Capítulo 7. Teorías, explicaciones y una venganza.

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Sus botines se estaban arruinando en la grama pero tenía que ahorrar tiempo, el centro comercial estaba cerca y ella estaba demasiado desesperada por hallar soluciones, cuando atravesaba el jardín del colegio divisó varios anuncios con su rostro... su verdadero rostro, no era su mejor foto, Mila se la había tomado meses atrás y ella le había insistido en que se veía gorda pero allí estaba pegada en varios muros del colegio, árboles y depósitos.

Tomó uno que estaba pegado en el árbol más cercano, decía en letras rojas #PrayforAllegra ¡nuestra amiga nos necesita!, asiste a nuestro grupo de oración por la salud de Allegra, viernes 5pm jardín central... Orador Mila Hamilton.

Conocía a Mila hace bastante tiempo y le extrañó que fuera tan religiosa, sin embargo agradeció mentalmente su buena intención y se marchó asegurándose de guardar el papel en alguna parte dentro de los libros, mas tarde pasaría por el grupo de oración para agradecer a Mila por su interés aún cuando no fuera desde su cuerpo real.

............

Encontrar la tienda que buscaba fue fácil, había ido muchas veces con Lupe, aunque ahora su fachada fuera algo más exótica de lo que recordaba estaba segura de que se encontraba frente a ella, un letrero con tipografía estilo árabe decía "Antigüedades Madame Khadiha- Especialista en mágia Delilah Breth" .

Abrió la puerta y de inmediato el aroma del incienso de naranja invadió sus fosas nasales, el sonido de las campanillas que colgaban de la puerta hicieron su trabajo y de detrás del aparador salió una mujer que Allegra recordaba bien, atraída por el sonido la miro sonriente como dando la bienvenida.

Delilah era una mujer de estatura promedio su cabello rizado era abundante y lo llevaba estilo afro sujeto con una banda beige. De complexión robusta, piel oscura y ojos brillantes con esa sonrisa en los labios que le daba cierta confianza, Allegra le devolvió la sonrisa.

-¿En qué puedo ayudarte cariño?.- Se acercó.

-Bueno yo... la verdad es que no sé por donde empezar.- Respondió sincera, su cabeza era una maraña de preguntas.

-Quizas el principio sea una buena opción. - Como si fuera tan simple pensó.

-¿Qué... qué pensaría si le dijera que la chica con la que habla ahora mismo y la que observa no son la misma persona?.- Allegra notó de inmediato el cambio en el rostro de la mujer, su aspecto amable fue sustituido por uno más serio... ¿preocupado quizás?.

- Pensaría que estás en serios problemas niña.- hizo una pausa. - Vamos a mi oficina en la parte trasera.

Allegra jamás imaginó obtener esa respuesta pero asintió, la mujer le indicó una puerta al fondo de la tienda y ella se dirigió a la puerta principal para cambiar el pequeño letrero que decía "abierto" por otro que decía "cerrado".

La pequeña tienda estaba minada de estatuas de diferentes tamaños y culturas, figuras con caras de animales y cuerpo humano y viceversa, objetos con formas irregulares, grabados extraños, piedras con marcas, collares con distintos tipos de talismanes e incluso libros en letras ilegibles con aspecto siniestro.

Allegra cruzó la puerta que la mujer le indicó y se encontró con un pequeño espacio no muy diferente al anterior, con la diferencia de que había un escritorio al fondo lleno de libros y más objetos extraños, una larga biblioteca y un diván.

La mujer le indicó que se sentara en un pequeño mueble acolchado que se hallaba en una esquina y ella se sentó en el diván.

- Bien... necesito que me cuentes absolutamente todo lo que estás viviendo niña, no omitas nada, cada detalle importa.

Allegra inicio diciendo su nombre real y luego el nombre de Briana, explicar todo aquello le resultaba algo difícil, pero con calma explicó cada cosa que le había ocurrido desde la noche de aquel sueño extraño, la mujer le observaba fascinada mientras tomaba nota de cada cosa, cuando terminó de contarle lo ocurrido, incluso lo que le sucedía hoy con la ausencia de Briana guardó silencio, esperó por un par de minutos una respuesta pero la mujer estaba perdida en sus anotaciones así que decidió toser a propósito, sin embargo esta no se inmutó así que Allegra decidió hablar.

-Oiga sé perfecto que esto no es nada común, yo incluso traje estos libros de la biblioteca dónde hay referencias sobre lo que le digo... yo sé que es algo que suena imposible pero es la verdad se lo juro... aún así entenderé si no me cree.- suspiró.

-Yo te creo.- la mujer la estaba mirando ahora con detenimiento.

-Me agrada saberlo, la verdad es que no cualquiera acepta esto así sin más, ¿qué la ha convencido?.

- Se que eso puede pasar porque yo no soy quien tienes en frente.

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Un altar lleno de velas, caracoles, decenas de piedras de diferentes colores, un collar hecho probablemente de los huesos de algún desdichado animal, figuras de barro con formas extrañas y el humo del incienso penetrando sus fosas nasales le traían de vuelta a sus raíces, sabía que Allegra había comenzado a pagar por sus miles de errores, sabía que su plan estaba dando resultados.

Los pasos de Ágata no se sentían a través del pasadizo de la puerta de su habitación, era un animal demasiado sigiloso, los gatos tienen ese maravilloso don, con cuidado el oscuro felino de ojos amarillos se enrosco en su regazo, y entonces recordó que debía ir al colegio, era tarde y tenía demasiado por hacer, aún no sabía que estaba pasando con Allegra, desde que había entrado en coma no tenía idea de que podía estarle sucediendo pero no se sentía culpable, ella lo merecía... merecía cada momento de desesperación que estuviera viviendo... merecía sufrir.

Con cuidado cerró la puerta del armario donde descansaba su altar de hechicería, apagó el tabaco que había estado fumando y Ágata saltó en cuanto notó que se levantaba. Tomó sus cosas y se marchó al colegio, el sitio que a su juicio era un mejor lugar sin Allegra Winfrey.

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Allegra por su parte había escuchado con detenimiento a Delilah... o debía decir Farah?... la mujer era el vivo ejemplo de que las cosas podían ir peor de lo que imaginaba y mucho, pero ahora tenía muy claro que todo lo que le estaba sucediendo había sido inducido por alguien que ofendido por su forma de actuar había decidido tomar justicia por su mano dándole una cruel lección, el problema es que se hallaba en un riesgo terrible, en primer lugar la dueña de su cuerpo actual se negaba a aparecer, y en segundo lugar a medida que el tiempo pasaba su conexión con su cuerpo se iba perdiendo más.

Delilah le había dicho que ella era la prueba de que si el dueño real de su cuerpo no aparecía podría quedar encerrada en el para siempre.

La verdadera Delilah era una mujer que nada tenía que ver con el conjuro que la hermana menor de Farah había hecho siendo aún una niña, una venganza por un tonto juego de niñas perdido se había convertido en una pesadilla.

Farah tenía 15 años y Salma 10, vivían en Louisiana con su abuela y habían sido instruidas por ella en el maravilloso arte de la magia, pero Salma era sólo una niña y aún no conocía ni la mitad de las consecuencias de hacer un hechizo ni como revertirlo, así fue como luego de perder en un juego de mesa con su hermana la menor había hecho un conjuro robandose el viejo libro de anotaciones de su abuela.

Farah fue a parar en el cuerpo de una chica de unos 20 años que había estado en coma por un par de años en un hospital de Jackson... nadie le creyó quien era realmente, los médicos y su familia insistieron en otorgar su confusión al tiempo en coma luego del accidente que había sufrido la chica... y no fue si no meses después de su recuperación física que pudo volver a Lousiana... pero su cuerpo ya no estaba, el tiempo que había pasado sin ocuparlo había deslindado su alma de el, y la verdadera Delilah que jamás apareció probablemente había muerto, o había decidido no volver.

Cuando ella intentó hablar con su hermana esta la tachó de loca en un principio, luego comprendió el nivel del desastre que había hecho... le confesó tarde a su hermana que era ella la culpable de su desgracia.

Farah tuvo que aprender a vivir como Delilah... pero Allegra tenía una oportunidad, tenía que buscar la manera de que Briana quisiera volver a ocupar su cuerpo, necesitaba inyectarle ganas de vivir, y eso haría... por ella... por ambas.

La maldición de AllegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora