| PRESENTE |

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     Su celular timbro y se apresuró a sacarlo de su pantalón, un mensaje de Lolito en la pantalla, preguntando si estaba en casa, Auron, recargándose en Gustavo rápidamente tecleo una afirmación, dejo a su Golem en su sala y subió las escaleras para desactivar todas las torretas. Lolito le quería hacer una visita. Con mejillas sonrojadas termino y Lolito apareció por uno de los costados de su casa.

—Los mismísimos estados unidos estarían orgullosos de ti, calvo. —comento jovial, Lolito.

—Cállate, eh, que ahora mismo las activo de nuevo.

     El Psicólogo le dio el pase, pero el de coleta espero que este fuera enfrente, sabía que tenía torretas todavía adentro, así que no se arriesgaría ir mostrando pecho.

—Las torretas están desactivadas, solo ten cuidado con Frederick.

     Bajo los últimos escalones y Lolito rio, Gustavo se reusaba avanzar, el pollo de Auron los observaba en una esquina. Se acerco al nombrado Frederick y tomo asiento a su lado, este lo miro, el de coleta ladeo la cabeza, curioso la forma en que te miraba, parecía casi como si te analizara ¿se comenzaba a poner nervioso por como lo miraba un pollo? Reviso su inventario y encontró unas semillas, con cuidado se las acerco al pico de este, quien olfateo un poco y dio un pequeño picoteo, ahora con más confianza, Lolito le ofrecía más y Frederick con gusto las tomaba.

—Que no te mire Vegetta haciendo eso.

     Alzo la vista y alegría era lo que había en los ojos del Psicólogo.

— ¿Por qué?

—Intento hacer lo mismo cuando vi no a mi casa. Frederick le hizo el feo y Vegetta se fue casi llorando, después vi no queriendo matar a mi niño. – comento riendo Auron.

     Lolito no dijo nada, Gustavo ya comenzaba a cooperar y avanzar a paso veloz a la sala de los cofres, los gritos de Auron se oyeron por toda la casa, tanto Frederick como Lolito se voltearon a ver, ambos sentían lastima por Gustavo, pero este no ayudaba mucho a su favor.

— Quería saber si vamos a minar un poco, tal y llevamos a Frederick. —dijo Lolito no más vio a Auron entrar en la especie de sala que tenía.

— ¿Pero tu estás loco? ¿¡Como se te ocurre semejante barbaridad!?

     No entendía el escándalo de Auron, si hasta donde sabia Frederick nunca había salido desde que fue adoptado. Necesitaba respirar otro aire que no fuera el de esa casa.

— Pero mírale la cara que se carga el pobre, todo por estar encerrado, cabrón. No le pasara nada, te recuerdo que soy dios con el arco. —esperaba que aceptara.

     Y acepto, pero no esperaba bajo estas condiciones. Se consideraba todo un experto minando, pero no mucho más que Auron, lo miro en varias ocasiones anteriores como se enfrascaba realmente en minar, mas cuando le solicitaban conectar minas, era como si un fuego y determinación se encendieran en su pecho y reflejase en sus ojos. Le gustaba ver a Auron minar. No sabia si eso se podía considerar un pasatiempo, pero Lolito lo aceptaba como uno. A pesar de estar en una mina a varias capaz de profundidad, Frederick no se mostraba negativo, su mirada de color negro prestaba atención a cada piedra que era removida por su acompañante, Lolito considero esto como un reto. Picar con un pollo en una mochila portabebés en su pecho, fue la única condición que Auron impuso, ya que presumió de ser un "dios con el arco", si aparecía algún bicho, el psicólogo se encargaría de hacer frente y Lolito lo cubriría junto con Frederick desde atrás.

—Exijo derechos sobre tu hijo, Auron.

     El sonar de uno de los picos se detuvo, Lolito no paro y a través del ruido que el provocaba podía oír unos apresurados pasos a su sitio, le causo gracia.

— Pero ¿¡qué dices!? Venga ya ¿derechos sobre Frederick, tú? Estás loco.

— Si sí, imagínate tú, que venga un bicho chetadisimo y me encuentre rodeado ¡tendría que arriesgar la vida por Frederick! —ahora miraba al moreno atrás de él. Su cara era todo un poema. —sería dar mi vida, como un padre haría por su hijo. Frederick, tienes dos papas.

     Termino diciendo viendo al pollo, este alzo la mirada batiendo un poco sus alas. Frederick era inteligente. Ambos observaron a su dueño, quien sus mejillas estaban pintadas, su boca no soltaba palabra, aunque estaba intentándolo.

—Que te den por culo, hombre.

| Confrontación | Lolitoplay |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora