Vinieron dos hombres y lo cogieron muy fuerte de su brazo y lo llevaron a la habitación negra.
- ¡ No podéis hacerme esto! ¡ Soy pequeño! ¡Os voy a denunciar! Gritó Juan, con la lágrima en los ojos.
- ¡Denunciar! Denunciar dice, cunado salgas de aquí vete a la casa de tu mamá y dile que nos denuncie jajajaja.Los hombres salieron riéndose de él y cerraron la puerta.
- Hay no puedo, esto es mucho, no quiero morir aquí, tengo hambre y también hace mucho frío. ¡Quiero volver a mi casa! ¡Ya no quiero viajar más! Los niños de mi edad no inventan nada y están superfelices y yo, y yo.... Quería hacer algo diferente, pero quería que fuera mejor, no pasármelo mal con hambre y frío.
Al pasar un rato y de tanto llorar, Juan se durmió.
Al día siguiente, por la mañana temprano, fue una mujer y les habrió la puerta.
- levántate niño, te traigo algo de comer, el otro día me habías ayuda y te debía una, por eso toma, come esto, yo me tengo que ir. Dijo la mujer
Juan se levantó sin saber que estaba sucediendo, y cogió el plato con lentejas y un trozo pequeño de pan y se lo comió.
- gracias señora, tenía mucha hambre, pero sabes aunque no me gustan las lentejas, me las comeré. Prefiero comer esto que no comer nada.
La mujer salió y después de un tiempo, volvieron los dos hombres y le abrieron la puerta.
Venga sal niño, hoy limpiarlas las máquinas, y sino no lo haces pues, volverás aquí.