| PASADO |

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     Como si miles de agujas le picaran fue lo que sintió Lolito cuando paso su lengua por sus labios, mordió las almohadillas de carne en un intento por disfrazar su dolor con otro más agradable para él. Se detuvo, pero no por el palpitar de sus brazos ni el hormigueo que amenazaba sus piernas, quería comer algo, solo le quedaba pocos pescados. Tal vez cuando llegara, su niña le tenía una docena de salmones cocinados, con pensarlo su estomago gruño, era un ángel para él, una persona que no merecía ser tocado, solo admirado desde abajo, nada merecía estar a su altura, Lolito reanudo su camino. Tenía un montón de menas encima, no más llegara a casa pondría a quemar todo y se daría un baño antes de ir a darle un abrazo a su amada para después llenarla de besos, la presión en su pecho se hacía casa vez más grande, el sonido de alguna que otra gota caer provocaba eco.

     Las ideas para cuando regresara corrían a mil por su cabeza, ir al pueblo a pasear también era una opción, podrían darse una vuelta por la casa de Auron... el nombre del moreno retumbo en su mente, la sonrisa de Lolito se congelo, Auron, la velocidad con la que picaba disminuía pasados los minutos hasta ser nada, Auron es psicólogo, cuando regresara a casa su niña estaría ahí, estaba seguro, tenia una consulta donde su ni... Lolito dejo caer el pico, el hormigueo en sus piernas le paso factura, de pronto una urgencia por volver a casa le nació, pero los temblores no le permitían levantarse, ocasionando que en cada intento por regresar fallase, pidió ayuda a su amado mas solo le respondía el eco de los túneles ¿su niña no lo oía? Comenzó a doler su garganta, cada vez sus gritos se volvían fantasmales, quedando poco a poco en el olvido, no le quedo más que hacerse bolita en aquella solitaria mina.

*

     Hacia mucho que no salía de casa, para ser precisos a la planta principal, el ruido de la lava y del agua era lo último que oía cada vez que decidía dormirse en un vano intento de que su niña apareciera delante de él, los hornos seguían sin prenderse, ya no olía alguna clase de marisco en casa, su cabello le daba picazón y una que otra parte del cuerpo. Un sonido tras otro le informo a Lolito que estaba recibiendo mensajes, poco le importo, sus ojos opacos no le hacían justicia al antes color verduzco que poseía, otro sonido característico de llamada lo hizo mirarlo ¿Por qué aun conservaba el celular? Su niña ya no lo llamaría, bloqueo su número, innumerables veces lo llamo, pero ningún contesto. Cuando finalmente se dio por vencido que no le atendería fue hace una semana, cuando volvió de la mina moribundo, por lo que lo llamo, quería escuchar por última vez su voz mas nunca entro la llamada.

     Su niña no iba a volver... Mangel no iba a volver.

*

     Decidió salir tres días después que su alimento escaseo. Cerro abruptamente sus ojos a los rayos del sol que le dieron la bienvenida al mundo exterior, ajusto su arco y cerro sus puertas. Entre bosque se internó, buscando la más mínima señal de movimiento, no cazaría grandes raciones, solo para unos cuantos días y probablemente ya no más. Un pato y caballos fueron a parar a su bolsa donde antes de cerrarla observo la caña de pescar, hace mucho que no visitaba el mar, por lo que su rumbo cambio buscando el rio u lago mas cercano. Siempre le fue grato pescar, podía tirarse horas, no entendía cómo la gente se podía aburrir, podías pensar para sí mismo o simplemente admirar como el sol se ocultaba bajo el agua como ahora mismo pasaba. Todo un espectáculo.

     No se molesto en desenvainar su espada al oír un ruido detrás de él. Su reflejo le miraba triste, acabado y deseoso de un destino que pocos querían, un chapoteo lo atrajo a la realidad y una maldición con ello.

— ¿Qué tal va tu pesca? Lolito.

     Auron lo miraba mientras sostenía su caña de pescar, el anzuelo flotaba un poco cerca, Lolito no respondió, sin embargo, aventó su anzuelo lejos de Auron.

| Confrontación | Lolitoplay |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora