CAP 4

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Somos parte de un comienzo y un fin. Somos un error pero a la misma vez nos creemos un milagro. Nos comportamos como animales aún cuando no aceptamos serlo. La ironía es nuestro cáncer y la realidad no es más que una venda sobre nuestros ojos.

— Es una lástima..., —Inhalé, soltando el aire con melancolía. Observé nuevamente la rosa en mi mano y la llevé a lo alto a que tapara la estrella más brillante de la noche— que estas dulces rosas resulten ser sutiles a los deseos impuros de una común y corriente humana.

El ser humano traiciona, usan el juego de palabras a su favor, impulsan la ansiedad para comernos vivos entre nosotros. Algunos tratan de ignorarlo, otros les resulta imposible salir de su propio agujero. Quiero dejar de existir. Alivié, observando detenidamente la luna.

— Aine. —Giré a mirarlo y me asqueé al no estar del todo acostumbrada a la criatura— ¿Estas bien?

— ¿Qué? —Solté una sonrisa irónica— ¿Me preguntas que si estoy bien? Ah, que criatura para más tonta. Tendría sentido tu pregunta si las cosas fueran de otra manera. —Solté, malhumorada.

Habían pasado horas desde que el tal Jimin me dejó en un lugar que consideró "seguro" en este inmenso bosque. Tenía deseos de pegarle, de que sintiera todo el enojo que sentí una vez me dijo: — Volveré. ¡¿Quién en su sano juicio deja a una mujer en medio de la nada?! Estaba en mi total derecho de odiarlo pero el corazón me fallaba una vez más cada vez que mi mente visualizaba sus labios rozando los míos. ¿Porque tenía que ser guapo? Suspiré, evitando conversar con la criatura ambulante.

Tenía un amargo sabor que no me dejaba articular palabras llenas de dudas. Estos nuevos sentimientos me tienen mal. ¿Quién es Jimin? ¿Como cruce el espejo? ¿Este es el mundo real? Dudas tras dudas me revolotean el estómago. Wil me dijo que este era el nuevo mundo, el futuro que alguna vez pasará en el tiempo en el que vivía. 

— ¿Tú... —Volví a encararlo—  sabes que fue lo que me pasó?

Wil se instaló en mi regazo, con las piernas cruzadas al estilo indio— ¿Qué quieres saber?

— Todo. —Manifesté. Él se puso serio y miró hacia un lado, pensando en lo que diría. No presioné, solo lo observé y detallé en silencio la curiosa apariencia de lo que él llamó ser un hada del sueño.

— Haber, ¿por dónde comienzo? —Balbuceó— ¡Ah! Pues eres la hermana menor de Hayu, quién es una hechicera muy...

— ¿Estás de broma? —El hada se tensó ante mi duro tono de voz.

— N-No. —Tragó en seco— No te molestes, Aine. Yo solo quería salvar la vida de mi señor, así que hice lo imposible por romper el sello del espejo que tu hermana colocó hace diez años.

— ¿Un sello?

— Veraz. —Se enderezó, cruzando de brazos— Esto sucedió hace diez años, cuando tenías apenas siete años de edad. Estábamos en guerra y tú vida fue el comienzo de esa razón. Para salvarte, la señorita Hayu te envió, através del espejo del tiempo, al pasado; colocando un poderoso sello sobre este. Fue difícil romperlo aún cuando ella misma procuró que no existía forma de romperlo para que volvieras. El señor Jimin entregó su alma a los elementos para poder lograr traerte de vuelta.

— No entiendo, ¿porque Hayu haría algo así?

— Para protegerte de mí. —Volteé a verlo, sorprendida no por su presencia sino por lo mal herido que se encontraba.

— ¿Estás bien?

— Sí. —Respondió, dándome la espalda para luego sentarse a reposar sobre el único roble de entre tantos árboles.

未来 [mirai] (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora