﹆ 𝐷𝑢𝑙𝑐𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑝𝑎𝑠𝑡𝑒𝑙 ⦅🧁⦆

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Un tono de teléfono era insistente en ese pequeño local, un chico bajito bicolor se apresuró a contestar.

—hola, pastelería sweet cakes, ¿En que le podemos ayudar?—respondió el pequeño bicolor tomando una libreta y pluma—ok claro que le podemos hacer cupcakes de calabaza, ajá—seguía escuchando los detalles que le estaba dando la persona al otro lado de la línea —mire podemos ponerle el betún que usted guste o mousse de chocolate. Ok entonces serán 40 cupcakes de calabaza con betún de vainilla, ¿me podría dar su dirección para hacer la entrega? —la voz empezó a dictar la dirección—está bien. Entonces mañana antes de las tres tendrá su encargo, el número para realizar la transferencia es 724908 solamente es la mitad, si serían $200 ok, estaremos esperando su pago, que tenga buen día—dijo finalmente para por fin colgar.

La campana de la entrada sonando hizo que llamara su atención asomando su cabeza hacia el exterior de la cocina.

—uf estoy exhausto—comentó el mexicano mientras se estiraba completamente.

—que bueno que llegas Méx por qué tenemos un nuevo encargó que realizar para mañana y además aún quedan otros dos encargos más que tienes que entregar.

—ay chale por qué Bolivia se tenía que enfermar justo hoy—se quejó el tricolor mientras se lavaba sus manos y se ponía un mandil morado pastel.

—es por eso que te he dicho que contrates a alguien más, de por sí el trabajo en la cocina es pesado para los tres, sería bueno que alguien se encargará solamente de las entregas—aconsejó el omega de nombre Perú.

—eso ya lo sé Perú, pero no quiero que sea un omega por qué podría ser peligroso y tampoco quiero que sea un alfa por qué puede haber accidentes ya sabes por qué.

—entonces contrata a un beta, aunque me gustaría que fuera mejor un omega sin marcar como tu.

—¿Por qué lo dices?—Perú apuntó a la bolita de alfas que entraba por la puerta.

—ohhh ya jajaja—Perú sonrió hacia su amigo pero un olor proveniente de él llamó su atención, se acercó sin cuidado a México empezando a olerlo como si de un perro se tratase.

—¿Por qué hueles así?—preguntó desconcertado el menor de los omegas.

—¿A qué te refieres? ¿A qué huelo?—respondió confundido el tricolor.

—hueles a ¿Café? y... ¿Pino? ¿Por qué hueles así? Esos son olores de alfa...—el peruano se alertó rápidamente—¿Algún alfa te atacó? ¿Estás bien?—dijo mientras revisaba el cuerpo de su amigo.

—estoy bien, es solo que ayude un alfa el día de hoy supongo que dejó salir un poco de sus feromonas y se me pegaron eso es todo—trato de buscar una excusa para que su amigo se tranquilizara.

—bueno te creo, pero será mejor que también saques feromonas para que no asustes a los clientes pensando que ya tienes alfa.

—no te preocupes ahora mismo lo hago, prepara el café la mayoría se queda aquí a comer una rebanada—ordenó amable el latino.