ninfómano © jeon jungkook.

05.

La intensa luz provenientes de los rayos del sol interrumpieron la siesta en donde el pelinegro disfrutaba de un asombroso sueño. Con dificultad se despertó e incorporó su cuerpo sobre la cama y teniendo la vista borrosa observó a su derecha encontrando el cuerpo desnudo de una mujer. Maldijo en voz alta levantando la sábana teniendo la esperanza de estar siquiera con ropa interior pero ésta vez no era así. Su acompañante sonrió al verlo  y Jungkook sintió una corriente por toda su espina dorsal, ¿cómo alguien podía lucir tan hermosa recién levantada? 

ㅡBuenos días, galán ㅡremovió su cabello coqueta y sonrió mordiendo su labio inferior para acercarse sin pedir permiso y plantar un beso sobre su mejilla, teniendo la intención de querer besar sus labios. ㅡNo me digas que no te acuerdas de nada. 

ㅡVístete ㅡcomentó entre dientes tomando después su ropa interior. Era complicado a la hora de recordar lo que había pasado, por lo visto Jimin estaba interesado en saber qué sucedía con su persona por las miles de llamadas que dejó en la madrugada. 

ㅡTomaré tu baño prestado ㅡsu voz tenía alguna especie de encanto que lo hechizaba y sin tener vergüenza alguna de estar desnuda hizo la misma acción del pelinegro dejando a la vista el contoneo de su cadera y la bien figura que tenía. Daba la impresión de que jugaba cruelmente, a su manera y no llevaba ni un día de conocerla. 

¿Acaso estaba nervioso? por supuesto que lo estaba. Era la primera vez con una chica en donde tenía poder de su cuerpo completo, durante el camino no se atrevió a verle pero por otro lado parecía estar bastante calmada como si nada hubiese pasado. Tomó su mano y la ayudó a bajar del taxi, sin que se lo pidiera quiso acompañarlo al lugar de la noche, pues debían recoger su auto. 

No era de extrañar de que el recinto estuviera vacío en horas de la mañana y la música a un sonido moderado, el olor no era a alcohol y sexo y podía respirarse un ambiente sano, por ahora. Sintió escalofríos cuando unas manos ajenas se posaron sobre la suya tratando de entrelazarla y dejándose guiar por la desconocida que despertó al lado de su cama fueron a dar justo en la barra y cuando menos lo esperó se encontraba compartiendo unos tragos con Bambi.

ㅡDeja de ignorarme ㅡsu voz salió casi en un sollozo alarmando al pelinegro quien rápidamente centró su vista en ella. ㅡSi quieres que me vaya sólo puedes decirlo. 

ㅡEn primera fuiste tú quien quiso venir, no te invité ㅡsonrió a medias y apartó la vista y su acompañante supo de que se trataba de alguien más, buscaba a alguien y no parecía dar con su paradero.ㅡ En segunda, ¿por qué nos acostamos? ㅡdejó su copa sobre la barra y tras rendirse la observó de pies a cabeza; no se había percatado de lo bella que era en la mañana. 

ㅡ¿Buscas a Minying? Durante el acto me confundiste con ella, ¿trabaja acá? ㅡhabía enojo y tristeza y pese a que llevaban sólo unas horas de conocerse se sintió mal por ella, sin embargo, quiso evadir el tema pidiendo otras dos copas sin siquiera acabar las primeras. ㅡ¿Qué te parece si vamos a comer? de nuevo invitaré. 

ㅡIdiota ㅡcomentó en alto. ㅡIré al baño, mientras tanto piensa en un buen restaurante. 

Detuvo su caminar antes de llegar a la puerta y una vez más se encontraba con la escena que le hirvió la sangre y al mismo tiempo le causó asco. Tal vez era la segunda o tercera vez que tenía la desgracia de verla recibir placer de otro hombre y como era manoseada al antojo de la persona. Frunció el ceño y chasqueó su lengua para entrar de golpe y alarmarlos. Su rostro era más pálido de lo inusual y a la velocidad de la luz ajustó su traje y cabello para ver como el hombre desaparecía ante sus ojos. 

ㅡ¿No se supone que hay habitaciones? ㅡinterrogó de brazos cruzados con una sonrisa ladina en su rostro. ㅡ¿No vas a responder?

ㅡ¿Qué se te ofrece? ㅡtragó con dificultad al verla ladear la cabeza, su figura dejaba mucho qué desear y maldecía por no ser él quien estuviese en el lugar del chico anterior. 

ㅡ¿A mí? nada de lo que tú puedas darme ㅡrió a carcajadas y se odiaba a sí mismo por no saber mentir, se le daba atal y terminaba diciendo la verdad luego de hacer su característico gesto el cual lo delataba, tocar su oído dos veces y fingir que nada pasó. ㅡ¿Por qué en un baño? ¿no tienes un poco de respeto contigo misma?

ㅡ¿Qué no puedo darte? me gustaría saber aquello. 

ㅡEres una prostituta, Minying ㅡeres un grandísimo idiota, jungkook. ㅡNo quería decir eso, lo lamento. 

Había sido demasiado tarde cuando su mano abofeteó con gran fuerza su mejilla haciéndole girar por el impacto, sus ojos estaban llenos de lágrimas y pudo escuchar claramente como el sonar de sus tacones retumbaba en sus oídos con las palabras que maldecían a su persona y a ella misma. Era un bocón de primera. Volviendo en sí observó la pantalla de su móvil y en ella se veía claramente el nombre de su mejor amigo, no era momento de escucharlo.

ㅡ¿Estás bien? ㅡpreguntó con angustia Bambi la cual seguía bebiendo sin importar que fuera demasiado temprano. ㅡParece que estuviste llorando. 

ㅡSólo fui a lavarme el rostro ㅡsacó algunos billetes para después dejarlos sobre la barra. Tomando la mano contraria salieron del lugar y en apuros se introdujeron en su auto y antes de emprender camino, habló. ㅡ¿Te gustaría ver las estrellas?

ㅡSon las once de la mañana, dudo que salga una estrella a esta hora ㅡrespondió con obviedad. 

ㅡEntonces déjame invitarte a comer y más tarde vemos las estrellas, ¿te parece? Por mis cumpleaños recibí un telescopio y quiero estrenarlo. 

ㅡ¿Te encontraste con la chica que mencionabas, verdad? 

Bambi no era estúpida como lo era Jungkook.