Primer beso

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Gintoki odiaba la lluvia. No le daban ganas de salir al pachinko, tampoco ir a comprar su leche de fresa. Pero Shinpachi y Kagura no estaban como para mandarlos a ellos por el encargo. Estaban con Otae- San.

La lluvia bajo de intensidad y Gintoki pensó que sería el momento adecuado para ir a comprar a la tienda.

Así que salió.

Llevaba un paraguas rojo por si las moscas, caminando lentamente y sin ninguna energía en el cuerpo.

A lo lejos vio al subcomandante del Shinsengumi patrullar junto a Okita-Kun.

Gintoki suspiró. Últimamente había estado pensando mucho en el adicto a la mayonesa y la nicotina.

Comenzó aquel embrollo en su cabeza y corazón después del incidente con la espada maldita que hizo que el subcomandante se volviera un Otaku. Vio facetas del subcomandante que nunca antes había visto.

Lo vio avergonzado cuando le estaba pidiendo que lo acompañará a comprar figuras.

Lo vio caer y pedir ayuda para proteger aquello que más aprecia y es importante para él.

Lo vio pelar a pesar de tener miedo por culpa de la maldita espada. Observó pelear al hombre para proteger a los suyos. Hijikata es un hombre que pese a las circunstancias o por lo que tenga que sufrir, siempre protegerá al Shinsengumi. A Edo y a aquellos con los que tiene un vínculo.

- Danna, es bueno verle- Saludo Sougo

Gintoki no se había dado cuenta de que estaba ya frente a Hijikata y Okita-Kun.

- Hola, ladrones de impuestos- Dijo en un intento de calmar los latidos de su corazón

- Cierra la boca, Yorozuya- Exclamó Hijikata

- Hijikata-San no seas así con Danna. Él no tiene la culpa de tu cara de estreñimiento

- ¡Cállate, Sougo!- Grito Hijikata y avanzo dando grandes pasos para alejarse de aquel par tan molesto

- Oye ¿Qué tiene el maniático de la mayonesa?

- Ha estado así desde su cita con el médico. No ha querido decir nada, ni siquiera a Kondo-San. Los demás están preocupados por él

- Pero tú no- Afirmó Gintoki mirando a la dirección que tomo el Subcomandante Demoníaco

- Mejor para mí si muere, así por fin seré subcomandante- Dicho esto Okita se fue por el lado contrario a Hijikata

Iría a comer fideos y después a dormir donde Hijikata-San no lo encontrará.

Gintoki suspiro. Era obvio que Okita también estaba preocupado por el amante de la mayonesa. Aunque Sougo lo justificaría con una deuda o cualquier otra cosa. Ese sádico nunca admitiría que aunque fuera un poco, quería y se preocupaba por Hijikata.

Gintoki olvidando por lo que salió principalmente, decidió seguir al Subcomandante.

Quería hablar con él. Aunque siempre que se encontraban discutían, parecía que nunca podrían llegar a llevarse bien. Pero Gintoki sabía que Hijikata lo consideraba un amigo. Tenían un vínculo repulsivo.

- ¿Porqué me estás siguiendo?

- ¿Te diste cuenta? Era de esperarse del subcomandante demoníaco del Shinsengumi. Nada se te escapa ¿verdad?

- ¿Qué quieres, Yorozuya?

Gintoki no contestó. Tomo la mano de Hijikata y lo jalo hasta llevarlo a un callejón donde la calle era poco transitada. Quería un momento a solas con el subcomandante.

¡¿Dónde Está Mi Mayora?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora