Una persona para sobrevivir [Luzuplay, Rubegetta, Wigetta, Rubelangel]

Capítulo II

Vegetta 777

Desperté en un claro rodeado por unos cuantos zarzales al otro lado de un lago, los árboles tenían las hojas con pigmentos amarillentos y anaranjados que trasportaban al ambiente a una temporada otoñal, me levante apoyando mis manos en el fresco césped sintiendo como algunas hojas caídas crujían ante la fuerza liberada que les cedía, mire el paisaje que se cernía ante mí, no había manera de describir el lugar sin caer en lo romántico. Me encamine hasta la orilla del lago de vez en cuando me sostenía con los árboles pues me sentía un poco mareado pero por alguna razón inexplicable no me sentía con miedo, como si algo en mi me dijera que todo estaba bien y que aparecer en mitad de un bosque era completamente normal, al llegar al cuerpo de agua me apoye en una roca que estaba entre el agua y la tierra; me deslice sobre de ella para poder sentarme en la arena de la orilla, metí apresuradamente las manos en el agua y haciendo un cuenco con ellas tome un poco que después acerque a mis labios para beber y satisfacer la sed que de un momento a otro había nacido en mi ser.

Una ráfaga de viento me impulso hacia enfrente logrando hacer que por una fracción de segundos viera mi reflejo en el cristalino lago, me quede impactado con la imagen y sin poder creerlo me asome nuevamente pero con mas lentitud esperando que lo de hace un momento solo hubiera sido una ilusión, pero no fue así el reflejo mostraba a un muchacho de negros cabellos peinados ligeramente hacia atrás con unos cuantos mechones cayendo sobre la frente, sus ojos que al mismo tiempo eran los míos eran de un morado intenso y mi piel era mas blanca de lo normal, vi entonces mi cuerpo el cual solo vestía un pantalón morado con varias bolsas de botón y unas botas negras de casco. El impacto de mi imagen me hizo entrar en un estado de pánico que jamás había experimentado, me intente levantar pero el miedo y excitación del momento me hizo caer de nuevo en la cálida arena las manos me temblaban y todo mi ser comenzó a colapsar en confusión, entonces vino a mi mente las imágenes de la noche anterior, de mi y Rubius asustados viendo su ordenador, los símbolos extraños flotando alrededor de nosotros y como al final de aquella escena ambos nos desintegramos.

—no puede ser esto verdad—dije en un susurro empujándome hacia arriba y sosteniéndome de la roca de mi costado—no es verdad es un sueño, estoy soñando.

Me abofetee tan fuerte que al hacerlo me impulse al agua y caí en el lago de mi lado, el agua me cubrió por completo pero no porque el lugar era profundo sino más bien porque caí como plancha sobre ella, el frio envolvió todo mi cuerpo e instintivamente me levante y salí corriendo a un lugar donde el sol estuviera dando de lleno, al llegar a la pequeña explanada me detuve y comencé a mirar en todas direcciones a lo lejos vi una especie de árbol gigante que me recordaba mucho a la casa de Willy en Karmaland y más cerca de mi vi una mansión blanca muy bonita idéntica a la de Rubius en la serie, me sentí aliviado pero al mismo tiempo asustado por lo que estaba pasando era una sensación extraña en mi cuerpo. Corrí entre los arboles hasta llegar a la puerta, golpee insistentemente la puerta y al no tener respuesta de dentro, intente abrir sin más encontrándome sorpresivamente que esta no tenía puesto el cerrojo.

—¡Rubius! —grite asustado y me dirigí a las escaleras que daban al segundo piso donde me vi en su salón todo decorado como lo había dejado en su ultimo directo, al no verlo ahí subí hasta el ultimo piso y lo busque en su habitación, lo encontré tirado de largo a largo sobre la cama.

—Rubius despierta, ¿qué estápasando?

—Vege que dices, déjame dormir joder que anoche me desvele anda vete a jugar o no sé qué, pero déjame...—dijo adormilado empujándome de forma perezosa para que me quitara de encima suyo pues al parecer sin darme cuenta me tire sobre su cama al verlo.

—Rubén que no estamos en tu casa, bueno en la de España estamos en otro lado y no sé qué está pasando—insistí moviéndolo un poco para que se despertara bien.