NO ESPERABA MORIR TAN JOVEN

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El muro había desaparecido. Hubiera sido mejor que no haya pasado. Se veía una fila de cadáveres colgados de una sofá con la boca cosida. Con una bata larga y blanca y con su nombre pintado con sangre. Era los nombres de mis parientes. Ahí estaba mis abuelos, mis abuelas, mi padre, mi madre, mi hermano, mis tíos, mis tías y... Había una soga vacía con una cartel apoyado que ponía: "¿QUIÉN ES EL SIGUIENTE?".

Cerré los ojos y en mi mente junté las letras impresas que me había dejado Dock. En un orden específico ponía "Ted". El siguiente era Ted, el problema es que yo me llamo Ted.

De repente, alguien me cogió del hombro.

EL NIÑO DE LA BOCA COSIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora