Terry
Delineo con delicadeza su perfil mientras descansa sobre mi pecho.
—¿Me amas? —me pregunta en un susurro.
—Cada día te amo más —beso sus risos mientras cierro los ojos.
No hay palabras que describan cuanto la amo. Solo sé que no puedo volver a vivir sin ella, no lo soportaría.
La aprieto un poco más en mis brazos y aspiro el aroma de sus bucles.
—¿Extrañas actuar? —su pregunta rompe el silencio que nos cobija en la sala.
El beso empezó en la cocina y terminamos en la sala.
—No —contesto escondiendo una sonrisa— ¿por qué siempre me lo preguntas? —jalo un riso y lo beso.
Se aprieta un poco en mis brazos antes de contestar
—Es que una vez dijiste que amabas actuar, o algo por el estilo. Es decir, yo entendí que la actuación era tu pasión. Y como ahora ya no lo haces...
—Si la pasión tuviera un nombre, sería el tuyo —acaricio su hombro—. Si hay algo que amo, ese algo, mejor dicho, ese alguien eres tú —toco la punta de su nariz con el dedo—. El resto es secundario. Te amo y amo nuestra vida juntos —tomo una bocanada de aire—. Cuando dije eso, estaba en el colegio y pensaba distinto, en aquel entonces lo único que quería era tener una vida diferente, quería estar en cualquier otro lado y sobre todo lejos del duque, pero el destino me llevó a una vida no solo lejos del duque sino de ti. No sabes cuantas veces quise regresar a la época del colegio, solo por volverte a ver.
—Yo igual —murmura en mi regazo.
—Cuando estaba en Nueva York, vivía actuando, y no me refiero solo a actuar subido en un escenario, mi vida era una constante actuación —respiro despacio, con Candy en mis brazos me resulta fácil hablar de aquella tétrica época—. Actuaba frente a mi mamá para que no notara lo devastado que estaba y se preocupara. Actuaba frente a Susana para que no viera lo desgraciado que era en su presencia. Actuaba frente a todos para que no vieran la miseria de vida que llevaba.
—Terry —levanta la cabeza buscando mis ojos.
—¿Ahora entiendes porque no extraño actuar?
No me contesta, solo hace un asentimiento con la cabeza, sus ojos me miran tristes.
—Pero no te pongas triste, creo que fue necesario pasar por todo eso, para valorar cada segundo que estoy junto a ti. Como dice mi madre: no puedes conocer la alegría hasta no conocer la tristeza —respiro hondo—. Y no solo la conocí, la viví —cierro un segundo los ojos—, y ahora adoro cada segundo de esta nueva vida —beso su frente.
—Cambiaste toda tu vida por mí —murmura con un toque de preocupación luego de varios minutos de silencio.
—Todo lo que cambié por ti, es nada comparado con la vida que ahora tenemos —respiro hondo y acaricio su mentón—. Lo cambiaría una y mil veces más.
Candy levanta la mano y me acaricia de la mejilla al mentón con infinita ternura.
—Soy feliz administrando estas tierras contigo a mi lado, incluso sería feliz siendo un simple jornalero, si te tengo junto a mí —sonrío y eso logra arrancar una sonrisa de sus labios— ¿Y tú, extrañas el hospital? —no le pregunto si extraña ser enfermera, porque aquí ya tiene algunos pacientes.
—Lo que extraño son los turnos —dice sacándome la lengua para embromarme.
—Haberlo dicho antes, de seguro podemos hacer esto —empiezo a besar su cuello—toda las noches y te aseguro que no te dejaría dormir.
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Solsticio de invierno
FanfictionLa navidad esta cerca y el solsticio de invierno es el tiempo propicio para que los deseos imposibles se cumplan, pero hay un pequeño inconveniente: Candy está en Chicago y Terry en Nueva York.