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Sasuke había hablado con su madre en su habitación acerca de la carta

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Sasuke había hablado con su madre en su habitación acerca de la carta. Al parecer el contenido era el mismo, pero con ligeros cambios en la escritura.

Mikoto le había dicho a su hijo que no se preocupara, pues la situación actual no era algo de lo que debieran preocuparse. Sin embargo siempre debían de tomar ciertas precauciones.

Especialmente si Fugaku decidió mandarlos a ambos a otro reino.

Para Fugaku, a pesar de que Sasuke era su niño y su adoración, era claro que jamás cedería cuando del reino se tratase, después de todo Sasuke no debía involucrarse de más en las decisiones que el tomase y lo sabía bien. Lo tenía prohibido, porque si, podría entregarle a su hijo lo que quisiera, menos poder sobre reino.

Itachi era su heredero proclamado, el único de sus dos hijos en tener verdadero poder. Era uno de los dos alfas a quien más confianza tenía, además de a su general.

No quería darle más poder a Sasuke, él no lo necesitaba. Sabía perfectamente que Itachi adoraba a su pequeño hermano, lo quería proteger a toda costa, y sería capaz de enfrentarse a quien sea. Y para Fugaku, eso representaba un problema; Sasuke podía llegar a ser un tanto inoportuno. Lo entendía, el amaba a su hijo, cumplía sus caprichos y nunca se atrevería a dañarlo, pero también era consciente de que Sasuke representaba un problema cuando de situaciones problemáticas respecto al reino se presentaban.

Era un omega después de todo, y más aun, pertenecía a la realeza.

Si algo catastrófico llegase a suceder, tendrían que protegerlo a toda costa, y tenerlo dentro de las paredes del reino no aseguraban seguridad, incluso si el general Hyuga lo protegía.

Enviar a su esposa e hijo al reino de Wintenthur había sido una medida un tanto desesperada. La situación no lo ameritaba, pero debía estar prevenido.

La carga que había recibido esa madrugada no era un buen augurio, y especialmente si Neji aún no regresaba de su viaje. 

...


Se había dado un baño con ayuda de las omegas que se ofrecieron a ayudar,  no bajo a cenar ya que se sintió indispuesto; sentía que su estómago se revolvía, además de que su felino no dejaba de gruñir desde que se encontró con la nana de Gaara.

Era extraño, pues un malestar se instalo en su cuerpo; una creciente rabia y la posesividad natural de un omega hacia su compañero se instalaban en su ser.

Sus pensamientos lo traicionaron. 

El príncipe Namikaze se hizo presente en su mente; su cuerpo, su aroma, sus ojos, todo de él atraía a Sasuke de forma peligrosa. 

ɪʀʀᴇᴍᴇᴅɪᴀʙʟᴇ ᴛᴇɴᴛᴀᴄɪóɴ | narusasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora