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Al día siguiente, Jack se despertó gracias a la luz molesta que entraba por detrás de las blancas cortinas.

El pequeño se encontraba en una cama que no era la suya, y, entonces, se sentó a mirar, para recordar en donde estaba. Era la habitación del señor Wolfhard.

Jack se encontraba con una camiseta grande, la cuál no le pertenecía, y unos boxers. Buscó algún rastro de Finn, pero no lo encontró. Revisó el reloj, eran las 10:20 de un Sábado algo caluroso, aunque no extremadamente. Quizás se encontraba en la cocina o en su oficina.

Cómo estaba, se dirigió al baño lujoso de la habitación, y se lavó la cara. Intentó peinarse un poco, ya que sus rulos castaños se encontraban demasiado desordenados y no le gustaban. Cuando acabó, bajó las escaleras lentamente, intentando no hacer mucho ruido.

Wolfhard se encontraba allí, sentado frente a una Notebook y una taza de café. Tenía unos lentes medio redondos puestos, los cuáles tenían un marco muy fino, casi imperceptible.

Se lo veía realmente concentrado en lo que fuera que estuviera haciendo, entonces Jack intentó no molestarlo y pasar desapercibido. El mayor clavó la mirada encima suya unos minutos después, con una gran sonrisa en el rostro.

— Hola, cariño. No tenía ni idea de que te habías despertado. ¿Dormiste bien? Te dejé dormir en mi cuarto porque estabas muy mal ayer, no te preocupes.

— Hola, Daddy. Dormí bien, solo que fue raro despertar en tu cuarto - Finn río y asintió, para luego preguntarle:

— ¿Tomas café... o prefieres el té? Deja que yo te lo hago, tú siéntate, cariño.

— Pero estás ocupado... —El chico de cabellos azabache lo calló con un "shh" y el otro contestó.— Prefiero un café, gracias. Pero no era necesario...

Finn se levantó de su silla y se dirigió a la cafetera, ignorando a Jack completamente. El menor no quería volverse un estorbo para Wolfhard, no quería que él sintiera lo mismo que su padre al verlo cada día.

Lo que el chico no sabía, era que Finn, desde el principio, había sentido un gran cariño por él. Si, quizás todo comenzó como algo sexual, pero se preocupaba por su bienestar. Por esa misma razón, se había despertado temprano para buscarle ayuda.

— Cariño, sabes, me quedé pensando por mucho tiempo en lo que hablamos ayer, sabes,  —le entregó la taza y se sentó delante suya— te he buscado ayuda. Costó, y mucho —sonrió con aquel comentario, y el menor igual—, pero conseguí a uno de los mejores psicólogos que conozco. Verás, yo lo conozco como amigo y profesional, cuando tenía algunos... inconvenientes él siempre me ofrecía ayuda y lo lograba; hacerme ver el camino, entender las cosas, sanar las heridas... Bueno, ya sabes, ¿no? —Jack asintió.

No sabía que sentir al respecto, Finn era como una especie de padre para él ahora, ¿qué estaba ocurriendo? Es decir, el señor Wolfhard se comportaba como si fuera su padre, pero a la vez no. Deberían aclararlo.

 El mayor divisó, de reojo, como el chico tomaba una tostada y la comía, con el rostro pensativo y la cabeza en otra parte. Esa imagen lo hizo reír, pues se veía realmente tierno de esa manera. Con la intención de sacarlo de sus pensamientos, Finn le habló.

— Ey, ¿qué tanto piensas, bebé? —Una sonrisa se formó en el rostro del pequeño pecoso, y negó. Tragó el pedazo de tostada que estaba comiendo y le dio un trago a su café.

— Nada, todo está bien. Daddy, ¿puedo preguntarte algo? -Wolfhard tomó asiento frente suya, y asintió.— ¿Puedo ir a la escuela? – Preguntó Jack con vergüenza. Jamás había ido a una, pero ese era su sueño desde que era muy pequeño.

— ¡Claro que puedes, Jack! Ni deberías preguntarlo —bramó Finn, con una pequeña sonrisa.— Está en tus derechos el ir a la escuela, nada más que tu padre te impidió hacerlo por tu trabajo. —Tomó su mano y la apretó levemente, sin quitar la sonrisa de su rostro.— Si prefieres, puedes tener clases aquí, si te es más cómodo —mencionó, poniéndose en el lugar del menor.

— Si... Quizás eso sea lo más apropiado para mí, ¿no?

— Bueno, no lo sé. Sí prefieres eso, no tengo ningún conflicto en pagarte un profesor.  — El menor asintió. Recién estaba por comenzar el año, no era algo de lo que debería preocuparse por ahora.

— Gracias Daddy... En serio, esto significa mucho para mí. Me das todo lo que mi padre debió darme y no lo hizo; me tratas bien.

— Te trato como es debido; como te lo mereces. Tu padre era un hijo de puta, no te supo valorar ni tratar bien como tenía que hacerlo.

  Jack se sentó en un sillón a esperar la cena, como Finn le había pedido. Estaba viendo una película de terror, la cual trataba sobre una pareja que ayudaba a una familia que estaba sufriendo ataques paranormales. Era bastante entretenido ver eso, al menos cuando debías perder el tiempo con algo.

  Wolfhard se estaba dando una ducha cuando tocaron la puerta. Grazer estaba dormitándose, por lo cuál, no oyó el timbre. El hombre, tuvo que bajar lo más rápido que pudo, con solo una toalla, a abrirle al delivery, quien ya había hecho sonar el llamador tres veces; se estaba cansando.

— ¡Hola, lo siento! Estaba duchándome, perdóneme. — Una sonrisa vergonzosa se formó en el rostro del pecoso, y el repartidor asintió.

   Tomó un poco de dinero del aparador, con el cuál le pago al chico, quien se fue rápidamente de allí y subió a su motocicleta, para seguir haciendo su trabajo.

   Dejó la caja sobre la mesa rectangular que estaba en la sala, y luego se acercó a jack. Con un beso en la frente, el chico comenzó a abrir lentamente sus ojos, los cuales talló luego de abrirlos por completo y estirarse.

   Ambos se sentaron en el comedor, uno al frente del otro, y pusieron dos vasos con jugo de naranja sobre la mesa. Finn, trajo la caja con la pizza y la colocó allí también, de modo que quedara cómodo para ambos cenar.

  Eran al rededor de las 01:30, cuando Grazer comenzó a sentir sueño otra vez; últimamente se encontraba demasiado cansado, aunque no sabía porqué. Era bastante normal, todo su día a día estaba cambiando completamente, a veces se dormía tarde, no hacía nada, y eso lo hacía cansar —Quién sabe por qué—.

— Creo que estoy cansado, daddy. Voy a ir a la cama... — musitó, mientras restregaba sus ojos color avellana con las mangas de su camiseta.

  Finn asintió, y el menor se acercó a darle un beso en la mejilla. El mayor, plantó un beso en sus labios, mientras recorría con sus manos la espalda del chico. Jack soltó una risita curiosa, y se separó de él para irse. En verdad estaba cansado, y sabía que no podrían hacer nada por todos los problemas que había tenido.

  Tomó una camisa blanca que encontró en su placard y se metió al baño. El agua de la ducha estaba algo caliente, se sentía muy bien. Pasó el jabón con olor a limón por todo su cuerpo, así dejándolo perfumado con aquel aroma tan delicioso. Se lavó el cabello y salió del baño, mientras se secaba el cuerpo. Agarró unos boxers del mueble y se colocó ambas cosas, para luego secar un poco su pelo con una toalla.

  Se dirigió al cuarto de Wolfhard; despertar allí había sido muy lindo, en realidad. Había dicho que era extraño, pero todo lo contrario. Entró al lugar con aroma a limpieza y alguna fruta —que no podía reconocer aún— y se tiró en la cama cómoda de este. Se durmió rápido, puesto a que el sueño le ganó apenas apoyó su cabeza sobre aquella cómoda almohada, que poseía el olor al cabello de Finn. Estaba durmiendo en el cielo.

 

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2020 ⏰

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𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘'𝐒 𝐁𝐀𝐁𝐘 𝐁𝐎𝐘,⠀⠀fack. [hiatus indefinido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora