『 S E I S 』

35 8 3
                                    

• ────── ✾ ────── •

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

• ────── ✾ ────── •

—¡Kacchan, espera un momento, por favor!— La voz del peliverde siempre lo sacaba de sus casillas, pero aún así, se detuvo, sabiendo que mientras más le ignorase, más tiempo estaría tratando de llamar su atención con su voz chillona.

     Pasaron unos pocos segundos desde que el rubio cenizo dejó de caminar para que el menor le alcanzase, aunque éste trató de hablar, su respiración era errática al igual que las palabras que salían de su boca era incomprensibles.

—¡Ya di lo que me querías decir, mierda!— Exigió molesto el mayor, arrugando la nariz de forma inconsciente, desde que Eijirou vivía consigo había adoptado algunos de sus hábitos: Cómo el remover su nariz cada vez que se molestaba; eso había sido al principio porque solía imitarlo, ya que esto parecía molestarle, sin embargo, terminó convirtiéndose en una costumbre.

—¡Déjame ir a tu casa!— Pidió el ojiverde, juntando ambas manos de forma que se entendiese que le estaba suplicando, el ojirubí se quedó en blanco ante la petición,  ¿Qué mierda estaba pidiéndole?

—¡¿HA?! ¿¡Y para qué mierda querrías ir tu a mi departamento?!— Gritó, tomándole del cuello de su traje, esto provocó que el opuesto temblase del miedo.— ¡¿Y por qué carajos dejaría que un bastardo cómo tú fuese a mi casa?! ¡Piérdete, imbécil!— Y lo soltó sin cuidado.

—¡No! ¡Espera, Kacchan!— Continuó siguiéndole aún sí eso significaba la posibilidad de terminar explotado.— ¡Quiero saber con quien vives!— Se justificó, pero al no tener planeado admitir la razón por la cual quería ir a casa de su "amigo" de la infancia, se arrepintió de decirlo en voz alta.

     Katsuki se detuvo de nuevo, para después voltear y dirigirle la mirada más agresiva que tuviese. Se puso a pensar en una solución, no quería que el resto se enterase que no era una persona con la que vivía, sino un jodido gato.

     Sin embargo, era Izuku quien se enteraría, y si pensaba a profundidad la situación, seguramente el estúpido de Deku no le juzgaría y mucho menos le diría algo al resto con tal de no perjudicar su reputación.

—Puedes ir.— Aceptó, esto dislocó por completo al más bajo, mas no rezongó y asintió feliz.— Pero irás mañana, hoy quiero descansar de los extras y mierdas cómo tú.— Y dicho esto, el más alto se fue, dejando a Midoriya con las palabras en la boca.

     Cómo casi todos los días, su día fue tan pesado que lo tenía exhausto, pero eso no impidió que al llegar a casa le diese mimos a su pequeño felino.

—He llegado, bolita de pelos.— Anunció su llegada con algo de ánimo, pues apenas abrió la puerta, el animal ya se encontraba enfrente de la entrada, esperándole.— ¿Qué hiciste hoy, Eijirou? Yo patee los culos de muchos villanos y creo que hasta estuve en la televisión obviamente todos esos jodidos extras me adoran.

     Siguió contándole su día, cómo si el minino de pelos pelirrojos pudiese entender lo que estaba diciendo; este soltaba pequeños "Miau" cómo si le contestase, y eso hacía feliz a Bakugou.

—Por cierto, mañana vendrá alguien, así que quiero que te comportes, ¿Me entiendes, pulgosito?— Comentó el rubio cenizo mientras preparaba la cena; había descubierto que su pequeño amigo no comía comida para gatos y no se alimentaba de nada crudo, por lo que cuando cocinaba, lo hacía en cantidades grandes para que ambos comiesen.

     Su gato era extraño, pero así lo quería, o al menos eso suponía. Lo había sacado de su soledad, le era compañía casi todo el día de su descanso, a comparación de antes dónde ese día lo usaba para dormir, actualmente a lo único que se dedicaba era a jugar con su mascota.

     Al parecer fue ignorado por Eijirou, ya que este sólo miraba hacia el suelo, cómo si estuviese pensando o realmente no le prestase atención. Esto preocupó ligeramente al dueño, quien le bajó a la flama de su estufa para concentrarse en totalidad en su gato.

—Hey, ¿Qué tienes? ¿Te sientes mal?— Le preguntó cómo si fuese a responderle un "Sí amo, estoy bien", que ridículo.— Quizás deba llevarte al veterinario, ni siquiera sé sí tienes alguna vacuna...

     Se quedó en silencio cuando observó al felino mirarlo directamente a los ojos, cómo pocas veces hacía. No se esperaba que el pequeño minino le lamiese la punta de la nariz, sin despegar su mirada de la suya, siendo que la determinación se notaba en sus ojos.

—¿Qué demonios?— Exclamó en voz baja, sin pretender asustar al gato, quien volvió a darle una lamida.— No, espera, se siente raro.

     Aún si sentía aquella lengua rasposa restregarse en su nariz y ésta le lastimaba ligeramente por la textura, no lo detuvo. Sentía cómo si su pequeña compañía quisiera decirle algo que no podía explicar con palabras ya que no tenía la capacidad de hablar, cerró los ojos y en ese momento sintió cómo la lengua ya no estaba en su nariz, sino en su labios.

—¡Eijirou, no!— Gritó alejándose, nunca le había olido el aliento a un gato, pero se imaginaba que sería casi igual que el de un perro.— Ya vamos a comer y tu me lames la boca, mierda.

     El minino de ojos rojos, igual que su dueño, no entendió si había hecho algo bien o algo mal, así que no le tomó importancia y se recostó en la mesa del comedor; mientras que el humano tomaba un trapo y limpiaba sus labios.

     Sin duda que su gato era extraño.

• ────── ✾ ────── •

Curiosidad 5:Si un gato te lame es un gran cumplido ya que te considera uno de los suyos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Curiosidad 5:
Si un gato te lame es un gran cumplido ya que te considera uno de los suyos

¡Capítulo seis! Siento que voy algo rápido así que creo acabar esto en menos de dos días.

¡Gracias por leer!

˗ˏˋUn maullido es un masaje al corazónˊˎ˗| KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora