Los leones son... extraños.

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Hermione se adelantó al retrato, seguida de sus amigos y la chica nueva.
- Luces de colores- dijo con voz firme y el retrato se abrió dejándolos entrar.- Así que vas a quinto, podrás estar siempre con nosotros.
- Eso seria fantástico, jamás eh sido buena para hacer amigos.- respondió la chica contenta.
Los ahora cuatro amigos se sentaron frente al fuego, en un silencio cómodo. Hasta que Ron se dió cuenta de algo curioso.
- Oye, Lara, ¿Cómo es tu nombre completo?
- Pues es... Lara Malfoy. - la reacción fue inmediata. Harry se levanto y la a punto con su varita, Ron la miraba con asco, y Hermione se había puesto entre la varita y ella, que se había quedado de piedra ante la reacción.
-¿Cómo es posible que una Malfoy esté en Gryffindor y no en el nido de serpientes? - las palabras de Harry se le hicieron dagas que caían directo a su pecho.
Respiró varias veces profundamente y le puso una mano a Hermione en el hombro, apartandola con suavidad.
-Baja eso, Potter, no quiero problemas en mi primer día de colegio. - su voz era fría, y Hermione se dió cuenta, que al igual que en Draco Malfoy, estaba usando ese tono para defensa propia, como si fuera un escudo.
Harry la bajo lentamente, y al darse cuenta de lo que había estado a punto de hacer, se disculpó con Lara, desesperado, era estúpida la forma en la que había reaccionado solo por un apellido.
- Está bien, tranquilo, mi apellido siempre suele causar ese tipo de reacción. Mi padre huyó de su familia por amor, y de ese amor nací yo, claro, eso es todo, pero hay cosas que no se pueden cambiar.
Les contó la historia de amor de su padre, omitiendo el hecho de que los protagonistas de esa historia eran Draco y Harry.
Después de eso, el ambiente se puso más ligero, y aunque nadie dijo nada, era como si ahora la chica fuera una más en ese pequeño grupo inseparable.
Siguieron hablando de cosas sin importancia hasta que Hermione decidió que ya era hora de ir a la cama si querían poder despertarse bien mañana, después de todo los cuatro tenían clase doble de pociones mañana a primera hora, después adivinación, Defensa contra las artes oscuras y por último cuidado de criaturas mágicas.
A la mañana siguiente Lara se despertó con el estruendo de unos fuegos artificiales que venian de la sala común. Bajo mientras se amarraba la corbata roja y dorada, y se encontró con los gemelos Weasley que estaban haciendo una demostración de los Magi-fuegos Weasley. Busco con la mirada y pudo ubicar a Harry y a Ron que hacían alboroto al lado de los gemelos. Se acercó a ellos y los saludo aún somnolienta.
Cuando Harry la vio enseguida le pidió ayuda con su corbata, explicándole que normalmente se la amarraba Hermione con un hechizo que el no sabía y que si no se apuraban tendrían que ir a pociones sin desayunar. Ron se puso al lado de su amigo y también le imploro que le ayudar con el nudo.
Ella negó con la cabeza y les dijo que la siguieran al Gran Comedor, que allá ella les enseñaba a hacer el nudo decentemente sin ayuda de magia. Los tres bajaron con las maletas al hombro, y buscaron a Hermione que les había guardado unos asientos. Lara busco con la mirada en la mesa y vio Seamus Finnigan apuntando al cuello de Dean Thomas justo al frente de ellos para hacerle el nudo de la corbata. Le pregunto el nombre del chico a Hermione y cuando le dijo que era Dean, lo llamo. El chico volteo, y al ver que ella le hacía señas, se acercó a buen paso al pequeño grupo. Ella se levantó y se puso enfrente de Dean, y le sorprendió comprobar que él era por bastante las alto que ella.
-¿Puedo usarte para enseñarle a este par a atar una corbata?- le pregunto ella con simpleza.
El asintió, y sintió las manos de ella viajar con suavidad por su cuello buscando ordenar bien la corbata. Miro a los dos amigos que se pararon uno a cada lado e hicieron lo que ella estaba haciendo con el cuello de Dean. Al terminar, en vez de tener solo al par de amigos por público tenía a casi medio Gryffindor, y más de la mitad de Hufflepuff siguiendo los pasos que ella había hecho. Se hecho a reír, en serio que los leones y los tejones eran un poco extraños.
Los tres se sentaron al lado de Hermione, y Dean se les unió, al igual que Thomas, otro chico de Gryffindor que estaba en cuarto con Ginny. Todos comenzaron a hablar mientras devoraban los huevos, las tostadas y el zumo de calabaza.
- Chicos creo que es hora de ir a clase, a menos que quieran tener dos horas de castigo con Snape. -dijo Hermione.
Al escucharla todos salieron corriendo a las mazmorras, cuando estaban aún a tres pisos de estás, Lara detuvo a Harry, Ron, Hermione, Dean, Seamus y Thomas, les señaló un pasadizo. Los siete pasaron por el pasadizo y se deslizaron con rapidez hasta la puerta del aula de pociones, y se unieron en la fila de alumnos de Slytherin que ya había frente a la puerta.
Snape abrió la puerta, pero todos se sorprendieron al no ver las dos acostumbradas cortinas de cabello grasoso, si no en su lugar un cabello lacio y resplandeciente. Y la nariz del profesor más odiado de Hogwarts ya no era ganchuda, si no más bien recta y de un tamaño normal. Harry y Ron intercambiaron miradas incrédulas al ver el aspecto que ofrecía el profesor.
- Pasen. - dijo con suavidad, y las dos casas enemigas entraron dándose empujones y lanzándose miradas asesinas, a excepción de Lara y Jay, por qué eran hermanos y eso les parecía ridículo. Gryffindor se sentó en la parte izquierda del salón, y Slytherin en la derecha, aún dirigiéndose miradas de intenso odio.
- Bien, si no me equivoco, hoy tenemos una nueva... estudiante, de Gryffindor.
Lara se levantó de su puesto, y saludo al profesor con una elegancia que hubiera enorgullecido a su abuelo, Lucius Malfoy. El profesor le devolvió el saludo y le pido que pasará al frente. Ella se extraño pero aún así siguió las instrucciones.
- Vamos a comprobar que tan buena es en el área de pociones, señorita Malfoy, - dijo el profesor, haciendo caso omiso de la mirada confundida que en ese momento le dirigía el príncipe de las serpientes. - ¿Sabe que son estás pociones e ingredientes?- dijo señalando la mesa. Su propósito en un principio era hacer quedar en ridículo a la Gryffindor, pero se sorprendió al ver que la chica asentía.
- Está de aquí es Amortenia, es el filtro de amor más poderoso del mundo mágico, causa una fuerte obsesión, y también huele a lo que más le gusta a la persona. Para mí por ejemplo, huele a libros nuevos, chocolate, palo de escoba, Navidad y... cuero. Esta es Veritaserum, es tanto incolora como inodora y obliga a quien la bebé a decir la verdad. Este es un bezoar, se consigue del estómago de una cabra y puede contrarrestar casi todos los venenos. Estos son asfódelo y ajenjo y producen una muy poderosa poción para dormir conocida como Filtro de muertos en vida. Y esta es una luparia, también conocida como acónito. - había dicho todo de corrido y parecía que al fin se había quedado sin aire.
- Impresionante, señorita Malfoy, realmente impresionante, bien esos serían cincuenta puntos para Gryffindor. Siéntese por favor.
Todos se habían quedado de piedra, ¿Snape dándole puntos a Gryffindor? Pareció que el aire en el aula se había ido, momento en el que los dos hermanos se miraron extrañados. De pronto se escuchó el estruendo de un caldero caer violentamente. Todos voltearon y vieron a un chico de Slytherin que miraba con un odio inhumano al profesor.
- Siéntese, señor Zabini, a menos que quiera perder puntos para su casa.- el chico se sentó de mala gana, pero no dejaba de mirar al profesor como si quisiera hacerle la maldición cruciatus.
Hasta los mismos Slytherin habían quedado de piedra con la actitud del chico Zabini, pero en ves de enfadado, Ron lo miraba casi preocupado, una mirada que no se le escapó a Lara, pero que aún así decidió ignorar.

Lara y Jay Potter-MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora