Su destino es estar juntos, a pesar de las adversidades, su destino es amarse.
Porque la luz y la obscuridad también pueden llegar a estar juntos.
¦ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ, ɴᴀʀᴜsᴀsᴜ, ɴᴀʀᴜ; ᴛᴏᴘ sᴀsᴜ; ʙᴏᴛᴛᴏᴍ, ᴄᴀᴍʙɪᴀ ғᴏʀᴍᴀs.
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Para Sasuke había sido complicado aceptar su naturaleza desde el inicio. Desde el inicio fue un golpe bajo para él, el descubrir a qué casta pertenecía su lobo y por consiguiente, él.
Sasuke había sido criado como un alfa; dedicado a aprender del reino, siendo guiado por su hermano mayor quien era un orgulloso y fuerte alfa, entrenando desde pequeño en el lugar de entrenamiento donde los niños alfas eran entrenados.
Su olor ya era perceptible desde su niñez, era fuerte, poco común: Menta fresca y café.
Mostraba habilidades para la batalla a pesar de su corta edad, y su atractivo físico aniñado eran el toque perfecto. Todo en él indicaba que sería un fuerte y apuesto alfa en el futuro, llenando de dicha al reino, pues su segundo príncipe también sería un alfa, al igual que su próximo rey, el príncipe Itachi.
De esa manera Anderlegetch tendría dos dignos sucesores de la corona, además de dos fuertes alfas que cuidarán de la manada en caso de que se encontrara en peligro.
El tiempo paso, llegando hasta la edad de trece años, el día de su presentación, donde bajo la cálida luz de la luna, el agua del arroyo cayendo, el sonido de grillos lejanos, rodeado de la naturaleza y del atrayente olor que está poseía, que el príncipe Sasuke se presentó.
Un omega.
El Uchiha menor se había presentado como un omega, causando enorme sorpresa en los habitantes del Reino, en sus padres que confiaban que su hijo sería un poderoso alfa al igual que su hermano, y en él mismo, pues era inaudito pensar que era un omega, esa probabilidad que no existía en su mente, en su futuro, acababa de suceder. Por supuesto, no podía hacer nada para cambiar las cosas, ni tampoco actuar de manera inadecuada, pero su orgullo estaba dañado, creyendo que había decepcionado a todos.
Su olor, antes fuerte, se vio opacado por un aroma un poco más dulce, volviéndose también más complejo, siendo imposible olvidar a quien tuviera la dicha de olerlo; un toque de vainilla, caramelo y un ligero toque de chocolate.
Sus facciones se volvieron un tanto más delicadas, y sus entrenamientos fueron dejados en el olvido cuando su cuerpo sucumbió rápidamente debido al cansancio, impidiendo que pudiera hacer algún movimiento.
Fue complicado dar por sentada la noticia, y aún cuando la noticia fue sorpresiva, todos parecieron tomarse de la mejor manera que su príncipe era un omega. Pues, era la voluntad de la diosa luna, y nadie podría cambiarlo.
Itachi, al enterarse de que su pequeño hermano era un omega, se volvió más protector con él, alejándolo de cualquier peligro al que se viera expuesto. A pesar de que Sasuke alegara que no era necesario, y que podía cuidarse solo, el alfa le había prometido estar siempre para él.
