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El timbre del almuerzo resonó por todo el colegio como música para los estudiantes. Hormonas y parloteo recorrieron los pasillos hasta la tan querida cafetería.

Alessia se dirigió a su mesa de siempre con su grupo: Nora, Zuri, y una joven de primero que no tiene a relacionarse con nadie pero frecuenta a esa mesa para leer, Pata.
La castaña, aún en un extraño estado desde lo ocurrido en su primera clase, optó por no comer nada. Sentía que podría vomitarse la vida.

-Bueno, los vieron, ¿No?- Zuri habló.

-Me ofende que lo dudes.- siguiéndole el chisme, Nora contestó.-¿De donde pensas que sean?-

-Ni idea, pero de acá imposible, de ser así los habríamos visto al menos una vez.-

-Mmh, ¿Rusos?-

-¡Noruegos!-

-Porai italianos.-

-¡Brasilianos!-

-Se dice "brasileños".- corrigió, entrando por primera vez en la conversación, Pata.

-Al, ¿Vos de donde decís que sean?- Cuestionó Nora, sin recibir respuesta por parte de la aludida. Esta estaba completamente ajena a todo y todos. Bueno, casi todos.

-¿Alessia?- probó otra vez.

Un empujón por parte de Zuri, y la castaña reaccionó.

-¡Ay! ¡Que carajo!- se quejó la golpeada.

-Estabas como congelada, ¿Que te pasa?- le preguntó la de rulos, preocupación notoria hacia su amiga. -Anduviste muy rara todo el día, no comiste nada, no hiciste ningún mal chiste.- argumentó

-Y me pasaste la tarea.- agregó Zuri.

-¿Que hay con eso?-

-¡Nunca me pasas la tarea!-

-¿Te sentís mal?- tanto Nora como Zuri estaban al tanto de las dificultades de la menor, su preocupación era entendible.

-No, si, bueno... no sé explicarlo.- se abrió Alessia, ambas amigas escuchándola atentamente. -Siento... me siento rara, y se la causa, pero no la explicación.-

-Sé más específica.- pidió Zuri.

-La causa está sentada en la mesa del rincón izquierdo.- reveló la castaña. Con disimulación nula las otras dos buscaron con la mirada el lugar indicado, encontrándose con la mesa en la que yacían los alumnos nuevos, de quienes casualmente estaban hablando minutos atrás.

En la mesa había cuatro chicos. Dos de cada lado. A simple vista, todos muy desabrigados, esto teniendo en cuenta que hacían no más de 4 grados afuera.

El más alto les daba la espalda, llevaba una musculosa blanca, que se mimetizaba con su piel y pelo, lo más seguro era que fuese Albino; la chica a su lado vestía una remera manga corta y short, era notoria su falta de pelo; frente a ambos un chico de tez morena. Este parecía muy metido en la conversación mientras gesticulaba mucho con sus manos. Vestía una remera negra, y su peinado llevaba un corte militar; por último, la que parecía ser la más joven del grupo. Su oscuro y despeinado pelo casi llegaba hasta sus hombros, una enorme remera blanca de mangas cortas se amoldaba a su cuerpo, y numerosas pecas de esparcían por su cara. Estaba completamente ajena a la conversación, ya que permanecía callada, y sus grandes ojos mieles en un punto fijo: Alessia.

-Mierda, no termino de descifrar si te quier eem su cama o muerta.- admitió Zuri.

-¿Sabes quien es?- preguntó Nora.

-No... Pero siento que sí.- respondió Alessia, la confusión en la cara de sus amigas obligándola a explicarse. -No sé, es raro, pero reconocí sus ojos, y sentí cierta familiaridad con el sentimiento que me provocó verlos. Además, no para de mirarme desde que llegó.- contó, tratando en vano de no ver otra vez el par de ojos de aquel rincón.

-Bueno, no sé si estás en posición para decir eso.- bromeó la rubia, logrando un notorio rubor en los cachetes de Alessia.

-Esto se parece a las novelas turcas que ve mi mamá.- Concluyó Nora, haciendo reír a las otras, hasta Pata con la cabeza en su libro soltó una risa.

~honey comb~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora