Capítulo 6:

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Narra Jennie:
Miré el reloj de mi móvil, Chaeyoung se había ido hace más de un cuarto de hora y no volvía, me fui un momento al baño para ver si estaba.
Al entrar no la vi, todas las puertas de los servicios estaban abiertas así que era imposible que ella estuviese haciendo sus necesidades. ¿Donde demonios está?
Volví a la sala de espera, marque su número varias veces y lo único que me salía era el put0 contestador automático, le dejé un mensaje.
Después de esperar por varios minutos más una enfermera salió de aquel cuarto. Me levanté inmediatamente de la silla y con voz dulce me dijo que la agente 001 estaba bien, una sensación de tranquilidad se posó en mi cuerpo, pero ahora no podía quedarme quieta, necesitaba saber e investigar quién fue el desgraciado que le hizo eso a mí Jisoo.
Fui donde estaba Jisoo, dormida en la camilla y el sol del amanecer decoraba la ventana. Aunque estuviese tapada con la manta ya me podía imaginar que estaría vendada por el abdomen, tenía una tirita en la mejilla y la herida del labio ya estaba curada.
Puse un taburete al lado suyo, le cogí la mano y mientras admiraba su angelical rostro me quedé dormida en los brazos de Morfeo.

Narra Lisa:
Después de contarle lo que yo quería decirle él me empiezo a hablar sobre un asunto de "suma importancia" pero no me interesaba así que solo hacia como si lo estuviera escuchando, cuando, en verdad, lo estaba ignorando. De pronto una voz me susurró. Dejé de conectar con el mundo real y ahora estaba hablando con "esa persona".
-Lisa
-¿Que?
-Rosé se escapó.
En ese momento abrí de nuevo los ojos, me picaban y la cara de Jungkook hacia que me preguntase un par de cosas.
-¿Por qué me miras así, acaso tengo monos en la cara?
-Bueno... Monos no pero tus ojos se han vuelto azules.
-¡Mierda! -Me tapé la cara, siempre que hablaba con un espíritu se me volvían azules. Si Jungkook supiera que no le he echo caso me mataría.
-¿Ocurre algo hermanita? -Me preguntó Jungkook preocupado. Tenía que contarle la verdad, debo admitir que me da pena verlo así.
-Estaba hablando con los espíritus. Perdona -Reí nerviosamente, mis ojos volvieron a su estado normal y el sólo puso cara de conejo enfadado. Se fue sin decir ni mu.
Mientras yo iba a buscar a Rosé.

Caminaba por los pasillos de forma apresurada buscando a esa rubia, aunque estuviera un poco cabreada debo admitir que me gusta esa rebeldía de parte de ella.
Dejé de pensar cuando la vi pegada a la pared con su mano dentro de su bolsillo, me acerqué a ella con sigilo y cuando menos se lo esperó puse un paño con cloroformo en su boca.
Le susurré y se durmió.
La cargue a estilo princesa y me fui a la sala donde estábamos. 

9:00am

Ahora mismo me ubicaba en la biblioteca, la agente 001 estaba en el hospital y no tenía ni idea de dónde estaría la agente Rosé así que decidí venir aquí para ver si tenían algún libro de espíritus y descubrir más sobre aquellos seres, estuve buscando un libro de esos durante un cuarto de hora hasta que vi uno, era un libro con la tapa negra y la portada era la misma estrella que la que vimos Chae y yo en el suelo del callejón del norte.
Lo cogí, me senté en una de las mesas y comencé a leer.
El libro decía cosas interesantes y bastantes cosas macabras, todo era negatividad pero despertaba curiosidad.
Todo iba bien hasta que pasé una de las páginas, no tenía sentido lo que decía la siguiente página. Volví a leer la otra y está y aún así no encajaba.
Miré el número de página y comprendí el porque no encajaba.
De la página 656 pasaba a la 666.
Hablé con la bibliotecaria y le pregunté si tenía otro libro igual a este o parecido.
-Lo siento jovencita, no tenemos ningún tipo de libro más así -Habló aquella mujer de pelo castaño.
-Oh, vaya. ¿Sabes si hay alguna librería aquí cerca?
-Claro. Pero no está muy cerca que digamos -Me informó la señora morena de que desde aquí hasta 45 minutos había una librería.
Puse el GPS en mi teléfono y me fui a buscar esa librería.

Volví a ver esos ojos oscuros abriéndose poco a poco.
-Buenas~, ¿Que tal la siesta?
-No puede ser...
-Sí puede ser princesa. De hecho, lo es. -No puedo llegar a creer que me hayas atado de nuevo a la silla.
-Ya, pero este sitio es el único lugar donde no nos pueden escuchar. A parte, ya no te podrás escapar. Te he quitado tu riñonera, tu móvil y tú navaja.
Ella frunció el ceño, hinchó sus mejillas a lo cual me recordó a una ardilla, sonreí a mis adentros.
-En fin, que remedio. Ya te avisé, lo has querido hacer por las malas, pues hagámoslo por las malas.
Sin previo aviso agarre sus mejillas y comencé a besar apasionadamente sus labios, ella no correspondía.
Me separé de ella lentamente y vi que estaba totalmente roja y los ojos abiertos como platos.
-¿Que fue eso...? -Dijo en un susurro.
-¿Ya te has puesto así con un beso? Mejor no sepas lo que te voy hacer ahora mismo.

Continuará

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