15

4.4K 327 120
                                    

La casa de Daehyun, el anfitrión de la fiesta, era enorme. Cuando Jaebeom le habló del asunto a Youngjae la noche anterior, le había dicho que habría bastante gente y todo eso, pero ni bien pusieron un pie en la casa, el castaño quedó más que sorprendido pues no se había imaginado tanto. Claro que no sabía que el lugar era inmenso con sus dos pisos y muchas habitaciones, azotea, balcones en cada habitación del piso superior, patio inmenso y piscina antes de llegar, y si a eso le agregaba toda la gente que estaban llegando, el equipazo de música que se portaba Daehyun y las cantidades exageradas de alcohol que había por doquier... tenía bastante sentido. No hacía falta que le preguntara a Jaebeom en dónde era la fiesta pues la música —Big Bang en ese momento— se escuchaba a varios metros de distancia y la puerta de la casa estaba abierta porque había un grupo de personas bebiendo y hablando animadamente en la entrada, pero aun así el pelinegro tomó su mano para guiarlo hacia el interior. No era como si Youngjae necesitara ayuda para llegar, sin embargo nunca se le ocurriría algo tan estúpido como rechazar la mano de Jaebeom, sino que entrelazó sus dedos con los del mayor con una enorme sonrisa en el rostro, y se pusieron en marcha. Ni bien entraron, Seungkwan se separó de ellos porque había encontrado a un conocido, por lo que los tres continuaron la marcha sin el chico hacia la cocina dispuestos a encontrar al dueño de casa, y de paso conseguir unos cuantos tragos. Youngjae aprovechó el pequeño recorrido para echar un vistazo. La sala, bastante grande, estaba sin los muebles para que hubiera lugar para el equipo de música y para los que quisieran bailar, en ese momento un grupo de chicas. Por lo demás, había unas cuantas puertas, una de ellas dando al patio trasero, y las escaleras que conducían al piso superior.

—Hay mucha gente —comentó Mark mientras miraba a todos los presentes en la sala—. Justo como a ti te gusta, Jaebeom.

—Ugh, cállate —se quejó el pelinegro, poniendo los ojos en blanco—. Sólo vengo porque Daehyun me cae bien.

—Hyung, qué amargado —intervino Youngjae, riéndose—. A mí me gustan las fiestas.

—Sí, ya lo comprobé —le respondió el mayor, enarcando una ceja.

—A Jaebeom también le gustarían si pudiera beber sin morir —dijo Mark con una risita socarrona—, pero como es un peso ligero termina cuidando a todos y se enoja por eso...

—¿A qué te refieres, hyung? —Preguntó el castaño con curiosidad—. Jaebeom hyung, ¿no tomas?

—No, es algo así como alérgico al alcohol, por eso no toma casi nunca —contestó Mark sin darle tiempo a Jaebeom de hablar—. Toma más de tres vasos y ya está perdido, así que no bebe más que eso porque sabe cómo termina...

—No sabía...

—Ahora lo sabes, no dejes que Jaebeom beba más de tres vasos —le indicó el rubio, y luego soltó esa risa tan graciosa—. Cuando hace tonterías es de lo más divertido, ni te imaginas... Aunque a veces se pone agresivo y eso no lo es tanto.

—Hyung, cállate —pidió (ordenó) Jaebeom, fastidiado—. No le hagas caso, Jae.

Tanto Mark como Youngjae se rieron, pero dejaron de hablar de eso para no poner al de por sí gruñón chico aún más gruñón, y simplemente entraron a la cocina que en ese momento se encontraba, afortunadamente, vacía. Mark tomó tres vasos de la alacena y botellas del refrigerador, y comenzó a servir con total confianza como si fuera él el dueño de casa, preparando ron y coca cola para cada uno. A Youngjae le puso menos ron que a sí mismo, y a Jaebeom le puso aún menos ron que a Youngjae, sin embargo ninguno protestó y bebieron de sus respectivos vasos en el camino de regreso hacia la sala. Allí finalmente encontraron al famoso Daehyun, y luego de presentárselo a Youngjae, Mark se fue con él a buscar más bebidas para ofrecer a todos los que estaban dispersos por la sala y la entrada. Y así, Youngjae y Jaebeom ya se habían quedado oficialmente solos. Jaebeom, que no había soltado su mano en ningún momento, dejó el vaso vacío en el suelo y ya se estaba encaminando escaleras arriba con claras intenciones de recuperar el tiempo perdido, pero antes de que subieran dos escalones comenzó a sonar una canción que Youngjae adoraba y no pudo evitar soltar un chillido demasiado alto que asustó al mayor y lo hizo detenerse.

Don't tell noona // 2 J A EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora