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Youngjae no regresó de su encuentro con Bambam hasta tarde, cuando ya era de noche y suponía que Jaebeom ya no estaría allí y Haneul, con suerte, estaría dormida porque al día siguiente le tocaba trabajar. Le suplicó al platinafo que pasara el resto del día con él para tener una buena excusa si es que sus padres preguntaban por qué volvía tan tarde, y como Bambam era un muy buen amigo aceptó sin protestar, ayudándolo a evitar a Jaebeom. (En realidad quería que Youngjae le contase hasta el último detalle de todo lo ocurrido con Jaebeom desde el principio, pero para el caso venía siendo lo mismo porque se quedó con él hasta la noche y eso le bastaba al castaño para distraerse un poco. "Todos contentos", le había dicho Bambam, y tenía razón a pesar de que Youngjae le hubiera dicho "¿quién es la perra interesada ahora?". Cuando regresó a su casa el auto de Mark ya no estaba en la entrada, así que suspiró con alivio porque sabía que no se encontraría con cierto pelinegro que lo tenía hecho un manojo de nervios y confusión, y también se duchó tan rápido como pudo y luego se encerró en su habitación para no tener que enfrentar a Haneul, afortunadamente ella no intentó hablar con él tampoco. Aunque con Bambam había logrado distraerse y pasar un buen rato viendo películas, escuchando música y bailando, sabía que ni bien viera a Jaebeom o a su hermana la poca calma que había obtenido se le iría al demonio y ya había tenido suficiente estrés por el momento, no estaba seguro de poder aguantar un segundo más al menos hasta pasados unos días. Y esa fue la razón por la que apagó su teléfono, en caso de que el mayor quisiera comunicarse con él, y no volvió a encenderlo ese día.

Le costó dormirse sin hablar con Jaebeom por la noche, pero era un chico fuerte y sabía que sobreviviría.

Se había dormido con la esperanza de sentirse mejor al día siguiente pero en cuanto se despertó aquella mañana de lunes tenía algo así como una resaca emocional, y supo que mantener esa vana ilusión de mejorar su estado de ánimo era algo estúpido. Por instinto buscó su teléfono esperando recibir el típico mensaje de buenos días de Jaebeom con alguna foto hasta que recordó que tenía el móvil apagado y luego de meditarlo durante unos minutos prefirió que siguiera de esa manera porque no estaba listo para hablar con el chico, no aún. Bastante tenía con saber que en pocos minutos tendría que sentarse a desayunar con su hermana y fingir que todo iba a la perfección cuando no era así como para agregarle a eso una conversación con Jaebeom que probablemente terminaría en una videollamada en la que se masturbarían juntos. Sabiendo que el día anterior su hermana y Jaebeom probablemente se habían acostado, ¿cómo podría hacer tal cosa? Sentía que moriría con sólo verle el rostro a su hermana, y eso que ella no era Jaebeom. Tal vez por eso se esforzó en tardar lo máximo posible en ducharse, lavarse los dientes, vestirse, peinarse, e incluso se secó el cabello aunque detestaba hacerlo porque cualquier cosa que retrasara más el encuentro con Haneuk le parecía algo bueno en ese instante en el que no podía dejar de imaginarse a Jaebeom follando con ella. No era una imagen bonita, y no porque la incluyera a su hermana desnuda, sino porque ella estaba con Jaebeom, su Jaebeom, y se moría de celos. Soy un maldito desgraciado por estar celoso de noona, pensó, y con razón.

A pesar de sus intentos por evitar el desayuno con Haneul, eventualmente se quedó sin excusas para demorarse más y no le quedó más remedio que bajar las escaleras rumbo a la cocina. Normalmente ayudaría a su hermana preparando el arroz, o sirviendo el kimchi, o cualquier cosa que pudiera hacer, pero había demorado más de lo usual y para cuando llegó ella ya estaba terminando de servir todo para los dos. Como ella no había notado su presencia, Youngjae se apoyó de costado contra el marco de la puerta para observar los movimientos delicados y elegantes de la chica mientras colocaba arroz en dos cuencos distintos y tarareaba una de las tantas canciones de grupos de chicas que solían cantar y bailar juntos antes de que Jaebeom apareciera en el mapa. Me gustas tú era la canción que Haneul tarareaba, y Youngjae sintió cómo los celos que había sentido durante todo el fin de semana eran aplastados por la culpa de los días anteriores, y mientras veía a su hermana entonando aquella canción, sonriente, tan feliz (porque se notaba a simple vista que estaba contenta) se sintió terrible al comprobar que había estado tan cegado por sus sentimientos por Jaebeom como para olvidarse del amor y la amistad que tuvo toda la vida con Haneul. Tal vez Bambam tenía razón y debía cortar la relación insana con el pelinegro y fingir que nunca había pasado, si lo hacía era posible que pudiera salvar su relación con Haneul, que era mucho más importante. Había pensado que Jaebeom valía los problemas, y eso seguía pensándolo, pero... ¿Valía también perder a Haneul? De eso ya no estaba tan seguro.

Don't tell noona // 2 J A EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora