Tu nombre

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Es un nuevo día y Danna Sophia ha regresado a trabajo en "El gato negro"

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Es un nuevo día y Danna Sophia ha regresado a trabajo en "El gato negro".

Se dirigió a la recepción para registrar su bitácora de entrada, siempre puntual, siempre con ganas.
M

ientras escribía su jefe le hablo algo serio por su tono de voz. De repente a Danna el estómago lo sentía revuelto probablemente estaba despedida. Se levantó y giro su cabeza

Hola, Juan Luis—dice algo nerviosa. —¿Ocurre algo?. Sonríe algo tímida y da un ligero bostezo.

-Hola, buen día. Juan Luis la mira algo serio.—¿Cómo estás?.

Bien, sólo que ayer fue a verme Isaac a pedirme disculpas.

—Adivinare, lo volviste a perdonar.

Danna baja la mirada encogiendo los hombros. —No tuve remedio...
Juan Luis mueve la cabeza. —Haces mal muchacha, él no es buen hombre, pero es tu vida, sabes lo que haces, además yo tampoco estoy muy contento por lo que hiciste a esa Grand Cherokee, sabes que todo tipo de actividad debe ser autorizado por el dueño, va en el reglamento del establecimiento.
Juan Luis hablaba bastante serio.—Pudo haber algún problema, pero al parecer al dueño le encantó tu servicio. Juan Luis saca de su bolsillo, con el puño cerrado para que evitará verlo.
Danna extiende la mano.—¿Qué es?—pregunta llena de curiosidad.
Es un incentivo... El cliente, dueño de la camioneta quedó muy satisfecho por el servicio que le diste.
—¿De verdad?—pregunta con entusiasmo, está que no le cabe ni un olote de la alegría.
Juan Luis se rie—.Soló a tí te emociona no obedecer las reglas por una simple camioneta.
Danna abre los ojos como platos.
—¿Me vas a sancionar por no seguir las reglas?.

Debería... Pero no lo haré, el jóven Briz es uno de los clientes importantes de este autolavado. Sólo que para la próxima no le coloques cera sin permiso del dueño.
—Ya no lo haré, se lo juro— dice Danna inclinando su cuerpo en reverencia de disculpa.
Juan Luis advierte con el dedo.
—¿Lo prometes?...
Así lo haré!...
Juan Luis le entrega la lista de los automóviles que está vez tiene que lavar, hoy no le tocó ni una Grand Cherokee.
Coloca sus audífonos en cada oído y empieza a escuchar a su banda favorita.
Toma concentración absoluta de sus actividades, es un día tranquilo, no hay mucho trabajo eso significa que podría salir temprano.
No hablo mucho con sus compañeros de trabajo hasta que se acercó Juan Carlos, el hijo del dueño. Un chico simpático, algo gordito que tiene interés sentimental por Danna, pero ella siempre lo ha visto como un hermano, ya que ella no tiene ninguno.
Se acerca a ella sigilosamente.
—¡Hola!—dice.
Danna da un brinco, hace que se golpeé en la cabeza con el asiento del Jetta.
—¡Auch!— sale del automóvil sobándose.—¿A tu padre y a ti, les encanta asustar a sus empleados, no es así?. Ya llevo varios sustos, antes y no he muerto por su culpa.
Juan Carlos se disculpa. Danna ríe y lo perdona.
—¿Te ayudo?—pregunto el chico.
— No, ya casi termino.
Juan Carlos intentaba hacerle algo de plática, le gusta admirar el arduo trabajo que ella realiza y la dedicación en como se desarrolla laborando, pero ella no es de mucho hablar. De repente le ha llegado al pensamiento lo que había hecho con la Grand Cherokee y creyó que era buen tema de conversación.
— Por cierto Danna escuché por ahí que imcumpliste las reglas ayer... Con la camioneta de Wilfrido...
—¿De quién has dicho?—interroga, observando detenidamente al chico, el interés era algo evidente.
—Del dueño de la camioneta—reitera Juan Luis. —¿Lo conoces?.
Danna da un suspiro.
— Jamás había escuchado ese nombre. ¿Tú lo conoces?.
El chico afirma que es su amigo.
Danna arquea las cejas nunca se había imaginado que Juan Carlos fuese amigo de un chico así si se tratara del mismo que ella estaba pensando.
A Juan Carlos le causó algo de intriga saber la reacción de Danna Sophia.
Se armó de valor y pregunto.—¿Por
qué pones esa expresión tan extraña. Demasiado interés por alguien que no conoces.
Danna pone mala cara.
— Simplemente tiene un nombre no muy común, eso es todo. ¡Deberías dejarme terminar mi trabajo, no quiero que tu papá me regañe por incumplimiento de trabajo.
Juan Carlos se retira con la cola entre las patas, había arruinado el momento, ni siquiera lo comprendía, se daba golpes en la cabeza maldiciendo.

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El Chico de la Grand CherokeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora