未来 [mirai] (BORRADOR)

CAP 2

Es triste ver como caen las flores del loto sobre este profundo lago... Siento frío. Quiero llorar, gritar, pero no puedo. Mis pies no me responden. Me encuentro pegada al suelo, mirado fijamente la única flor azul entre tantas de carmín. Respirar me cuesta y siento mi pulso clavando mi pecho. Odio esto, odio sentir claramente la misma pesadilla. ¡Quiero despertar!.

🌿

Abre los ojos.

🍃

- ¡Aine!, cariño. ¿Te sientes bien hija?

Mamá me tomó de la mano y me sostuvo el rostro, tratando de buscar mi mirada. El pulso todavía lo sentía acelerado. Me pesaba respirar y ver un punto fijo. ¿Que pasó? Sentía la nuca fría ante la sensación de haber sentido la presencia de alguien tras mío. Me estremecí y busqué la mirada preocupante de mi madre.

- ¿Dónde estoy?

- En casa. -Musitó con la voz temblorosa y percaté la tristeza que emitían esos ojos grisáceos. ¿Acaso lloró?- Yohuka nos llamó preocupada. Te encontraron desmayada en el suelo. Ryu, ella y otros chicos te trajeron a casa y esperaron hasta nuestra llegada.

- Mamá... -Acaricié su mejilla -¿Has estado llorando?

- Sí. -Asintió un par de veces, mirándome de tal manera que mi corazón se estrujó de melancolía- Estaba muy preocupada. -Solloza- Creímos que te habían lastimado o aún peor. La última vez que algo así pasó fue cuando...

- Descansa. -La interrumpí y ella ligeramente se sorprendió. No sé si por mi descaro o porque me dediqué acariciar su mejilla, tan suave, tan delicadamente, con las yemas de mis dedos. Mamá cerró sus ojos ante el tacto y suspiró del alivio, acunando su mejilla en la palma de mi mano- Tus ojeras no me engañan, no has dormido en toda la noche. Sabes que me siento mal si haces algo así.

- Lo siento...

- Mamá. -Tomé sus manos- Te quiero.

No recuerdo mucho de mi maravillosa infancia. Los recuerdos que debería apreciarlos claramente, son solo una mera nube de preguntas dentro de mi cabeza. Las pesadillas que tengo constantemente son las que más recuerdo con claridad. Quisiera saber el porqué de tal digno prestigio pero sé de antemano que son mis neuronas las que les gusta jugar conmigo.

- Tus amigos esperan afuera. Dejaré que te vean mientras te preparo una sopa.

- Gracias. -Le sonreí y la contemple en silencio antes de ver su figura cruzar el umbral de mi puerta.

La última velada... La recuerdo por que vive pegada a mí noche tras noche. Aquella velada fue la boda de mi difunta hermana Hayu.

Su rostro es borrón en mis memorias. Lo único que me mantiene consiente de como lusia físicamente era una foto familiar que reposa en la sala. Mis padres la describían como una mujer fuerte, impulsiva y extrovertida. Mencionan que poseía de un don característico para la medicina tradicional. El último recuerdo que mamá tiene de Hayu fue la de su boda. Contaba verla feliz, recién casada con un joven apuesto, CEO de una importante empresa de la zona. Nunca la vió asustada por el nuevo cambio que le dió a su vida. Su rostro reflejaba tranquilidad, tal y como su alma. Pero, después de escuchar mi nombre salir de sus labios, claro y nostálgico, todo se tornó de un azul manchado de carmín.

Durante estos diez años, en los que me he enfocado en observar a cada una de las personas que me rodean, me he estado preguntado: ¿Qué fue lo que pasó en aquella noche de Luna Azul? ¿Por qué mi hermana falleció o por qué que nadie habla de mi estado vegetal después de ese trágico momento? Existen tantas preguntas, tantas dudas, que solo las veo esfumarse como el aroma de alguna fragancia en particular.