Me acobardé

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Estuvimos a punto de serlo, entonces, me acobardé
Y las chispitas existieron allí, pero corté la leña con desgana.
Y como los semáforos detenían motores, nuestros ojos, iluminándose por unos segundos. Palpitaciones que por segundos frenaban, entonces moría.

A la mínima que conseguía decidirme, entonces, perdía la razón.

¿Qué poco amor propio, dices?
Mi manzana a mi hocico semanal
y mis ejercicios, meditación cada 3 días por mes hablan por sí solos, ¿te parece poco?;
pero, ¿y qué hay en tu amor, que me dió igual cosechar?
Entonces, la llama en tu alma
y el furor de tu mirada me torturaba.
No quise hacer nada.

Era la ansiedad quien me hablaba.
"No te le acerques, que no va a interesarse por nada. ¿Qué tienes tú que aportarle, si andas con la mente quemada?"
Balbuceaba con falsedades la insolente, que se inventaba, de viejas dudas mías y así mermar la energía de mi mano a la tuya que casi alcanzara.

Y como de la gasolina renace el amor,
no pensé en echarle al tanque para que el motor andara.
Para que subieras al asiento de conductor, conmigo y se pusiera ese sueño platónico de los dos en marcha.
Hace ya 7 meses de que me acobardé, te juro que ya no hay nada que lamentar, por esta.

Y en alguna otra parte te veré, si me lo permito. Si ahora me atrevo a llenar el tanque.

In Middle of Unknown PlacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora