Capítulo 5: La desaparición

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Estaba sentada junto a la agente 007 en el pasillo frío y vacío pasillo de la sala de espera. La agente 001 estaba dentro de esa habitación, miles de preguntas rondaban mi mente: <<¿Qué le habrá pasado, quién le hizo esto, dónde estaba cuando ocurrió aquel espantoso suceso?>>.
Decidí levantarme e irme a la sala de baños, al entrar solo me puse a llorar.
<<Todo esto era culpa mía>>
Repetía mi subconsciente.
Me encargaron líder y al cuarto día ya había dejado que le hicieran daño a una compañera.
Después de estar no sé cuánto tiempo sentada en el suelo húmedo haciéndome bolita decidí levantarme, mojarme la cara para que Jennie no notase mis lágrimas e irme de nuevo con ella. Que pena que no ocurrió así.
Al mirar en el espejo vi una sombra detrás mía, mis cinco sentidos se activaron y volteé a ver a esa persona.
-Hola agente Rosé
-¿Quién eres? -Mi voz ya no estaba rota, solo era firme.
-¿Yo? Llámame el chico más guapo del mundo. -Rió por su comentario.
-Hablo enserio, ¿Quién eres?
-Yo no te lo diré, ni ellos tampoco.
-¿A que te refieres con...?
Sentí unas manos agarrándome y otras tapándome la boca con un paño húmedo, a partir de ahí solo lo vi todo negro.

Me desperté atada en una silla de madera, estaba confusa y mareada al mismo tiempo.
¿Dónde estaba, quiénes eran?
Decidí cerrar los ojos con fuerza rezando porque esto fuera un sueño, que desgracia la mía, no lo era.
-Vaya, vaya, vaya... Agente Rosé, ¿Cierto?
-Tú...
Era Lalisa Manoban, podía reconocer en cualquier sitio a esa mujer delgada y con su máscara blanca.
Mi mandíbula se tensó, mis ojos destellaban furia y tenía ganas de matarla. Matarla por las miles de vidas que ella había asesinado, por hacerle eso a la agente 001 porque aunque no tuviese pruebas sabía que ella tenía que ver.
-¿Por qué tan enfada, princesa? -Me cogió del mentón.
-¿¡Princesa!? -Hice una mueca de asco. Ella solo se rió.
-Escucha puedes obedecerme por las buenas o por las malas.
-No pienso obedecerte.
-¿Ah, no? Creo que no me estás entendiendo. ¿Sabes quién soy?
-Sí. Pero no te tengo miedo.
-Ya... Que lastima que no te crea. -Sacó una cuerda y me lastimó en toda la mejilla.
-¡Ay! -Sonrió Lisa, creo que disfrutaba hacerme daño.
-Que pena que esto no me haya hecho reír, y eso es raro. Todos mis ataques hacia otra persona me hace reír. Supongo que a ti no te quiero hacer daño. -Se sentó en el suelo aún quedando en frente mía.
No sabía a qué se estaba refiriendo y tampoco me importaba, al fin y al cabo sé que todo lo que sale de su boca son mentiras.
Chasqueó los dedos, dijo en voz alta "Jungkook, ven." Un chico apareció en ese instante, Lisa se levantó y se fueron de está habitación, yo solo me quedé mirando como se iban y me dejaban sola.
Cerré los ojos, pensando en como desatarme y salir de aquí. Hasta que por fin se me vino una idea, acababa de recordar que tenía una pequeña navaja suiza en el bolsillo derecho de mi pantalón. Con mi mano que ya estaba en la parte de la guarnición de la silla intenté sacar la navaja, después de miles de intentos logré sacarla. Corté una pequeña parte de la cuerda, podía mover ligeramente ya mi mano, después de desatarme completamente el brazo pude hacerlo con el otro, así, logrando desatarme por completo. Al levantarme me fui discretamente a la ventana de mentira que daba con otra habitación, ya no estaba en la misma sala, pero más me vale salir de aquí si no quiero morir.
Escuché el sonido chirriante provenir de la habitación donde estaba, rápidamente me escondí detrás de un cajón, contenía la respiración porque si la dejaba salir me descubrirían de la fuerza que tenía mi respiración por el miedo.
Volvió a sonar el sonido, se habría ido. No salí del escondite hasta que no oí los pasos alejándose.
Salí de mi habitación y me fui por esa misma puerta.
Ya estaba en el pasillo, era gigantesco.
Tragué saliva, respiré tranquilamente para estar más calmada y caminé con discreción.
Escuché unas voces, más bien risas.
Me puse pegada en la pared para que no me viesen, una tenías una copa de vino en la mano y la otra un puro.
-Bueno ya tenemos casi todo listo para que Justin Trudeau se una.
-Sí, ¿Quién diría que el mismísimo presidente de este país quisiera unirse?
¿¡Cómo!? El presidente de Canadá en una... Encendí el grabador de bolsillo que tenía en la riñonera.
-Pero... No lo entiendo
-¿El que no entiendes?
-¿Cómo podemos asegurarnos que el presidente nos quiere jugar una mala pasada?
-¿No te sabes el plan?
-¿Que plan?
-Desde luego, como siempre eres una insolente
-¡Hey!
-Escucha, Lisa le pedirá dinero como siempre hace, cuando tenga suficiente dinero que será el mismo día que se lo pida lo matará.
Mis ojos se abrieron como platos, mi cerebro acababa de explotar.
No tenía ni idea de lo que estaba pasando.
Si Justin Trudeau quería estar en la secta, ¿Por qué le pidió ayuda a IU, estará obligado, que objetivo tiene? De pronto sentí una mano en mi nuca y volví a notar un trapo húmedo en mi boca. Llegué a escuchar un susurro inauditible que llegué a reconocer.
-No debiste escaparte. Ahora lo haremos por las malas.

Continuará


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