﹆ 𝐷𝑢𝑙𝑐𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑝𝑎𝑠𝑡𝑒𝑙 ⦅🧁⦆

ଘ0ଓ

❝𝑫𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝒔𝒊𝒓𝒗𝒆 𝒗𝒊𝒗𝒊𝒓 𝒔𝒊 𝒏𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒂𝒒𝒖𝒊❞
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Estaba una vez más ahí en esa tumba hablando con el viento, cualquiera diría que estaba loco por hablarle a una tumba pero a Alemania realmente no le importaba, el solo quería pasar un tiempo con su difunta pareja, con su mate.

El alfa nostálgicamente recordaba los buenos momentos que vivió con su tierno omega, realmente lo extraña, "si hubiera sabido que el cachorro impediría que estuvieras aquí, no te hubiera pedido tanto tenerlo". Ese era el pensamiento que abundaba en su mente la mayor parte del tiempo.

Un alfa arrepentido por sus decisiones no le queda más que llorar, como lo estaba haciendo justamente ahora.

Las lágrimas caían en el pasto que cubría en donde estaba enterrado su pareja, el dolor de perder a alguien es incomparable y más cuando querías formar una familia con ese alguien a futuro, pero el destino es el que decide qué es lo que realmente pasará.

—sabes que llorar no lo traerá de regreso ¿Cierto?—el hombre que lloraba se asustó por la repentina voz tras de él, provocando que se volteara exaltado a ver quién era el de esa dulce voz.

—si te soy sincero nunca había visto a un alfa llorar, ya sabes después de todo ustedes son grandes, fuertes y nunca lloran—decía el enano haciendo su voz más gruesa para que sonara más cómico, pero el alemán solo lo miraba extrañado y sin comprender nada.

—¿Te conozco?—soltó por fin el de lentes.

—no, pero tampoco es necesario que me conozcas dicen que ayude a mi prójimo, así que ¿por qué no?—el chico extendió la bolsa de plástico hacia el alfa, el cual solo miró extrañado.

—no me dejes colgado y agarrarlo—el chico formó un puchero con sus labios, el alemán desconfiado tomo la bolsa y la abrió encontrando un pequeño pastel con betún de color azul, con una linda mariposa de chocolate en la punta.

—¿y que se supone que haga con esto?—el tricolor lo miró con obviedad.

—pues comértelo obvio—el omega rodó los ojos hacia la izquierda.

El alemán sacó el pastel de la caja de plástico en la que estaba y le dio una mordida a este degustando su dulce sabor, toda la combinación de sabores era deliciosa, de extraña manera se sintió mejor, las lágrimas dejaron de correr por su rostro y sonrió tenuemente.

—está muy rico, muchas gracias—el latino que estaba distraído con una ardilla, volvió a dirigir su mirada al europeo.

—pues me alegra que te guste.

—¿Dónde lo compraste?—gracias a la pregunta el mexicano río fuertemente.

—no mi cielo, eso lo hice yo—empezo a buscar en su abrigo su billetera y de esta saco una pequeña tarjeta de color rosa pastel.