Tres sujetos uniformados y con gafas se encontraban subiendo un ascensor, hasta un piso específico en un edificio algo peculiar. Se trataba ni más ni menos que la cámara de senadores que habían prometido atacar días antes. Alexander junto con sus dos hombres estaban a punto de hacer realidad lo que venían planeando desde hace unos días.
-Bueno caballeros... El momento de regresar lo que nos hicieron. A nuestro estilo.- Inició Alex una breve conversación antes de llegar.
-Hoy marcaremos un antes y un después en la historia del mundo.- Agregó uno de ellos.
-Tienes razón J, no veo la hora de desmembrar a unos cuantos corruptos que nadie extrañará... ¡Hey! en una de esas incluso le hacemos un favor al país limpiándolo de basuras.
-Bastante acertado Eps... Bueno chicos, recuerden: nada de Bosnio ni de Serbio, mientras menos involucremos a esos países mejor, no quiero que los ataquen ahora con alguna clase de bombardeo ni nada similar. Al menos quiero darle tiempo a los habitantes de que se pongan bajo resguardo, al menos la mayoría.- Alexander les recordó el plan: no involucrar a sus patrias por el momento, quería darles el tiempo suficiente para que todos, o en su defecto la mayoría, puedan ponerse a salvo de la inminente guerra, como ya lo había explicado.
-Entendido Alex.- Finalizó Eps justo cuando el ascensor se estaba deteniendo en su destino. Los 3 recargaron sus armas, esperaron que las puertas terminen de abrirse, caminaron unos pasos para analizar el perímetro con un vistazo rápido y, cuando estaban listos, abrieron fuego contra todo y todos dándoles apenas tiempo a los políticos de gritar por el horror. La seguridad fue lo primero en desaparecer, después algunos otros políticos de importancia que también andaban por ahí de casualidad y dejaron para el último a los senadores, el objetivo principal. La inminente lluvia de balas acabó con la vida de una buena cantidad de ellos, y cuando se aburrieron decidieron ir a cazarlos con sus propias manos ya que así sería "más divertido".
La sangre por poco e inundaba los suelos, y había pintado buena parte de la pared de rojo también, sumado también a todos los muebles totalmente desparramados y destruidos en su mayoría, estaban así debido a que o los usaron para esconderse de los atacantes, o los usaron para defenderse. Las víctimas usaban lo que tenían a la mano para intentar contraatacar, pero para su mala suerte no les sirvió de mucho ya que solamente prolongaban lo inevitable. Al ver que no podrían detenerlos ni nada similar en esta pelea, los restantes optaron por huir. Descartaron rápidamente el pedir ayuda porque todas las comunicaciones estaban caídas y el ejército estaba ocupado en otras cuestiones, demasiado lejos de ellos.
Tristemente tampoco podrían escaparse ya que todas las rutas de escape y salidas de emergencia estaban bloqueadas e inutilizables, estaban acorralados ante una inminente muerte. Se dieron cuenta de todo esto porque el salón de vigilancia, que aún no había sido "limpiado", se los había notificado.
-¡Socorro!- Fueron las últimas palabras de un sujeto con traje, que al parecer huía de algo, antes de que un rastro de fuego aparezca delante suyo, y termine estampándose contra el puño de un joven pelinegro con ojos verdes oscuros. Dicho puño terminó por atravesar el pecho del viejo senador, arrancándole el corazón y estrujándolo hasta hacerlo explotar. El cadáver del tipo rápidamente se desplomó al suelo, y unas risas enfermizas inundaron el ambiente.
-¡Eps, se te escapa uno, atrápalo!- Ordenó un chico cuyos cabellos plateados resaltaban en el luminoso ambiente.
La persona mencionada por él no demoró en atrapar a otro uniformado. El desafortunado había resbalado en un gran charco de sangre, quedando a total merced de sus agresores.
-Últimas palabras, corrupto de mierda.- Dijo otro joven, pelinegro con ojos verdes lima, mientras empuñaba su rifle de asalto ADS a punto de rellenar la cabeza del político con plomo.
-¡Hazlo!- Gritó el que parecía ser el más joven de los tres, mientras le rompía el cuello a otro uniformado. Su amigo acató el pedido, y vació todo el cargador en la cabeza del tipo, dejando salir sus sesos de su cráneo como si fueran una pequeña cascada roja. Habiendo acabado con este sector, se dirigieron hacia los demás para continuar peinando el edificio y que la "fiesta" siga su rumbo.
Media hora después, lo que una vez fue una cámara de senadores pasó a ser una Morgue inmensa. Cuerpos colgados del techo como si fueran suicidas que se ahorcaron, otros destripados como si fuesen vacas que salieron del matadero y algunos simplemente yacían empalados en barras de metal.
Los 3 chicos estaban tomando muchas fotografías de lo sucedido, para el recuerdo quizás, o para algún otro motivo más perverso.
-Excelente trabajo James y Epsilon, los dos, muchas gracias por la ayuda.- Agradeció el chico con cabellos claros.
-No hay de qué Alexander, estamos a sus órdenes.- Dijo el pelinegro de ojos más oscuros, James.
-Para lo que necesites camarada, más aún si se trata de impartir un poco de justicia contra unos cuantos corruptos.- Agregó el otro, Epsilon.
-En serio, no se hacen idea lo mucho que se los agradezco. No habría podido hacer esto sin ustedes.- Álex los halagó un poco, pensó que se lo tenían merecido. Aunque poco les iba a durar el momento de paz, escucharon por las comunicaciones de la justicia que varios camiones de la armada se dirigían allí para intentar acabar con los tres. Y con ellos, al parecer también estaba Santiago en camino para hacerles frente.
-Bueno chicos, lo mejor creo que sería irnos de aquí.- Advirtió James al ver por una de las ventanas la que se había montado afuera.
-¿Ya llegaron? vaya, veo que el servicio de respuesta rápida no tenía ese nombre por nada.- Épsilon no perdió la oportunidad de hacer otro de sus chistes.
-Bueno chicos, suficiente por ahora, las órdenes son evacuar este lugar de inmediato a la zona de rescate, la que queda 25 kilómetros al noroeste. Hasta entonces, si necesitamos comunicarnos usaremos nuestros apellidos ¿entendido?.- Alexander no perdió el tiempo y dictó su siguiente orden. Lo que si, a sus camaradas les extrañaba que haya ordenado una retirada antes que saltar a masacrarlos a todos.
-¿Entendido, Townley y Zaróv?.- Volvió a preguntar. Él sabía que podrían con todo el ejército del país con los ojos cerrados, pero Santiago sería un dolor de cabeza. Lo más factible sería no arriesgarse a nada y salir intactos de allí, esperar a verse las caras en el campo de batalla.
-¡Si señor!.- Afirmaron los dos, dejando a un lado sus dudas.
Ninguno agregó palabra alguna luego de ello, salieron por un escondite subterráneo que daba directamente con un sistema de alcantarillado algunas calles más adelante, lejos del cordón que había montado la policía. Una vez allí, se separaron y tomaron caminos diferentes para evitar llamar la atención.
Menos mal que James y Épsilon se habían separado de Álex, porque justo en ese momento a los dos les llegó una llamada de un número privado, llamada que no atendieron pero sabían muy bien de quién era. Buscaron a ese contacto en sus celulares y le mandaron un mensaje de que ahora no era el momento adecuado para eso, que luego lo llamarían.
Cuando llegaron a la zona en la que se suponía que los iban a recoger, se percataron de primeras que Alexander no estaba. Los dos hicieron un trato y James vigilaría los alrededores en busca de Alexander mientras Épsilon se encargaba de hacer esa llamada.__________
-¿Si?.- Contestó una voz sombría del otro lado.
-Llamaste en mal momento, chico...- Dijo Épsilon.
-No me digas, se cargaron a todos los senadores...- Apenas se podía notar que su voz sonaba un poco dolida.
-Si, no podíamos hacer nada para evitarlo... ¡Debes entendernos, nos cuesta elegir un bando! ¡no es que de un día al otro sabremos a cual de nuestros dos mejores amigos apoyar!.- Exclamó Épsilon, ya algo harto de alguna situación en particular.
-¡Tú debes entenderme a mí, que poco a poco las personas que creía mis amigos me traicionan! y con Álex es lo mismo. Poco a poco varios de sus camaradas más allegados deciden abandonarlo porque se dieron cuenta de que la locura lo encegueció.- El dolor se hizo más notorio en la primera parte, pero luego volvió a ser opacado por aquel sombrío tono con el que comenzó la llamada.-¡Ambos son unos insensatos, empezar una tercera guerra mundial nada más por una pequeña discusión en tu casa!- Épsilon estaba perdiendo la paciencia.
-... Eps...- Suspiró -... Cuando hayas pensado las cosas volveré a llamarte. Por cierto, gracias por el soplo de Željko.-Si, Boss, ya me enteré de que te lo cargaste...- contestó este afligido.
-Extraño los viejos tiempos.- Boss agregó ese comentario de la nada, descolocando un poco a Épsilon.
-¿Eh?.- Preguntó
-Extraño hace algunos años cuando todo era más fácil... Tengo que irme chico, hablamos luego.
-Hasta luego Santiago, cuídate y no hagas estupideces.- No obtuvo una respuesta que ya le habían cortado.__________
Efectivamente, James y Épsilon le estaban jugando a los dos bandos. Resulta que ambos eran muy amigos de los dos contendientes, y enterarse de un día al otro que se iban a batir en una guerra para eliminar al otro les fue simplemente devastador. No podrían elegir ni hoy ni mañana algún bando en específico, y eso era algo que no podrían manejar.
Esperaron 10 minutos más hasta que Alexander llegó, y algo ensangrentado.
-¿Y ahora que pasó Ivanisevic?- Preguntó James.
-Usen los nombres, ya no hay problema. Y nada, en lo que venía me quisieron robar y bue, los tuve que matar.
-Hubieras dejado algo.- protestó Épsilon.
En medio de charlas triviales y futuros planes, lograron matar el tiempo necesario para que su helicóptero pueda rescatarlos de allí y los lleve a casa.
En el camino, notaron al bosnio más apagado que de costumbre, con la mirada gacha e inexpresiva. Pero sabían bien que en esos momentos era mejor no molestarlo, fue por eso que lo dejaron en lo suyo el resto del camino.Mientras tanto, en una casa había una chica que estaba haciendo un karaoke con una canción que a ella le encantaba. Se la estaba dedicando a su novio en intentos de levantarle los ánimos ya que desde hacía horas que lo veía así de inexpresivo. Intentó de todo, y esta era una de sus últimas cartas antes de darse por vencida.
-Hayaku kizuitehoshii no ni.- Era un opening de un anime que a los dos les gustaba, y su angelical voz quedaba muy bien para cantar ese tema. Luego de un incómodo silencio, ella habló.
-¿Y, mi amor, te gustó?- Preguntó la peliblanca con una sonrisa.
-Si, me gustó muchísimo. Pero hace rato que vengo diciéndote que no te esfuerces por nada, es algo que debo manejarlo yo...- Santiago se volteó en su asiento y le dió la espalda a su novia, la cual se dio por vencida y se fue al cuarto que compartían los dos para desahogarse de alguna manera.
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The men who sold the world
Fanfic(El título no es una referencia a la canción de David Bowie) La muerte es un proceso muy doloroso, para los seres queridos de la víctima claro. Es difícil superar la pérdida de algún ser querido, así sean hijos, padres, hermanos, primos, tíos, amigo...