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Soy el constante murmuro
de todas las almas desoladas,
el tintineo de las campanas
de la iglesia a media noche,
el escalofrío que siente un niño
cuando piensa que el monstruo está debajo de su cama.

Escucho las voces,
los gritos
y cantos de todas esas almas.

Ojo por ojo,
vida por vida.

Solo queda esperar
que el invierno
derrame su última capa de hielo
y hacerle la vista gorda
a los monstruos
que nos persiguen
desde que éramos tan sólo niños.

Están en tu mente,
y permanecerán ahí por siempre. 

Esperan el momento indicado
donde te veas envuelto
en una capa de debilidad
para comerte vivo y arrancar
la poca humanidad que queda en ti.

Tendrás que correr para que no te alcancen, porque siempre están donde menos te los esperas.

Me convertí en una nube grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora