| PRESENTE |

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     Estaban sentados uno junto al otro pescando. El sol comenzaba su rutina diaria de ocultarse bajo el agua, dando un espectáculo colorido a sus espectadores, la frisa calidad movía el follaje de los árboles. Aquel par hablaban ajenos a los murmullos del poblado quienes comenzaban a meterse a sus casas y arropar a sus hijos, para Auron y Lolito la noche era joven.

— Hable con Mangel justo ayer.

     Auron asintió, levaba algún tiempo comentándole que hablara con él, ambos necesitaban decirse cosas, ser sinceros mutuamente.

— Al principio fue incomodo, me sentí tonto, pero Mangel se las arregló para comenzar hablar del problema. —voltio a ver los rayos que se reflejaban en el agua de la luna. – no te voy mentir que ahora me siento jodidamente avergonzado al recordar todo.

— Lo importante es que hablaste con él, puerco. Te dije que sería bueno.

— Me dijo que te dijera algo. —comento Lolito.

     Auron se removió a su lado comenzó a mover su pierna, lo cual le hizo hacerse a una idea loca ¿estaría celoso? Para el poblado no era desconocido como el reformado hombre miraba al de la casa inexpugnable, ya se podían oír murmullos por Karmaland.

— Mangel nos deseó sus mejores deseos.

     El psicólogo se sobresaltó y abruptamente miro a su acompañante, este lo miraba con una sonrisa socarrona, las mejillas de Auron estaban rojas.

— Pero vamos a ver ¿esta tonto o qué?

     Lolito vio la perfecta oportunidad para hablar de los sentimientos de los dos, el no era tan ingenuo como Auron, sabía que sentía algo por aquel chico delante de él y muy en el fondo guardaba la esperanza que este también.

— ¿Qué sientes cuando estás conmigo?

     El de apodo "calvo" medito la pregunta, con el sentía el revoloteo en su estómago, la felicidad al verlo o escuchar su nombre o esa ansiedad cuando lo nombran, la presión en su pecho cuando sabía que algo le había pasado, dio un respingón y sorprendido miro al de la coleta, se mordió los labios.

— ¿Tan despistado soy? Joder.

     El de un lado soltó una risotada que amenazaba a convertirse en una tos, mas se controlo antes de que eso sucediera. Lolito coloco una mano en la rodilla de Auron, este miro la acción y levanto su mirada, la distancia era mínima, ambos rostros sonrojados, pero uno más que otro. Pero el ambiente se rompió por el siempre huraño Auron.

— No salgas con vergas, Lolito.

— ¡Auroncito!

     Se le abalanzo abrazarlo y darle un beso en la suave mejilla del nombrado, este libero sus manos del abrazo y alejaba lo más que podía la cara de Lolito, pero este hábil de vez en cuando lograba conectar sus labios con el rostro de Auron.

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