𝗉𝗋𝖾𝗍𝗍𝗒 𝗴𝗶𝗿𝗹 ━━ yejisu

𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝘁𝗿𝗲𝘀

regresa al parque un día después de la charla con su vecina. se convence a sí misma que, si lo hace, no es para volver a encontrar a la chica del frisbee, simplemente desea un espacio más tranquilo y fresco donde leer su nuevo libro. el otro yace olvidado en su escritorio; trata sobre una chica que no creía en el amor y cómo, al final, tiene una relación de ensueño con el chico popular que capítulos atrás hacía de todo para molestarla. no, yeji no lo había leído más allá de la mitad, pero sospecha que así es como termina.

se acomoda bajo la sombra del mismo árbol luego de dar dos vueltas por el parque entero con el pretexto de buscar un buen lugar donde ponerse a leer, la verdad, que ni siquiera admite para sí misma, es que desea ver si la chica se encuentra por ahí... solo por curiosidad.

no va más allá de la primera página, cada ruido le hace abandonar sus ojos de la lectura para posarlos en la forma humana más cercana, ¿esa será la chica? no, es demasiado alta, ¿y esa? demasiado vieja, y la fémina sentada unas bancas más allá tampoco puede ser ella, la chica se veía demasiado joven como para ser madre.

desganada, yeji se aleja de la sombra que le dio cobijo, sacude sus pantalones cortos y camina fuera del verde parque tarareando una canción en inglés cuya letra en verdad desconoce. patea piedras sueltas que encuentra por ahí, hasta que tropieza con una y pierde el equilibrio por pocos segundos.

— ¡cuidado!

su corazón late rápido, ¿es porque casi se cae o por la persona a la que pertenece dicha voz?

— ¿estás bien? — ahí está; su suave sonrisa, su melodiosa voz y aquellos pequeños ojos que parecen brillar aun cuando la miran con preocupación. yeji tarda en responder, ¿será porque la chica frente a ella se robo su voz?

— sí, sí, no te preocupes, todo cool — le sonríe y siente sus mejillas enrojecer, ¿"todo cool"? ¿quién dice eso?, aparta su mirada de la chica frente a ella, si la mira una vez más probablemente muera de vergüenza.

— tal vez no deberías de seguir pateando piedras, puede que se molesten y quieran la venganza — la desconocida bromea, apuntando a las pequeñas rocas cerca de los pies de yeji. quiere decirle algo, quiere dejar de reír como estúpida y decir algo, lo que sea, para hacer que la muchacha siga frente a ella, pero el destino la odia, eso seguro, porque incluso antes de que se arme de valor un grito a la distancia se roba la atención de la castaña. — tengo que irme, ¡te veo luego!

su despedida es tan abrupta que yeji necesita procesarla por unos segundos más de lo recomendado; a la distancia observa a la muchacha — lia, parece que se llama lia según los gritos del niño junto a ella — lanzar el frisbee amarillo y alzar en brazos a la razón por la que su plática con yeji se vio interrumpida.

dijo que me vería luego , piensa aquella noche, mientras intenta jugar al uno con su familia con una mano y acariciar a su perro con la otra.

si duerme, lo hace con el nombre de lia en la punta de sus labios.