『 T R E S 』

44 11 2
                                    

• ────── ✾ ────── •

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

• ────── ✾ ────── •

—Bien, bola de pelos, te quedarás a dormir en el sillón de la sala.— Decidió el cenizo mientras acomodaba un conjunto de mantas y un cojín de su sofá. Intentaba darle forma de una pequeña cama con la intención de que no fuese incómodo para el felino.

     El gato le miraba con curiosidad, seguía con la mirada todos y cada uno de sus movimientos. Al notar que el humano había terminado, se acercó a lo que estaba haciendo anteriormente y tocó suavemente el bulto de sábanas.

—Listo, ahora duerme y no me despiertes, tengo sueño ligero y mañana tengo que levantarme temprano.— Habló, aún sabiendo que el minino no le entendería ni un carajo.— Hasta mañana, pulgoso.

     Katsuki comenzó a caminar hacia su habitación, se sintió más relajado desde que había dejado al animal en su sala. Sus pasos eran silenciosos y sin prisa, llegó a su pieza. Cerró la puerta de forma poco ruidosa y se dirigió a su ropero, de dónde decidió sacar su pijama.

     Se cambió con tranquilidad, no oía ningún ruido desde la sala, por lo que pensó que el pequeño felino había entendido lo que le pidió y se hizo bolita en el montón de cobijas. Se sintió aliviado de que al menos podría dormir bien con la presencia de otro ser vivo en su departamento.

     Bakugou suspiró de forma cansada, aunque estaba relajado no pudo evitar recordar el porque había vuelto a casa tan temprano y sin auto. No dudó en dejarse caer en su cama, cómoda y suave hasta cierto punto, no fue hasta que sintió que algo se removía debajo suyo que se asustó.

     Su cuerpo se levantó de forma rápida, con la intención de defenderse de cualquier amenaza, pero, ¿Qué podría ser de amenazante un chiquito gato anaranjado? Rió suavemente al creer que un minino cómo ese era un peligro y volvió a recostarse, ahora que el gato se había movido y se sentaba a su lado.

     Pasaron los minutos y un maullido lo hizo volver a la realidad.

—¿Qué carajos haces en mi cuarto, maldita bola de pelos bastarda?— Cuestionó al felino, quien sólo lo veía con ilusión.— Oh no, no dormirás aquí, te hice una puta cama en mi sala, ve ahí y acuéstate de una perra vez.

     Tomó al animal en brazos y lo sacó de su habitación, cerrándole la puerta cuando el gato estuvo afuera de una vez por todas. El pálido caminó hasta su cama y se sentó, se hubiese acostado de nuevo sino fuese porque un "Miau" junto con unos rasguños provenientes de su puerta interfirieron con su acción.

—¡No rasgues la puerta, hijo de puta!— Gritó poniéndose de pie de nuevo, al oír que el minino no se detendría, abrió la puerta nuevamente.— ¡¿Qué quieres, maldita sea?!

     El felino entró cómo si nada a su habitación, dirigiéndose a su cama y acostándose en ella, de forma que estuviese cómodo. El ojirubí soltó un quejido junto con un insulto, pero se rindió, ese jodido gato haría lo que quisiese y él lo dejaría, al menos por esta noche.

—Sólo porque hace frío, maldito gato pelos de mierda.— Se resignó el cenizo, tomó al animal con cuidado y lo acostó a su lado, cubriéndose a sí mismo y a su compañía con la manta. Esperaba que todo acabase ahí y pudiese dormir cómodamente.

     Dieron las 3:54 de la madrugada, comúnmente a esa hora él estaría atravesando el quinto sueño, sin embargo, la sensación de asfixia lo detuvo de seguir durmiendo. Y que mejor que despertar siendo aplastado por la cola de un gato.

—¡Bájate de mi cara, maldita bola de pelos!— Gritó el humano, girando la cabeza de lado, y gracias a eso, pudo descubrir una cosa que quizás sería importante para el futuro.

     El gato era macho. Y, justamente, los huevos del felino estaban en su jodido rostro.

—Quítate de mi cara, estúpido gato.— Y dicho y hecho, el minino se quitó de encima suyo, cuando pudo respirar mejor, miró al animal.— ¿Ves cómo si puedes hacerme caso, maldito pulgoso?— Y, lo acarició con cariño, consiguiendo un ligero ronroneo y sin saber que esto ocasionaría un problema:

     El pequeño felino, entendió que había realizado algún logro, por lo que el resto de horas de la madrugada y parte de la mañana se dedicó a subirse encima de Katsuki y luego bajarse, para que este le diese atención y le acariciase el pelaje cómo lo había hecho horas atrás.

• ────── ✾ ────── •

Curiosidad 2:Los gatos nunca comprenderán los castigos, pero si las recompensas cuando hacen algo bien

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Curiosidad 2:
Los gatos nunca comprenderán los castigos, pero si las recompensas cuando hacen algo bien. 

¡Lo siento! Dije que publicaría cada capítulo en cada semana, pero descubrí que entro a clases en unos días y prefiero acabar esto rápido.~

¡Gracias por leer!

˗ˏˋUn maullido es un masaje al corazónˊˎ˗| KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora