Snow Cotton [YoonJin]

Four.

Había dejado su vida atrás, comenzaba a olvidar el rostro de su padre. Ninguna fotografía conservada.  El paso de los años haciéndose presente en su rostro, y en su corazón. Parecía que todo empeoraba con el paso del tiempo. 

Al menos los tenía a ellos, tenía a sus dos conejitos. 

Los amaba tanto que haría cualquier cosa por ellos, era gracioso, porque JungKook solía dar más que él. 

Un chico competitivo con sus dos hermanos, en deportes, calificaciones y cualquier cosa random que hicieran. SooBin y Jin lo amaban mucho. Al igual que él a ellos. Eran un pequeño equipo, y estaban solos contra el mundo.

Llegaba a parecer ficticio lo mal que podría llegar a pasar alguien. Todos se ponían gustosamente una venda en los ojos. Nadie ayudaba, no había empatía, no había justicia, ni siquiera había amor.

El primer año de SeokJin en aquel lugar fue normal, con sucesos a los que estaba acostumbrado. Le negaban la comida pero entendía que era para que sus dos hermanos se alimentaran bien y crecieran fuertes y sanos, como él no pudo. Cuando iba mal en la vida de su madre, solía desquitarse con él a golpes, detrás de aquellas paredes nadie sabía lo que pasaba.

Mientras el padre de sus hermanos los llevaba a pasear, él sufría demasiado. 

Algunos no nacen con suerte, algunos no merecen conocer la tan deseada felicidad.

Dos años, y el novio de su madre estaba cansado de tener a un mantenido en casa. La estancia no era gratuita y su madre lo sabía, ni siquiera le importaba dejar a su hijo a solas con alguien dispuesto a propasarse. Roces que no llegaban a algo más allá pero que serían un trauma para él hasta el final de los tiempos. 

Tal vez era porque eran omegas, pero agradecía tanto a SooBin por siempre negarse a dejarlo solo con su padre y por consecuente, JungKook se quedaba con ellos. Protegiéndolos, brindándoles su calor y amor.

Tomando responsabilidades que no le correspondían, ni siquiera a SeokJin le correspondían pero así les tocó vivir. Un equipo que se dividía las tareas domésticas, que se educaba solo.

SeokJin entendió que el problema no era él, cuando los gritos no sólo iban a él, sino que comenzaron a hacerse más fuertes y constantes hacia sus hermanos.