Eran las cinco de la mañana cuando arribarona la ciudad de Busan, su padre conducía mientras miraba con seriedad todo el lugar, su madre en cambio, parecía más interesada en leer la biblia, justo como hacía todos los días.Cinco minutos después de arribar a la ciudad, llegaron al barrio tranquilo donde se ubicaba su nueva casa. Era muy bonita, desde el exterior se notaba espaciosa y cálida, lamentablemente sabía que las cosas, serían tan frías como en la anterior, no recibiría aquel ‘calor de hogar’ del que tanto había oído hablar.
—JungKook —llamó su padre apenas logró estacionarse—, comienza a bajar la maletas, después me ayudarás con el resto de la mudanza.
—Entendido, padre.
No podía negarse pues no estaba a discusión, eran órdenes claras para el hijo que tiene como sirviente pues, así Dios se lo explicó. JungKook bajó del auto sin replicar o decir nada, ni siquiera se quejó ante el dolor de espalda que le aquejaba tras el largo viaje en mala posición.
Fue hasta la cajuela del negro auto de su padre, esperó a que decidiera abrirlo y finalmente comenzó a bajar las maletas de él, siguió con las de su madre y finalmente las propias. Colocadas en la acera de la nueva casa, el menor de los Jeon se dispuso a llevarlas dentro, pero se detuvo ante un rítmico y pegadizo tarareo.
Aquello que estaba a sus ojos, era como no había visto jamás, tan diferente y colorido que, parecía más un sueño que una realidad. Un chico de baja estatura, daba pasos saltarines mientras avanzaba, vestía un short blanco algo corto, una camisa suelta de color rosa, el cabello del mismo color, una gargantilla negra y unas timberlands rosa pastel.
Era un chico, eso podía verlo pues la abertura de la camisa dejaba a la vista un poco de su pecho, además de ello, era evidente el bulto en sus shorts y no había que ser un genio para saber de ello.
Su sorpresa no se detuvo allí, su rostro delicado pero a la vez masculino llamó en especial su atención, recorrió con sus ojos aquellas lindas mejillas rosas, sus encantadores ojos miel y se detuvo demasiado tiempo en sus labios gruesos que rodeaban a un caramelo. Ese chico era gay, habían muchas pruebas y JungKook no dudaba ni un poco de ello.
En su mente mil imágenes pasaron en un instante, su padre podría ser grosero y, como en otras ocasiones, terminaría siendo el hazmerreir de la nueva escuela por tener un pastor religioso por padre, que sumado al paquete era un homofóbico pedante. JungKook llevó pues su mirada curiosa hasta el hombre, viendo su expresión asqueada observando al chico de rosa pastel, los ojos inquisidores que buscan juzgar con fuerza y destruir con la mirada. El odio apabullante de sus ojos dirigidos a alguien que nada le ha hecho.
JungKook deseó tanto interrumpir, decir "basta", que detuviera aquella mirada agresiva y entrase a casa, deseaba tanto disculparse ante el chico lindo por la actitud de su padre, tomarle la mano en un saludo y sonreírle como en mucho tiempo no lo había hecho. Sin embargo JungKook no es valiente, le aterra ver a su padre enojado y la decepción en los ojos de su madre, le da miedo no ser el hijo que ellos quieren, le da miedo incluso tener aquellos bellos pero tontos sentimientos. JungKook teme sentir lo que siente, sentirse atraído por alguien de su mismo sexo.
“Si el chico no se da cuenta, todo estará bien”. Esos fueron sus inocentes e ilusos pensamientos pero, se dio cuenta que el chico mira a su padre cuando JungKook vuelve sus ojos hasta él.
El chico lindo le regresa la mirada a su padre que luce furioso, sostiene con sus dedos el palito de su caramelo y observa de pies a cabeza a su furioso padre, hace una expresión asqueada, retira el caramelo de sus labios, esboza una sonrisa falsa seguido de una reverencia leve y un "hola" que apenas y abandona sus labios.
El chico no se detiene, el padre de JungKook observa sorprendido porque este ni siquiera se ha sentido ofendido u amenazado por la mirada que le ha dedicado, en cambio le ha saludado mientras seguía su camino. El menor de los Jeon mira un poco más sabiendo que su padre no le observaba, puede ver su espalda y la sonrisa de lado cuando el chico giró su rostro y le vió haciendo lo mismo. JungKook ve al chico levantar su mano y mover sus lindos dedos en forma de despedida.
JungKook toma las maletas de la acera y entra a casa rápido, no podía permitir que su padre viera que se había sonrojado. No podía dejarse en evidencia o terminaría de nuevo decepcionandolo. Tan solo guardaría a aquel bonito chico en su memoria, a él que es tan valiente y genial, todo lo que JungKook no podría ser jamás.
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❁꙰ ❭Born To Shine ✧ J.Jk x P.Jmˎˊ-
Short StoryJungKook llega a una nueva casa con su familia, a un lugar donde aprenderá a amar, aceptarse y reconocer que nació para brillar, todo mientras lucha contra lo que le hace daño y busca la verdad sobre su hermano. "Nacimos para brillar". ✨Inspirada en...