Capítulo 6. El diario de una gorda

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Para Briana su paso por la preparatoria no había sido nada fácil, debido a su peso había sido objeto de burlas durante toda su adolescencia, y si a eso le sumamos su fuerte apego a las causas ambientalistas podríamos situarla fácilmente en las catacumbas de la sociedad escolar.

Briana contrariamente a lo que pensaba de si misma no era una chica fea, tenía un par de ojos grises enmarcados por abundantes y arqueadas pestañas, una piel tersa y delicada, rubia como el sol, con una estatura promedio, cabello liso hasta la cintura y una sonrisa cautivadora.

Pero una deficiencia hormonal le impedía adelgazar con normalidad, sufría dos males terribles, hiperinsulinismo y desorden en la tiroides, aunque siempre estaba en tratamiento para ella no era fácil, y nadie era capaz de ver más allá de su cuerpo.

Allegra había sido su Némesis, su karma por bastante tiempo, ella y sobre todo Mandy hacían chistes terribles a su costa y la habían destruido desde sus cimientos, habían acabado con su autoestima, sin conocer la magnitud de sus acciones destruyeron el amor propio de esa chica que intentó mil veces ser porrista y que en realidad era muy buena haciendo coreografías, el baile se le daba bastante bien, pero su sobrepeso era suficiente para que fuera rechazada y humillada muchas veces... las populares del colegio la sepultaron en un oscuro lugar, un lugar en penumbras dónde sólo entraba el desprecio por si misma y mucho dolor.

Por eso Briana le había dicho que sí a Máx, no era el más guapo del mundo, no la trataba bien, y en definitiva no lo amaba, pero se había fijado en ella, era el único que había demostrado algo de interés, y para ella eso era suficiente.

No creía merecer algo mejor, no aspiraba más... aunque Máx la había tratado despectivamente muchas veces, aún cuando se burlaba descaradamente de ella en algunas oportunidades, decía quererla y para Briana creerle era más sencillo que volver a la soledad de su vida, era más fácil de digerir que admitir cuán repulsiva resultaba para el sexo opuesto.

Aquella noche había perdido su virginidad en ese viejo sillón de la casa del padre de Máx, y lejos de sentirse enamorada, feliz o llena de ilusiones, estaba avergonzada, dolida y tan destrozada por dentro que no sabía si algún día se recuperaría.

Aquel que había sido su novio por varios meses la había convencido de estar con él, y ella llena de dudas orillada por las presiones del chico cedió, jamás imaginó que todo fuera una apuesta, un juego que Máx había iniciado meses atrás.

Todo había iniciado en la fiesta de cumpleaños de Luka uno de los jugadores del equipo de futbol de la escuela, casi toda la preparatoria asistió y allí en medio de bebidas y risas Máx y sus amigos hicieron una apuesta, quien se embriagara más rápido debía besar a la "Gorda Briana", Máx fue el elegido y aquella noche comenzó la farsa.

Las cosas pudieron llegar hasta allí pero los chicos quisieron seguir el juego, retaron a Máx a que podía lograr llevarla a la cama y así fue como el engaño inició...

Después de mil argumentos machistas y nada creativos Máx logró su cometido y una vez culminado el acto sexual como prueba de haber ganado la apuesta lleno de un orgullo repulsivo se tomó un selfie descaradamente junto a ella que aún descansaba en sus brazos, cuando Briana sintió la luz del flash se despertó y preguntó que sucedía... él sin un ápice de arrepentimiento se levantó del sillón y le dijo todo su plan para luego de la manera más cínica pedirle que se fuera de su casa.

Briana tardó unos minutos en asimilar lo que estaba pasando, había dudado muchísimo en hacer lo que había hecho y si había cedido ante el horrible chantaje fue porque no quería estar sola, imaginarse de nuevo sin Máx implicaba admitir que no podía conservar un novio, significaba que no podría conquistar a nadie.

La maldición de AllegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora