustaba y mucho. Aleksandro estaba feliz, era inmensamente feliz, sin necesidad de algo más que su sola presencia. Así era el amor; tan inesperado, mágico y bonito.

Pero alguien no estaba feliz por la forma en que se miraban, sin duda alguna se atraían demasiado y si, era posible, que se enamoraran muy pronto, pero, ese amor, ¿podrá soportar todo lo que está por venir?

Es unas cuantas casas alejadas del mágico momento, estaba él.

-¡Maldita sea!, es un imbécil—. Insulto al chico, quien estaba robando su adorada joya.— Te lo advertí, Kozlov. Te vas a arrepentir por no creer en mi palabra. Edén es mía—. Siseó, dio media vuelta y se dirigió a pulir los últimos detalles del plan.

Plan que iba arruinar lo bonito de esta futura relación.

Además, había otro problema.

Otra persona -ademas de él-, que no quería que ella fuera feliz y haría lo que sea, por hacerla sufrir.

🔗

-Necesito agilizar cuanto antes el plan—. Susurro casi imperceptible.— ¡Hey, rubia!, ven acá—. Exigió.

-¿Qué quieres?

-No me hables así—. Siseó molesto.— Necesito ideas para agilizar el plan, él imbécil de Kozlov, quiere a MI CHICA.

-No entiendo que le ven a esa mosca muerta, ¡está horrible!

Él, molesto, se acercó amenazadoramente a la chica rubia que abrió los ojos más de lo normal, cuando observó que se acercaba a ella con los ojos cargados de ira y destrucción.

Era Lucifer en carne y hueso.

Pero lo que más daba miedo, eran sus ojos, fríos; sin expresión, sin alma, sin compasión.

Colocó ambas manos en el cuello de la chica y presionó levemente, al mismo tiempo que acercaba su boca al oído de esta, susurrándole una advertencia concisa:

-Si no quieres terminar como ellas—. Refiriéndose a las imágenes de las chicas muertas, específicamente las que él había matado.— Espero que no vuelvas a insultarla, ¿me escuchaste?

Un silencio sepulcral, fue la respuesta, que recibió.

-¡¿ME ESCUCHASTE?!—. Repitió gritándole, a cambio la chica brincó asustada y temblando respondió:

-S-si.

-Lárgate.

⭐️⭐️⭐️

Traducciones:

*Krasivyy: hermosa.
*Printsessa: princesa.

¿Quién creen que es «Desconocido»?

¿ACOSADO O ACOSADA?     [COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora