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Me lo merezco, pensaba.

Y diablos, claro que se lo merecía.

Haneul era la mejor hermana que alguien podía tener, y él le hizo la peor cosa que alguien podía hacerle a otra persona, merecía absolutamente todo el karma del mundo encima y hasta el final de los tiempos. De un momento a otro escuchó un portazo y entonces supo que Jaebeom estaba oficialmente fuera de la vida de su hermana, y seguramente de la suya también, porque simplemente no podía seguir con el chico después de ser descubiertos, ambos lo sabían. Saber con plenitud que realmente todo se había terminado nada más logró hacerlo sentir peor porque ese era el momento menos indicado sabiendo lo que estaba atravesando Jaebeom con su abuela, pero claro, eso a Haneul no tenía por qué importarle luego de todo lo que ellos dos le habían hecho. Youngjae pasó horas lamentándose luego de excusarse con sus padres para no tener que salir de su habitación, pensando en cuánto trabajo le costaría olvidarse de Jaebeom y arreglar las cosas con su hermana, y no podía dejar de maldecir porque estaba tan enamorado de Jaebeom que había logrado dejar de pensar tanto en esas cosas, pero ahora la realidad lo había golpeado en todo el rostro. Ya ni siquiera estaba llorando, no podía, pero sabía que no se merecía tener una forma de descargarse, y seguía pensando en cómo demonios podría hacer para que Haneul al menos le creyera que estaba auténticamente arrepentido por todo. Tal vez Haneul no lo perdonaría nunca jamás, y estaría en todo el derecho de no querer compartir siquiera un techo con alguien como él después de todo, ¿y él entonces qué haría?

-Youngjae -llamó ella repentinamente varias horas más tarde-. Hablemos.

Youngjae se obligó a levantarse de la cama hasta quedar sentado, y Haneul se acercó hasta él para sentarse en la punta del colchón, lo más lejos posible para no tener que tocarlo o siquiera mirarlo. Y sin embargo, sí que lo miró, levantó la vista y le clavó los ojos avellana, observándolo fijamente y con la mirada llena de reproche y tristeza. Y Youngjae estaba seguro de que podría ponerse a llorar de nuevo en cualquier minuto si no fuera porque estaba experimentando otra clase de dolor en ese momento, y no algo que podría arreglarse nada más llorando. Su hermana tampoco lloraba y parecía que hacía rato había dejado de hacerlo, pero aun así su expresión delataba que se sentía mal.

-¿Algo que quieras decirme? -Incitó ella-. Te dejaré explicarme lo que sea que debas explicarme.

A Youngjaense le iluminaron los ojos.

-Lo siento, lo siento tanto -fue lo primero que dijo, y odió su voz tan débil-. No tengo excusa... lo que hice es terrible, yo... no sé... no sé cómo explicarte lo mucho que lo siento, noona...

-Lo sé, Youngjae, sé que lo sientes -dijo ella, desviando la vista-. Pero sentirlo no es suficiente.

-No, lo sé, yo... entendería si tú no quieres... dios... lo entendería, de verdad.

-Sólo quiero saber por qué -admitió ella con un suspiro-. Quiero saber por qué mi hermanito, mi dongsaeng, mi cielo... por qué me haría algo así. ¿Hice algo que te molestó para que quieras vengarte de mí o...?

-¡No, noona, nada de eso! -Se apresuró a decir, horrorizado por lo que ella estaba pensando-. Tú no hiciste nada...

-¿Entonces? -Pidió Haneul, mirándolo de nuevo-. ¿Por qué lo hiciste, Youngjae? ¿Qué pasó realmente entre ustedes todo este tiempo?

-¿De verdad quieres saber? -Preguntó, dispuesto a sincerarse ahora que tenía la oportunidad, y Haneul asintió-. Bien, pero esto... sólo... lo siento, lo siento tanto -insistió, suspirando-. A mí de verdad me gusta Jaebeom, noona... desde antes de saber que tú y él... desde que empezó a trabajar en Purple Record... y cuando lo conocí... traté de no pensar en él así porque era tu novio y yo... yo te amo, noona, tú eres mi mejor amiga... mi hermana... pero él... él... no pude...

-Espera, espera -lo detuvo Haneul, cerrando los ojos y levantando una mano en dirección a Youngjae, con una mueca de disgusto-. Estás hablando demasiado y estás diciendo un montón de cosas que no quiero escuchar. ¿Estás diciendo que estuviste enamorado de Jaebeom todo este tiempo y nunca me lo dijiste?

-S-sí...

-Esto es tan... tan enfermo, Youngjae -se quejó ella con una clara mueca de asco-. Te desconozco ahora mismo.

Youngjae se sintió morir al escuchar aquello, pero no pudo hacer otra cosa más que bajar la vista y aceptarlo porque Haneul tenía toda la razón del mundo. Y ya no se atrevió a volver a mirarla, simplemente no podía.

-No voy a decirles a mamá y papá -informó ella, poniéndose en pie-. Tampoco voy a gritarte ni nada de eso... no vale la pena hacer algo así.

-¿D-de verdad? -Preguntó, esperanzado, levantando la vista para mirarla-. Noona, tú... eres de verdad... gracias, gracias en ser...

-No he terminado -interrumpió ella, alzando una mano-. No diré nada y fingiré que terminé con Jaebeom por cualquier otra cosa, sí... pero nuestra relación nunca volverá a ser la misma, Youngjae. Yo ya no confío en ti, y no sé si volveré a hacerlo -sentenció, yendo hacia la puerta-. No sé si alguna vez podré volver a verte sin pensar en el daño que me acabas de hacer, así que por ahora... no quiero que me dirijas la palabra por un tiempo, ¿de acuerdo?

Antes de darle tiempo a terminar, Haneul salió por la puerta, y dejó a Youngjae con la palabra en la boca. Y si antes no había podido llorar por Jaebeom, menos mal, porque ahora le quedaban cientos de lágrimas para derramar por Haneul.

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950 palabras.

Don't tell noona // 2 J A EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora