4. Xarkaxamum

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Dos proyecciones espirituales trascendieron más allá del sentido

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Dos proyecciones espirituales trascendieron más allá del sentido. Viajaban a una velocidad abismal. Se perdieron por caminos separados en los vastos mares de colores y vórtices luminosos de las distintas dimensiones. Fueron testigos de todo tipo de parajes armónicos, hasta que al final se reunieron en un punto muerto en el espacio-tiempo. A su alrededor no había nada más que energía de distintos colores moviéndose de un lado a otro en completa unidad, sin invadir sus tonos.

A ambos espíritus les trajo paz. Por un momento se detuvieron, al igual que el lugar donde se encontraban, ajenos al tiempo. Se sonrieron al verse. En ojos espirituales de ambos se reflejaba la luz áurea del entorno.

Mago tendió la palma de su mano, y Madame correspondió con la de ella. Solo observaron alrededor. Se dejaron envolver por la absoluta paz.

—El Limbo Temporal —dijeron al unísono, en voz baja.

A los segundos abandonaron aquella dimensión con la misma fugacidad en la que entraron. Los espíritus de ambos regresaron a sus cuerpos. Por el impacto del ingreso, perdieron la pose de meditación con la que levitaban. De no ser porque retomaron el vuelo, hubieran impactado de lleno en las aguas del lago sobre el que Mago solía concentrarse.

Los Universales descendieron en el puente que conectaba los dos extremos del Templo.

—Lo hemos encontrado, sir James... la respuesta a nuestros problemas —celebró Madame, con los ojos brillosos de la dicha—. Esto merece una celebración.

Un ligero temblor los llevó a otra habitación del Templo. Aparecieron sentados sobre las bancas de un bar, donde, por obra mágica de Madame, se sirvieron dos copas de vino.

—Por el tiempo, que nos reunió en esta encrucijada inesperada —brindó James, al tiempo en que la copa se movía a su mano.

—Y por nosotros, darling, que tenemos una larga tarea por cumplir. Long live to us. —Madame chocó la copa, y ambos bebieron hasta acabarla.

—Andando.

Con otra ligera sacudida, Mago y Madame Universal aparecieron en el lugar más antiguo del Templo Universal, a pocos metros del puente que conectaba el casco antiguo con los demás pasillos y corredores.

Se hallaban en medio de un círculo enmarcado en el suelo, de acabados rúnicos. Sobre ellos coronaba una cúpula gigantesca, en la que dibujos de antaño relataban la historia de la orden de los Universales. A su alrededor se alzaban numerosas columnas y arcos tan antiguos como la vida humana misma, con terminados suntuosos, cortinas, estandartes y alfombras. Bajo cada arco, por lo largo y ancho del lugar, se imponían estatuas en honor a todos los Hechiceros Universales previos a James Jerom, en orden cronológico.

Allí fueron recorridos por un brillo que reveló los trajes de hechicero de cada uno.

Los ojos de Mago resplandecieron en azul a la par en que sus manos iban y venían en movimientos coordinados.

Mago Universal: Encrucijada temporalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora