Bang Bang

459 37 48
                                    

-Pues aquí estamos.

Esa fue la frase que rompió el silencio entre los dos asesinos.

Mientras se apuntaban con sus armas, sin apartar la vista de la mirada contraria, evitando sonreír, a sabiendas de que, entre ellos, siempre hubo algo más que se limitó a morir entre sus bromas obscenas, sus sonrisas altaneras, y sus pistolas, siempre cargadas con sus balas y también un poco de adrenalina.

Taehyung esbozó una nueva sonrisa al escuchas esas palabras, pero no se movió ni un sólo milímetro.

-Jeon, son demasiados años - dijo después -, conozco todos tus trucos; no lograrás distraerme tan fácilmente.

-¿Distraerte? - El pelinegro negó con la cabeza. - Sabes muy bien que esta vez sí me han ordenado matarte. Y eso es justo lo que no quiero hacer.

Taehyung rió pero mantuvo sus brazos firmes.

-¿Entonces por qué te has molestado venir? Tú también sabes que yo también tengo órdenes de matarte a ti. ¿Acaso has venido a morir en mis brazos?

Jungkook sonrió de forma tenue y suavizó un poco su expresión, la cual estaba demasiado endurecida, debido a la tensión que se había adueñado de la atmósfera hacía un rato.

-No tenía opción - respondió, con sinceridad -. Resulta que no quiero matarte pero tampoco quiero que me maten. He venido con la esperanza de que esta escena se prolongue.

-¿Hasta cuándo? - Preguntó el castaño, confuso.

-Hasta... ¿siempre, quizá?

Taehyung se rió de nuevo y le miró con seriedad después.

-No juegues conmigo, Jeon.

-Me parece que el único que ha estado jugando aquí eres tú y lo sabes - le reprochó entonces el más joven -. Yo nunca jamás te hice daño en ninguna de mis misiones. Y, si esta vez el desenlace pudiera ser diferente, sería únicamente porque así otros lo quieren.

-Por favor, no te hagas la víctima - le pidió Taehyung con una mueca -. Es cierto que fui yo quien comenzó este juego, pero tú fuiste el que decidió seguirme. Te metiste en esto tú solo. Y yo tampoco deseo matarte, pero esas son las órdenes que me han sido dadas.

-Por eso he venido - reconoció el pelinegro -, porque tengo la esperanza de que este momento dure para siempre.

-No seas ingenuo - le dijo Taehyung, aunque el tono con el que lo pronunció fue mucho más blando de lo que hubiera deseado -. En cuanto uno de nosotros note que se le cansan los brazos, no perderá la oportunidad. Y disparará.

-Hace rato que me siento así - reconoció de nuevo el menor - y, como ves, todavía no lo he hecho.

Taehyung sonrió al escuchar ese "todavía" y tensó sus propios brazos, los cuales también dolían desde hacía unos cuantos minutos. Aunque él no iba a reconocerlo.

-Quizá tuvieras miedo de que yo fuera más rápido que tú - le dijo -. Miedo de que leyera tus ojos de Bambi y te ganara la partida.

Esta vez fue Jungkook el que rió.

-Esto no es una de tus malditas partidas de ajedrez - le reprochó después -. Aquí nos jugamos la vida y ya te he dicho que no quiero morir, pero tampoco quiero matarte a ti para salvar mi vida.

-Qué generoso - dijo Taehyung, tratando de hacer ver que las palabras del más joven no le afectaban lo más mínimo -, pero si tienes el corazón tan puro, me temo que te has equivocado de trabajo.

-Hace tiempo que sé que me he equivocado en esto.

Sus ojos se escrutaron con tensión. Pues la palabra "esto" podía aplicarse a algo más que ese trabajo que ambos compartían. Y Taehyung no quería pensar en otra posibilidad, porque temía dejar ver a través de su dolor y terminar de perderlo todo.

One ShotsWhere stories live. Discover now