Capítulo 3: ¿El inicio de una amistad?

381 28 19
                                    

—¿"Sakazuki"? Es un nombre un tanto extraño.— Dejo de barrer el piso, observándola atentamente.

—¿Por qué dices que es extraño?

—Porque "Sakazuki" significa "Copa de Sake" y también porque si divido tu nombre, "Zuki" suena como "Tsuki" (Luna) o "Suki" (Te quiero). Así que podría llamarte simplemente Zuki.— Siento que una vena sobresale de mi frente al oír aquella explicación tan tonta.

—No.— Respondo molesto.

—¿No te gusta que te llame Zuki? ¡Entonces será Zuki-san!— La fulmino con la mirada.

—Dije que no, niñita.

—¡¿Niñita?! ¡Tengo trece años, tonto!— Ruedo los ojos, ignorando su respuesta.— ¿Y hace cuánto te reclutaron? No te había visto hoy en la mañana... Aunque soy algo distraída, así que no sería raro que en realidad estuvieras desde antes pero no te notara. ¡Y eso que no recuerdo nombres, pero sí caras! Pero en serio no recuerdo haber visto la tuya... Puede que sea por mi mala memoria que te haya visto antes pero lo haya olvidado, y si es así...

—(¡Por dios! ¡¿Acaso no sabe respirar esta mocosa?! No para de hablar...)— Gruño mentalmente y me alejo un poco para seguir con mi labor; noto que me sigue.

Comienzo a caminar mientras barro, intentando alejarme de esa niña pero lo único que consigo es que ella me siga mientras sigue bombardeando con palabras sin dejar tiempo para responder. ¡Hasta marea! ¡¿Qué acaso no tiene nada mejor que hacer que estar jodiendo o hablando como loro?!

—¡Pero como no  te he visto en entrenamientos, almuerzo, limpieza o patrullas, estoy segura que llegaste hoy! ¿Me equivoco?— Me corta el camino, sonriendo alegremente. Yo ya estoy con un tic en el ojo a punto de romperle la escoba en la cabeza.

—Llegué hace unas horas.

—¿En serio? ¿Y por qué no cenaste entonces?

En lugar de responder con palabras, alzo ligeramente la escoba y apunto con el índice al largo pasillo que está casi reluciente. Me falta tan solo una pequeña sección más por terminar de barrer para acabar con mis labores de hoy; el entrenamiento real comenzará más adelante, cuando estén seguros que obedezca cualquier orden, incluso si es absurda.

—¿Por limpiar el pasillo? ¡Te habrías demorado mucho menos si hubieras usado el trapero!

—No había en ninguna parte. Supongo que alguien lo estaba usando.

—¿Y no lo devolvieron? ¡Eso es muy irresponsable! ¡Hace un rato lo usé, pero después lo devolví a donde se guarda. Estoy segura que te habrías dado cuenta, porque está al final del pasillo.

—Pero no está.— Sigo barriendo molesto por la interrupción y el hambre.

—Que mal...

—¡Allí estás, ___!— Nos damos la vuelta, encontrándonos con un teniente empapado y con un trapero roto en sus manos.

—¿Teniente? ¿Por fin tomó un baño?— La miro con los ojos en blanco. ¡¿Cómo mierda le pregunta eso a un teniente?! Lo mas raro es que no hay una pizca de malicia o burla en su mirada.

—¡¿Cómo dices, mocosa?!

—¡Ah! ¡N-nada, teniente! ¿Qué le pasó?

—¡¿Cómo que "qué me pasó"?! ¡Dejaste el maldito trapero en las escaleras del sótano junto al balde! ¡La puta ampolleta estaba rota y me tropecé por tu culpa!— Veo que se acerca a ella bastante enojado, moviendo el palo del trapero en sus manos.

Sueños CenizaWhere stories live. Discover now