La enfermera tocó la puerta del consultorio número 15. O mejor dicho a oficina del presidente de la institución.
Volvió a tocar la puerta...
Una voz varonil le dice que entre.
La enfermera obedeció la orden.
El hombre dejó de escribir en su computadora y levanto la mirada severamente. —¿Qué ocurre Camellia?.
—¡Perdón que lo interrumpa señor William!. Pero afuera hay unas personas que quieren ser atendidos aunque le dije que no podían atenderlos porque no llevan ficha pero están muy desesperados, al parecer su hija está grave. ¿Qué hago?. Han insistido demásiado y hasta la señora me hizo un drama.
William rie. ¡Entonces si ha de estar mal!.
—¿Qué hago señor?—la enferma vuelve a preguntar, está vez está nerviosa, detesta atender gente loca y exigente en la recepción.
William se queda pensando unos segundos y dice:—Dile a Wilfrido que los atienda.
—No está señor...
William abre los ojos como platos y después su expresión se ha vuelto sería.
—¿Que vergas estás diciendo?.
A veces el vocabulario de William es un poco vulgar cuando está molesto.
—¿Cómo es posible que no esté si le tocaba guardia?.
La enfermera encoge de hombros.
—¡Tendré que atender yo!.
Ambos salen de la oficina y se dirigen a la sala de espera. William se acerca a ver lo que estaba sucediendo.
—¡Gracias al cielo que hubo alguien que pudiera atendernos!—dice Darlinne un poco aliviada.
William hace una sonrisa fingida.
—Siganme por favor—dando órdenes, tanto Darlinne como Dannael le siguen los pasos.
La llevan a un consultorio.
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El Chico de la Grand Cherokee
AdventurePor las calles de cualquier ciudad o país, encontramos a personas desconocidas en sus automóviles con grandes diseños o marcas. ¡Todos tienen su agencia automótriz preferida!. Por supuesto que yo tengo la mia... Se llama Jeep y son camionetas de úl...
