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Un nuevo día había empezado en Firecity, la ciudad pese a la hora estaba abarrotada de autos y gente yendo de un lado a otro

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Un nuevo día había empezado en Firecity, la ciudad pese a la hora estaba abarrotada de autos y gente yendo de un lado a otro.

Usa apenas se levantaba de su largo día anterior haciendo absolutamente nada, bueno, jugó videojuegos todo el día hasta el punto de quedarse despierto a altas horas de la mañana. Bostezando se dirigió al baño para lavar su cara y sus dientes, sonriendose a sí mismo cuando vio su reflejo.

—¿quién es ese alfa tan guapo?—sonrió grandemente—ah es cierto, soy yo jajaja.

Tomo camino a la pequeña cocina que estaba conectada con la sala de un solo sillón enfrente de la tv, la cual prendió dejando que el sonido del noticiero matutino sonara. Sacó un plato hondo para proseguir a llenarlo de hojuelas de cereal, se dirige al refrigerador y tomo el envase de leche vertiendo está en el plato, tomó la cuchara que había sacado con anterioridad con el plato, dispuesto a disfrutar de su desayuno abrió la boca para meter la cuchara en esta pero el timbre interrumpió su cometido.

—¡mierda!—dejó el plato en la pequeña barra y se dirigió a la puerta—uno ya no puede desayunar tranquilo.

Abrió la puerta dejando ver a su vecino de enfrente—ah hola Méx.

Este solo lo miró amenazadoramente—hola tarado—paso como Juan por su casa yendo hacía la cocina.

—claro pasa, no hay problema—dijo en tono sarcástico.

—callate si no quieres acabar con la poca paciencia que me queda—buscaba en los gabinetes de arriba algo—tus gritos no me dejaban dormir anoche ¿qué demonios estabas haciendo?

—ah, estaba jugando online.

—¿¡a las putas dos de la madrugada!? ¡hijo de puta!

—es la mejor hora para jugar—le resto importancia subiendo y bajando sus hombros para proseguir a ir por su desayuno y sentarse en el sillón.

—no tienes vergüenza pendejo.

El reciente asecinato a hecho que los ciudadanos se sientan intranquilos —se escuchó la voz de la conductora del noticiero decir.

—¿Pues qué tanto buscas?—comentó mientras veía al omega seguir buscando en los gabinetes y degustaba por fin su preciado desayuno.

—la azúcar.

la víctima fue el omega de nombre Malasia, tenía veinticinco años , su cuerpo fue encontrado en...

—volviste a experimentar con sabores de cupcakes ¿verdad?

—¿Y qué te importa si lo hice?—respondió a la defensiva.

—Si sigues haciendo eso ninguno de los dos va a tener azúcar nunca y dudo que los otros vecinos te regalen azúcar.

—deja tus mamadas y ya dime dónde está el azúcar.

la policía aún sigue intentando descifrar su modus operandi de este nuevo asesino, que hasta el momento su victimas solo han sido omegas de un promedio de veinte y veintisiete años aproximadamente.

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⏰ Última actualización: Apr 21 ⏰

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