•La historia de como Jin lleva doce años echándole pichón a la vida•

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El narrador que narra pue', activensen.

Jin era un niño tranquilo... Era lo que definitivamente la sociedad describiría como "un niño bueno".

Había nacido en una buena familia pudiente. No era malcriado a diferencia de la gran mayoría de los niños con estatus social, hacía todo lo que sus padres le pidieran muy a gusto y sonriente, y no era la excepción con su familia. Era un niño tierno y inocente, con ese tipo  ilusiones parecidas a ser astronauta, tal vez presidente o un unicornio si la vida podía ser más amable con él.

No fue diferente cuando sus padres le informaron que dejarían Corea para ir a un país de un continente del cual aún no conocía el nombre. Accedió a empezar a ir a clases de español sin rechistar, y así fue. Lastima no le fueron de mucha ayuda.

Tenía solo seis años, no tenía voz ni voto en esa decisión. Pero aun así, el pequeño se preguntaba qué iba a ser de su amada familia... para él no era opción dejarlos a todos e irse. Pero por más que llorara entendió que esa no era la respuesta y que tampoco llegaría a nada con acciones tan vagas como esas.

Sus padres estaban decididos a dejar Corea y él no podía hacer nada para impedirlo.

Los jóvenes señores Kim al informarles a sus familias de su reciente decisión no tuvieron más que respuestas negativas, todos y cada uno pensaban que estaban locos, la primera vez que sus dos familias estaban de acuerdo en algo a la vez. De alguna manera pensaron que no serían capaces de dejar su país para ir a uno al que apenas era conocido, y capaz y habían encontrado por mera casualidad, y menos se llevarían a el aún pequeño Seokjinnie, ¿o sí?.

Por otra parte, Seokjin ya estaba arraigado con las costumbres de Corea, ¿qué sería de él sin sus amados palillos, o su playa favorita en Busan?. Eran preguntas frecuentes en la cabeza del niño, quien estaba seguro de que todo iría para mal. Sus abuelos le habían comentado lo impertinentes, mal educados y infinidad de cosas más que tendían a ser los occidentales, obviamente con intenciones maliciosas y con una que otra mentirilla, pero a los ojos de ese Seokjin se lo decían porque lo amaban y querían verlo feliz. Aunque tuvieran que meterle cosas en la cabeza, tratarían de mantenerlo con ellos.

Faltando poco para irse sus padres tomaron la decisión de empezar a adaptarlo un poco, empezaron con cosas simples como decirle que a diferencia que Corea no era bien visto comer y hablar con la boca abierta, o hacer ruido al hacerlo. Subieron un escalón con los alimentos, ellos habían probado la comida de ese país y estaban encantados con el sabor de estos, le dieron a probar diferentes alimentos, arepas, empanadas, postres e hasta incluso algunas golosinas.

Se podía decir que Jin amaba los Cocosettes desde antes de pisar el país donde eran elaborados.

Decidieron probar suerte con el español, el niño ya llevaba semanas en el curso en el lo habían inscrito sus padres, ellos creyeron que este lo había ayudado a progresar, no tenían idea de que después de la tercera semana su maestra solo lo dejaba jugar con los juguetes que traía en su mochila mientras ella veía algún drama.

Ya no podían hacer mucho, consideraron la opción de inscribirlo en otro curso, incluso intentaron contactar a la señora Yeo, la cual les había enseñado en un pasado cómo hablar español, pero la dificultades eran muchas; una de ellas era el simple hecho de que ella se había trasladado a Seúl hace algunos años ya, y no tenían idea del paradero de la señora. Además, si sus cálculos no fallaban y la suerte aún seguía del lado de su alguna vez maestra, tendría al rededor de unos sesenta y cinco años. No la creían capaz de seguir dando clases, pero la señora Yeo que alguna vez conocieron seguiría bailando todos los domingos, sonriendole a las adversidades y diciendo "¡Enhorabuena!" cada vez que le fuera posible.

Falta e' Fororo | Jung HoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora