¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al día siguiente despertó por el dolor en su espalda -ocasionado por tanto dormir-, miró a su al rededor y no había nadie, ni sus cosas estaban. Preocupada porqué se hayan ido sin ella, se levantó lo más rápido que pudo y empezó a revisar toda la casa. Estaba por salir del lugar hasta que ésta se abrió de golpe, mostrando a un rubio cargando a su amigo. Extrañada por esto, le ayudó a cargarlo y lo puso en el sofá.
--¿Qué le pasó? --preguntó preocupada.
--Cayó desde una escalera intentando entrar a un departamento a unas cuadras de aquí.
La azabache hizo una mueca -que intentó disimular- para después acomodar al casaño en el sillón. Revisó la cabeza del italiano para verificar que no se haya hecho un corte; al no encontrar nada suspiró de alivio. Ante el silencio que se hizo, una idea -un tanto loca- pasó por la cabeza de la chica.
--¿Sabes hacer el corte que traes? --preguntó la de ojos negros haciendo que el rubio le mirara confundido.
--Si. --dijo extrañado ante la pregunta tan fuera de lugar.
--¿Me cortas el pelo así? --le miró con inocencia para intentar convencerlo, cosa que consiguió a los segundos al notar como el chico asentía lentamente.