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"-¡¡Kacchan!! ¡¡Kacchan!!- El dulce Midoriya iba corriendo hacia su amigo al encontrar un caracol muy lindo, el calor se escondía en la fría ventisca de la playa, el se hallaba construyendo castillos de arena mientras que su madre hablaba con la del pecoso.

-Mejor cállate y ven a ayudarme Deku.- dijo el niño de cabellos picudos rubio cenizo mientras que un alegre pecoso peliverde iba a ayudar emocionado a su amigo. Estaban de vacaciones antes de entrar a la escuela con los Midoriya esa vez al igual que un par más.

En la tarde durante la cena, el pecoso estaba chillando de dolor por sus hombros quemados.

-Deku, eres un inútil deberías utilizar más esa enorme cabezota tuya.- Hablaba su amigo mientras le mojaba la espalda con paños fríos.
-Si no te cuidas... ¡Lo haré yo, lo prometo!"

El peliverde se desperto ese día viernes más temprano de lo normal al haber soñado con un recuerdo suyo de la niñez.

-¿Kacchan... Protegerme?- Comenzó a reírse levemente mientras negaba con su cabeza y se preparaba para hacer su rutina de ejercicios por la mañana, todo bastante normal, fue a trotar luego de hacer lo de siempre, ya que era bastante temprano, mientras seguía su recorrido, pasó cerca de la casa del rubio y no pudo evitar esbozar una débil sonrisa al acordarse de la "promesa" del chico. ¿Kacchan se acordará? Pensó el mientras trotaba en dirección a su casa para ir a ducharse y alistarse.

Estaba listo, caminaba bastante distraído, sumergido en sus pensamientos como de costumbre, veía los árboles, el pequeño parque de juegos que había, y finalmente se acercaba a la parada del bus para ir a clases. Sintió mareos, su cuerpo se ladeó y vio una silueta, acto seguido sus pies parecieron desaparecer y todo lo que sucedió en tan solo un par de segundos se frenó de un solo movimiento que impidió su caída o más bien, el haber sido atrapado para no haber caído.

-Ten más cuidado maldito nerd.- El rubio sostenía la muñeca del peliverde mientras este parecía estar en trance con su fino rostro pegado al pecho del rubio, el aroma del chico lo estaba embriagando y mezclarlo con el impacto de la situación no ayudaba mucho, era un aroma picante pero muy fresco no sabía bien si era por su perfume además de estar siempre en contacto con comida picante, pero sin duda alguna era un aroma que el sentía muy característico en el rubio.

Y durante ese breve momento las cosas no fueron muy distintas para el rubio, iba caminando en la misma dirección detrás del pecoso pero no sé percató de la presencia de este hasta que vio su figura tan reconocible a sus ojos tambalearse y tropezarse con sus propios pies acompañado de una piedra, corrió a toda velocidad sin siquiera pensarlo, lo agarro de la muñeca y lo tiró hacía si mismo para evitar la caída, ahora se encontraba con el chico pegado a su cuerpo y sus fosas nasales sentían que se derretían con ese dulce olor a menta y canela que emanaba del contrario. "Ten más cuidado maldito nerd" Dijo para luego soltar al chico que se despegó de el con notorio nerviosismo.

-¡Lo siento Kacchan!- Hablo alzando su voz y haciendo gestos irreconocibles con sus manos, evitando que el más alto lo golpeara. Pero eso no sucedió, solo chasqueo la lengua y se fue agarrando sus cosas y claro, a el.

El camino hacia la academia parecía ser eterno e incomodo. Mirada hacia todos lados para no hacer contacto visual con el rubio, de por sí ya fue vergonzoso estar apunto de caerse y ser atrapado por el, peor era estar increíblemente apegado debido a la cantidad de gente que había en ese momento.

Suspiraba con pesadez mirando hacia abajo, acción que el rubio repetía constantemente pero mirando hacia un costado. El vehículo se movía y la gente igual, por consecuencia se acercaba más al chico y nuevamente ese fuerte aroma invadía su ser, lo mismo para el rubio, apretaba sus puños por dentro de los bolsillos y fingía molestia mientras claramente no se sentía para nada incomodo con la cercanía del chico y su dulce aroma.

¿Por qué estas cosas le sucedían? Parecía todo un complot del universo, su propio mundo interno y su subconsciente para enloquecerlo. Todas esas coincidencias en cualquier momento harían que su cabeza estallara, pero no podía culparse, después de todo, siempre fue así aunque el se negase.

Sumergido cada uno en sus pensamientos, no se dieron ni cuenta cuando ya estaban en la sala de clases cada uno en sus respectivos puestos. El rubio en su teléfono móvil mientras que el peliverde hablaba con sus amigos.

Hicieron como que todo lo de esa mañana no pasó en todo el día, aún así se miraban más de lo normal y fue un alivio para ambos el que nadie lo notará, excepto cierto semi albino que podía sacar conclusiones rápidas y molestar al rubio ¿Pero como?

-Midoriya, te vez bien hoy.- Se dirigió al peliverde luego de las penultimas clases y comenzó a hablarle como era de costumbre.

-¿Tu crees?- El chico sonreía amablemente mientras que se ladeaba mirándose a sí mismo instintivamente. El bicolor volvió a acercarse al peliverde pasando su mano por detrás de su espalda y posarla en su hombro. Comenzaron una agradable conversación sobre entrenamientos y cosas físicas manteniendo la posición.
Estas últimas acciones fueron normales para cualquiera, menos para el rubio.

-Ese maldito me está declarando la guerra...- Dijo gruñendo, pensando en voz alta.

-¿De que hablas Bakugo?- Dijo el pelirrojo a su lado mientras observaba a su amigo y al resto de sus compañeros.

-TU NO TE METAS IDIOTA- Tomo un par de cosas y fue al baño solo.

Seguía mirandose al espejo mientras pensaba frenético y furioso.

¿Por qué le molestaba la presencia de el bicolor? No lo sabía,
¿Sentía que lo estaba superando en algo? Era probable
¿Quería al peliverde solamente para si mismo inconscientemente a tal punto de pensar que el bicolor es un molesto pajarraco que revoloteaba al rededor de su nerd? No quería ni considerarlo.

Necesitaba hacer algo cuanto antes.

Coincidencia (Bakudeku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora