Miércoles, 3 de junio: una semana para la boda.
Las semanas pasaban, sin lentitud alguna, y los novios jamás se presentaron a alguna de las citas; ni han contestado alguno de mis tantos mensaje y mucho menos mis llamadas.
¡La boda será a fines de mes! ¿Y saben que? No tengo novios a los cuales casar frente a un hermoso altar, el cual me llevó días en terminar.
La fecha de la boda pisaba mis delicados y costosos tacones (elección de Emily, claro). Vale aclarar que no es fácil adivinar los gustos de alguien y más si no es tu boda. Maldita sea. Maldito Tyler, maldita Sam, ¡Malditos todos!
Por lo menos, mal que mal, me arreglé con la decoración del salón y el patio. Opté por flores, las flores nunca fallan. Lo que realmente fue difícil fueron las invitaciones, su diseño y direcciones, y el cartero tardo dos semanas en entregar todas y yo una semana en diseñarla.
He estado estresada, pero ir al salón y encontrarme con mamá es más reconfortante de lo que parece y es como si te aliviará todas las penas en sus brazos.
—¿Ahora que harás, Vio?— preguntó Emily, terminando una malteada de fresa que compró en el camino hacia aquí. —Te recuerdo que el vestido debe ser pedido con antelación y tú, querida mía— hace una pausa, señalándome y —Apenas tienes menos de una semana.— finalizó, arrojando el vaso de plástico a la basura.
Me lancé a mi escritorio, comenzando a sollozar como una niña pequeña e indefensa. Estaba harta de esta boda y sentía como mi mente explotaría y eso no sería nada bonito. Pero eso no duró mucho tiempo porque una idea, o más bien un nombre, llegó a mi mente: Frank Burgoa.
Rápidamente busque el teléfono y marque su número, él era el único que podía poner en cintura a esos dos y hacer que se presenten ante mi, sin objeción alguna.
—Violett, ¿Qué está pasando? Porque no me explico la razón de tu llamada.— preguntó, al contestar el teléfono.
—Señor, Frank, lamento molestarlo, pero debemos hablar de algo muy irritante, al menos para mí si lo es.— dije, haciendo una pausa bastante corta. —Cómo verá la boda de su hijo está a la vuelta de la esquina, y tanto su hijo como su nuera, jamás se han aparecido a una de las tantas citas programadas.— exclame, mirando a Emily, quien estaba frente a mí.
—Oh…— hice una pausa para carraspear. —Digo, ¿¡Qué!? Pero… ¡Pero ambos me han dicho… que.. La boda va de maravilla! ¡Yo mañana los hago aparecerse ante ti! ¡Adiós!— dijo, algo, ¿nervioso? Y colgó rápidamente.
Sonreí victoriosa, pero muy confundida a la vez. No parece verdad lo que me dijo hace unos segundos atrás. Esto es bastante confuso.—¿Qué harás con ellos cuando estén contigo mañana?— preguntó Emily, haciendo sonar sus uñas contra el escritorio, mirándome con una cena arqueada.
—Primero los regañare por haber faltado a su palabra, ¡Eso es incorregible! Y segundo iremos por un vestido sumamente maravilloso.— dije dando vueltas en mi silla.
—Bien.— dijo Emily, haciendo una breve pausa. —Yo me voy, te recuerdo que hoy tengo una cita con el amigo de Matthew. ¡Bye!— finalizó, para luego besar mi mejilla con rapidez y salir, no, mejor dicho, escapar de mi oficina.
¿No les conté? Error mío, bueno, tras una noche de baile romántico mi secretaria se enamoró del secretario de Frank, Matthew, quien también es su sobrino. Ella esa misma noche trató de besarlo pero él la rechazo, luego la llamó y se fueron a un pub y bla, bla, bla. Larga historia. La cosa fue que a los pocos días y tres citas después, volvió a rechazar a Emily, después de que ella le dijera: “Se que es apresurado, pero creo que te amo”.
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Flores para la novia
RomancePrepararé tu boda, Haré que te enamores de un hermoso vestido, Pero no pidas que hable de mi pasado.