Capítulo 8

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Una disculpa enorme, dije que subiría caps los fines de semana y el domingo todavía cuenta































LAUREN





Después de dar hechos al acontecimiento de despedida, tal como; haberlo rechazado de una forma educada en una oportunidad de enlazrnos en una conversación con la intención de describir si habría una segunda, corté de tajo esa proposición en el momento que decifre sus intenciones. Había confirmado que mi atención se había mal interpretado de alguna forma y no quería traspasar la línea de trabajo, sintiéndome un poco hipócrita al respecto, dado que yo estaba haciéndolo poco a poco con Camila. Le di la espalda y caminé de vuelta a casa.

Irrumpi poco después en dirección a la biblioteca, donde el colgante candelabro estaba danzando solo en el aire, y las cortinas con reflejos azules, marcaban la silueta de Camila, una delgada sombra erguida de espaldas posada en el otro extremo de la habitación.

Alzando la vista. Pudiera estar confundida por la reacción de Camila, parecía molesta, eso me ponía nerviosa, aún así, jugaba con mis dedos y me decidí a romper el silencio.
- Camila, tus terapias, es hora de hacerlas.
- De acuerdo - Ladro y me sobresaltó ¿Qué ocurría? ¿Estaba molesta?
Se movió ágilmente por el costado de las sillas de mi lado y abrió la puerta, indicándome que le siguiera.

- ¡Señorita Camila! - Una chica del servicio la interceptó en el medio del escalón y levantó la voz.
- ¿Necesita algo más? ¿Donde pongo estas hermosas flores? - ¡Las flores!
Camila no tardó en girarse de golpe hacia la chica y su respiración se agitó en cuanto las vio envueltas en un elaborado papel negro y haciendo resaltar la belleza roja en profundidad con los claros de las flores a su alrededor, tarde allí, detrás de ella unos cuantos segundos antes de que ella dijera lo siguiente:
- ¿Quién las envía? - Su voz apenas un susurro hizo que mi pecho se apretara.
- Están firmadas por una SM señorita
Un gemido bajo descargado de su garganta, no pudo evitarlo, ni yo al escucharlo, sus ojos no se apartaban de las flores.
- De... déjelas en agua, retírese- Era esa, la primera vez que descubría a Camila en un estado vulnerable ante esos insignificantes detalles, que ni siquiera le gustaban, pero mi pecho y cerebro me gritaban ¡Aún lo ama! Y no podía soportar ver aquel brillo que se asomaba entre sus orbes marrones, sentía ahora una incomodidad absoluta e imposible de remover ante los deseos de la joven que no concordaban para nada con los míos, ella ya había elegido a quien amar y yo no era esa persona, solo era aquella que le ayudaría para recuperarse. Y me recrimine siguiendo sus pasos lentos e intranquilos, hasta desequilibrados por las escaleras y su habitación oscura.
《Eres profesional, jamás te querrá de otra forma》

Agradecía que sus lámparas estuvieran sin encender, solo una, la de su buro de la izquierda y allí fue donde se colocó al dar los 10 minutos que se llevó preparándose en su pijama gris, no se recogió el cabello antes de dormir, tampoco volvió a mirarme, estaba ausente en todo el sentido de la palabra, ¿Qué estará pensando? Deseaba con todo mo corazón que no fuera en él, ese que sabía que no la querría jamás como yo, pero no podría decírselo, el sueño en el que se encontraba esa noche y yo irrumpiendo en su habitación a altas hora de la madrugada a darle un beso en esos labios, suaves y perfectos.
No podría nunca llevar y ocupar su lugar, pero lo quiero, lo deseo. Lo anhelo.

- Bien, comenzamos ya - Tomé fuerzas, arrancadas de reserva que se expandieron por mi cuerpo para calmar el enojo que sentía. Acaricie su cuerpo con tanta delicadeza, haciendo los ejercicios lo más lento que pudiera, habia algo que me dejaba intranquila, no solo el hecho de que hania echado la noche a perder por culpa de una presencia invisible pero fuerte entre lo que pudiera haber ocurrido esta noche, porque ... yo sabia lo que pasaría después, era fin de mes.
Su padre, Alejandro Cabello, me había advertido el despedirme al llegar el fin del mes si no veía avance alguno, pero aún así, aún sabiendo que la joven ya podía caminar, no había cambiado de parecer, y dudaba en que Camila supiera de su drástica decisión.
Eso me llevaba a hoy, el último día que pasaría con Camila, lo sabía, lo esperaba, porque en la mañana cuando desapareci por un momento, un aviso de despido apareció en mi habitación tras una pantalla de mi teléfono, y justo hoy, justo por la noche; quería hablar con Camila pero no podía ser.
Así que volviendo mi mente concentrada en su cuerpo, no deje de mirarla como lo había ocultado todo este tiempo, y mis ojos no hicieron el intento de ocultarlo, de dejarlo pasar, quería que se notara en su máximo esplendor. Mientras continuaba los movimientos, también notaba que ella había estado mirándome sin emoción.

DEATH AESTHETIC camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora